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Jess
Era un idiota. No podía creer que en realidad dijo eso. Luke's estaba vacío cuando entró. Todo el mundo en el pueblo estaba de picnic y toda esa mierda. Subiendo las escaleras hacia el apartamento compartido entre él y Luke, deseó poder correr y decirle a Cassie cuánto lo sentía. Cómo no quiso decir lo que dijo.
Jess abrió la puerta y la cerró de golpe detrás de él antes de dirigirse a su estéreo. Deslizándose en un cd de The Shins, volvió a cómo tenía que comprar una copia de su primer álbum.
Cuando le dio a Cassie el suyo y le dijo que tenía otro en casa, mintió. Jess solo pensó que, dado que le gustan tanto, podría tener su copia. Además, siempre podía comprar uno nuevo.
Subió el volumen al máximo, seguro de que molestaría a los vecinos que tuviera. Agarrando un libro de la pila sobre la cama, se acercó a la ventana.
Dios, odiaba este pueblo. Lo odiaba aún más ahora que Cassie obviamente estaba enojada con él. Ante él estaban los diversos chiflados de Stars Hollow teniendo su pequeño almuerzo perfecto con sus pequeñas citas perfectas.
Podía distinguir débilmente a Luke y Lorelai comiendo algo en la glorieta. Pero lo que realmente hizo que sus ojos se quedaran allí fue el hecho de que allí estaba esa figura inconfundible sentada en el césped.
Su cabello oscuro ondeaba ligeramente con el viento. No podía verla con claridad, pero sabía que sus ojos verdes debían haber coincidido con el color de la hierba. Dios, cómo podía decirle esas mentiras a alguien tan hermosa como ella.
Casi olvida por qué estaban discutiendo. Casi. Allí, frente a ella, se sentó Tristán, y todo lo que dijo volvió a él. ¿Por qué tuvo que venir? ¿Solo porque? Trató de hacer algo bueno y pasar algún tiempo con ella.
Entonces ese tipo aparece y arruina por completo sus planes. No solo eso, lo hizo parecer barato frente a ella. Jess sabía a ciencia cierta que no tenía cien dólares para gastar. Pero seguro que habría seguido pagando si no fuera porque Cassie le dijo que no lo hiciera.
Jess observó mientras le decía algo antes de que ambos se pusieran de pie. Dijeron unas pocas palabras antes de que ella lo acercara para abrazarlo. Se sentía como si Jess estuviera lista para matar al tipo en ese mismo momento. Habría ido directamente a la plaza del pueblo y lo habría matado con uno de los cuchillos de César.
No le gustaba que le importara tanto lo que le pasó a ella. Ella era solo una amiga. Ella lo había dejado perfectamente claro. Lo que no entendía era por qué le afectaba tanto. ¿Y qué si él era solo su amigo?
Decidiendo que ya estaba harto de mirar por la ventana, regresó a su cama y comenzó a leer. Pero no pudo concentrarse en las palabras de bienvenida habituales de Ernest Hemingway. Parecía como si todas las letras de la página dijeran 'Eres un imbécil'. Bueno, no se equivocaron.
Jess todavía no entendía por qué decía esas cosas. Es como la tercera vez que piensa en ello en los últimos diez minutos. Si fuera alguien más que él supiera, no le habría dado un segundo pensamiento. Pero esta era Cassie, su Cassie. Su amiga.
Sabía por la expresión de su rostro que estaba herida. Incluso si no lo hubiera hecho, sus palabras definitivamente se lo habrían dicho. Pero no pudo evitar lo que dijo. Era como si su boca siguiera moviéndose pero su mente se quedó muerta.
Si leer no iba a ayudar a dejar de pensar en ella, entonces solo le quedaba una cosa por hacer. Dormir. Pero entonces, cuando duermes, sueñas. Y sus sueños no siempre son los mejores. Aprovechando sus oportunidades, Jess cerró el libro y lo coloco a su lado. Apoyó la cabeza en la almohada y cerró los ojos. Sin embargo, tenía una cosa en mente mientras se quedaba dormido.
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Servir café a los residentes del pequeño pueblo no era como él quería pasar su mañana de domingo. Pero él y Luke tenían un arreglo y le proporcionó algún tipo de asignación.
Cuando se dio cuenta de que Taylor estaba esperando en la mesa con los ojos puestos en Jess, dejó la taza de café y agarró su libreta.
—¿Qué quieres?— Espetó, no de muy buen humor hoy.
Taylor suspiró ante su estado de ánimo infeliz. —Bueno, hola a ti también— dijo decepcionado por su mal humor. —¿Te estás manteniendo fuera de problemas?
Jess le dirigió una sonrisa falsa. —Sí, Danny Tanner desearía tener un hijo como yo.
—¡Lo digo en serio! Somos una comunidad muy unida que...
Jess lo interrumpió. —¿Vas a ordenar o no?
Taylor le envió una mirada sorprendida. —¡Ahora, joven, no había terminado!
—No me importa—respondió Jess con indiferencia. —O me dices tu pedido o sigues hablando y vuelvo con un bate de béisbol.
Mirándolo con escepticismo, como si Taylor se preguntara si Jess realmente regresaría con un bate de béisbol. —¡Luke!—Taylor llamó a su tío detrás del mostrador. —Pon tu servidor en orden.
Luke miró al alcalde de la ciudad. —Cállate, Taylor.
Su tío fue y tomó a Jess por la manga y lo arrastró detrás del mostrador. Luke lo miró con el ceño fruncido y los brazos cruzados. —¿Qué demonios te pasa?
—¿Qué?
—¿Alguna vez has oído hablar del servicio con una sonrisa?
Jess lo miró con una mirada en su rostro. —Nunca te he visto sonreírle a nadie en este restaurante—Él replicó. —Y creo que deberías estar feliz de que no volví y golpeé a Taylor con el bate de béisbol en ese mismo momento.
—¿Tu que?
Jess asintió. —Sí, en lugar de hacer eso, le di un aviso.
—¿Por qué estás de tan mal humor hoy?
—No sé de qué estás hablando—mintió mientras pasaba junto a Luke para dirigirse al piso de arriba.
Luke lo agarró del brazo antes de que pudiera abrir la cortina. —No he terminado de hablar.
—Wow, esa es la segunda vez que alguien me dice eso hoy y solo son las diez. Tienes suerte de que no estoy agarrando mi bate de béisbol.
Luke se pasó la mano por la cara. —Jess, lo digo en serio.
—¡Yo también!—Él replica. —Tengo uno justo arriba.
Su tío estaba a punto de decir algo cuando sonó la campana encima del restaurante. Ambos giraron la cabeza para ver quién había entrado. Jess realmente deseaba no haberlo hecho.
Sus ojos se encontraron con los verdes de Cassie e inmediatamente se dio la vuelta. Ni siquiera se dio cuenta de que Rory estaba allí con ella. Instantáneamente, trató de mirar a cualquier lado menos a su mesa.
Luke, que había notado la mirada en el rostro de los dos adolescentes, entendió perfectamente por qué Jess estaba actuando de la manera en que lo hacía. Miró a su sobrino y lo empujó hacia el almacén antes de cerrar la puerta detrás de ellos.
—¡Oye!— Jess protestó cuando Luke encendió la luz.
—Es por ella, ¿no?
—¿Quién?—Preguntó, haciéndose el tonto.
Luke le espetó, claramente irritado. —Cassie, se trata de su pelea, ¿no?
—¿Qué pelea?—Mintió mientras apretaba la mandíbula.
—Para.—dijo Lucas. —La pelea que te hizo parecer un cachorro lastimado cuando la mirabas.
—¿Escuchaste la pelea entonces?—Jess pregunta, harta.
Luke reajusta su gorra de béisbol antes de hablar. —Creo que los escucharon a todos en México.
—Eh, supongo que no fuimos lo suficientemente ruidosos para llegar a Australia.
Hizo caso omiso de su comentario. —Entonces, ¿de qué se trataba?
Jess inclinó la cabeza hacia un lado. —Pensé que nos escuchaste.
—Sabes a lo que me refiero—reformuló. —¿Por qué estaban peleando?
—Voy a atender tu negocio—evade mientras se dirige a la puerta.
Luke lo detiene con una mano en su pecho. —No voy a dejar que te vayas hasta que me digas lo qué pasó.
Jess puso los ojos en blanco. —Caray, hombre, no estoy en el programa del doctor Phil—Rechina los dientes.
—Jess. Sólo dime lo que dijiste.
—¡Bien!—Él chasqueó. —Le dije que ella no significaba nada para mí—Luke parecía que sus ojos estaban a punto de salirse de sus órbitas.
—¿Tu que?—El exclamó. —¿Tú dijiste eso?
—No lo dije abiertamente, solo lo insinué—Aclaró con una mueca en su rostro. Todo esto lo hizo sentir peor de lo que ya se sentía.
—¿Y ella lo entendió? ¿Lo entendió?
—Bueno, supongo que sí, ya que ella dijo 'vete a la mierda'—Dice con una risa amarga.
Su tío estaba allí, apoyado contra la puerta con una mirada de incredulidad en su rostro. —¿Sobre qué estaban peleando?
—No importa—descartó.
—Por supuesto que importa—argumentó Luke.
Jess mira al suelo con ira. —Bueno, no importa, ya que no me ayudarás a arreglar las cosas con ella, ¿verdad?
—¿Quieres arreglar las cosas con ella?—Luke pregunta, sorprendido de que Jess haya llegado a eso por su cuenta.
—¡Por supuesto que quiero arreglar las cosas con ella!—Jess exclama. —¡Ella es la única persona a la que puedo soportar en este loco pueblo!
—Está bien—dice Luke mientras ella se aparta de la puerta.
Jess lo mira con recelo. —¿Está bien? ¿Terminamos?
Luke asintió mientras abría la puerta. —Pero será mejor que lo hagas bien—advierte antes de salir por la puerta. Dejando a Jess solo pensando en cómo iba a compensar a la chica de afuera.