Sin exclusividad
Una joven rubia sentada en un bar, con un trago en una mano y dos botellas ya vacías a su lado, no eran la mejor combinación, mucho menos si delante de ella veía a la que se supone es su "pareja" besándose con otra chica.
La rubia apretó la mandíbula y a pasos torpes caminó hacia aquella chica castaña que se encontraba devorando el cuello de una desconocida. —¿Qué crees que haces?— La castaña se quejó al sentir como su cuerpo era alejado de la desconocida, al ver que se trataba de Sana solo se limitó rodó los ojos y proseguir con lo suyo. —Te hice una pregunta— la desconocida se separó de la castaña y haciendo un mohin se alejó.
—¿Qué te pasa Minatozaki?— su rostro y voz denotaban furia.
—Eso me encantaría saber Tzuyu— espetó —Se supone que venimos juntas, ¿Solo para eso me invitaste? ¿Para ver cómo te comes la boca con cualquiera que se te acerqué?— La taiwanesa soltó un risa bastante burlona, e hizo enojar más a la nipona —¿Qué te causa tanta gracia?
—¿Así que es eso?— el tono de burla en su voz era lo que la nipona más detestaba—¿Estas celosa?
—No— respondió determinante —Se le llama respeto, tú me invitaste.
—Minatozaki, tú yo— se apuntó a ambas con el dedo índice —No somos nada, ¿Lo entiendes?
—¿Cómo es posible que digas eso cuando hemos pasado muchas noches juntas?
—Tú lo has dicho, solo han sido noches— la castaña realmente no entendía por qué la rubia estaba tan molesta —Sana, no somos exclusivas.
—¿A qué te refieres?
—Yo puedo besar a quien quiera, nosotras solo compartimos noches de placer y ya.— dijo sin sentimiento alguno —Y tú también haz lo mismo, mirá allá— apunto a un chico en la barra —¿Por qué no vas y te besas con él? No ha dejado de mirarte desde que llegamos.
—Eres una idiota, vete al diablo.
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—Entonces, ¿te dijo que no son exclusivas?— su mejor amiga le preguntó. —Es una imbécil.— cerró con un poco de fuerza su casillero y se recargó sobre él.
—Lo sé— respondió la rubia —Momo, ¿crees que debería hablar con ella?
—¿Y qué vas a hablar? Todo está claro, ella no te quiere, solo le gusta pasar el rato contigo.— la rubia se sintió herida —No me mires así, ustedes nunca han salido formalmente, piénsalo.
Su amiga tenía razón, desde el principio nunca tuvo en claro lo que tenía con la taiwanesa, en realidad sólo habían tenido sexo un par de veces, solo se tenían relaciones y adiós, era como una rutina, hacerlo y luego dejar de hablar.
—Aff— La rubia suspiró pesadamente.
—Hablando de ella— su mejor amiga señaló a la taiwanesa que aprisionaba a otra de las chicas del instituto contra la pared mientras coqueteaba deliberadamente.
—Vamonos de aquí Momo.— dijo dando media vuelta para volver a su salón de clases.
(..)
—Te divertiste mucho en receso, ¿verdad?— la nipona preguntó un tanto irritada a la castaña que estaba a lado suyo con el cuerpo apenas cubierto por un par de sábanas.
—Si— respondió —Muchísimo.
—Eres una imbécil.
—Sana, te lo he dicho más de una vez— la castaña la miró directamente a los ojos —No nos metamos en la vida de la otra.
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...
Está historia será corta.