Luna aseguró la venda alrededor de la mano del chico, levantando su mano y poniéndola en la frente del chico. Ha pasado una semana desde que lo habían encontrado, y aún no se había levantado. Supuso que estaría muerto ahora, pero no mostraba signos de fiebre. Suspirando, se levantó, cogiendo las vendas ensangrentadas de la mesa y llevándolas afuera para el campo de fuego. Después de encender el fuego, volvió adentro para hacerse el desayuno. Justo había entrado a la cocina cuando escuchó un ruido en el salón. Su mano cogió la pistola del chico mientras entró al salón. El chico estaba despierto, de espaldas a ella mientras miraba por la ventana. Una baldosa del suelo crujió cuando dio un paso, haciendo que el chico se gire rápidamente.
"¿Quién eres?" Preguntó el chico, tocando la funda que tenía en su pierna. Miró hacia abajo antes de devolver la mirada hacia Luna. "¿Dónde está mi pistola?"
"¿En serio? Entras en mi casa, te duermes en mi sofá, te arreglo las vendas, ¿Y la primera cosa que preguntas es por tu pistola?" Dijo. "Me llamo Luna, y tienes suerte de que te haya ayudado. Unos días más y esa herida infectada te habría matado." Estuvo en silencio por unos momentos.
"Gracias por salvarme mi vida." Asintió. "Me llamo Carl."
"Encantada de verte en el mundo de los vivos. Has dormido durante una semana." Dijo, dejando la pistola caer. "Honestamente no sabía si estabas muerto o no." Se giró dirigiéndose a la cocina. Escuchó sus pesadas pisadas detrás de ella, y le vio en la puerta mientras hacía algo de comer. "¿Que te ha pasado a ti?"
"Mi grupo y yo fuimos atacados." Dijo. "Fortificamos una prisión, llevábamos un año viviendo allí. Había otro grupo que secuestró a algunos de nuestra gente así que fuimos a rescatarlos, y acabamos destruyendo su campamento. Su líder formó un nuevo grupo, y nos atacó. Voló la prisión con un tanque y un montón de caminantes entraron. Por poco no salgo vivo, honestamente."
"Espera, ¿Un tanque?" Alzó sus cejas antes sus palabras, y él asintió. "Dios, sabía que estaba mejor sola." Negó con su cabeza ligeramente. "Alguien, um, ¿Alguien de tu grupo sobrevivió?"
"No lo sé." Miró hacia abajo. "Pero tengo que volver, por si alguien ha sobrevivido."
"Si lo hicieron, dudo que sigan allí." Dijo. "A parte, tienes que sanar. Te has hecho bastante daño." Le tendió un bol, y él lo aceptó. "Lo hice lo mejor que pude, pero no sé mucho." Él la siguió mientras ella entraba al salón. "Mi madre era enfermera, no creo que esté muy mal."
"¿Que le pasó?" Preguntó mientras se sentaba. Luna suspiró.
"No estoy segura." Contestó. "Ella eh... No era la mejor persona, ¿sabes? Fue a la cárcel por robar drogas del hospital y luego venderlas. Pasó algunos años antes de todo esto. Luego, fui a vivir con mi padre en Virginia. Supongo que está muerta, pero no lo sé."
"¿Y tu padre?" Preguntó.
"Probablemente esté muerto también." Ella asintió. "Mi madrastra estaba muy enferma al principio. Tenía cáncer. Aprendió a darle quimo para mantenerla viva, pero nos estábamos quedándonos sin medicinas por lo que fue a buscar más. Fue en vano, porque mi madrastra se suicidó unos meses después de que él se fuera, estaba convencida de que estaba muerto. Estoy sola desde aquella." Se encogió de hombros mirándole, "¿Y tú?"
"Mi madre murió dando a luz a mi hermana cuando llegamos a la prisión." Miró hacia delante. "Yo- yo la maté para que no se convirtiese. Mi padre estaba allí, en la prisión, pero no le vi cuando me fui. Espero que esté vivo."
"Siento lo de tu madre." Dijo y la miró. "Yo... yo tuve que haber matado a mi madrastra, sé que tuve que hacerlo. Pero no pude. Así que la dejé en casa." Asintió." Él asintió. "Esperemos que nuestros padres sigan vivos."
"Y que los veamos pronto."