ANGEL BABY.

Bởi JoseMunelo

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Layla, vive en un pueblo llamado Skyville, donde existen rumores de que cosas un poco extrañas pasan en el fr... Xem Thêm

Aclaratoria.
Prefacio
1."¿Que estupidez cometiste Layla?"
2. "Cuarzos"
3."Mucho gusto, Dash Berlot"
4."Ángeles Caídos"
5. "Un chico lindo, una fiesta y un vecino"
6. "Besos y Cuarzos"
7. "Halloween I"
8."Halloween II"
9."Ausencias"
10."Inocente"
11."Esto es peligroso"
12."La Fiesta"
13."Entre el cielo y el infierno"
14."Sacrificio"
15. "Dos pequeños ángeles"
16. "Hell'S I"
17. "Hell'S II"
18. "La libreta"
19. "Amores para toda la vida"
20. "Mi precioso ángel"
21. "Culpable"
22. "La profecía"
23. "Lazos de sangre"
24. "Angel Baby"
25. "Yo soy tu ángel"
26. "Amores celestiales"
27. "Nuestro ángel"
28. "Pequeño Andrews"
30. "Las Puertas del Infierno" FINAL
Epílogo
Agradecimientos
ESPECIAL: "Navidad entre tus alas"

29. "INFERNO"

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Bởi JoseMunelo


Layla.

—No creas que te dejare arruinar mis planes—dijo ella.

—Esto fue un error.

— ¡Já! Creo que ya es un poco tarde para arrepentirse, pequeña.

—Sal de mi cuerpo.

— ¿Todavía estás dormida? Al parecer sigues soñando.

— ¡Maldita sea! ¡YA DÉJAME EN PAZ!—grite llevando mis manos a mi cabeza.

En ese punto sabía que había cometido un error, recordaba la noche en la que acepté ser una princesa, esa voz que apareció en mi cabeza luego de ello, mi corazón últimamente estaba latiendo más rápido.

"Me levantaba por las mañanas sin saber porqué cuando cerraba los ojos y los abría de nuevo habían pasado más de seis u ocho horas, mi tiempo no me pertenecía y mi cuerpo tampoco.

Hace un día que me ocurrió lo mismo y cuando abrí los ojos me sentía cansada, abrumada y para mi sorpresa estaba desnuda.

Mire a mi alrededor y estaba Bernie sentado en un sofá mirándome.

«¿Como había llegado aquí?», pensé.

Tome unos cojines y me tape el cuerpo rápidamente.

—Bernie ¿Como llegue aquí?

—¿No recuerdas nada?

—No. —sentenció.

La expresión de Bernie me decía que estaba muy sorprendido.

Él suspiró. —Estuviste con Blake, Lay. —hizo una pausa—. Tuviste sexo con él por un tiempo bastante prolongado según cualquier argumento acerca del sexo que haya podido leer.

— ¿Que dices? Estás bromeando, yo nunca tendría sexo con él.

—Si, lo hiciste—Blake apareció cruzando una de las puertas del lugar.

Su cabello caía un poco sobre su rostro y no llevaba nada que cubriera su torso. Bernie se apresuró a pasarme mi ropa, era un vestido rojo que nunca solía usar.

Me vestí rápido y pensé en Dash. Sin embargo, no podía comprender lo que Bernie me había dicho, no lo creía y tampoco quería hacerlo.

Me eché a llorar.

Camine hacia Blake. —Te aprovechaste de mi, maldito—sentía mucha impotencia.

—Claro que no, cariño—sonrió—. Tu querías algo y yo te lo di, cabe destacar que no te importó que Bernie estuviera viéndonos.

Bernie agachó la cabeza.

—No te culpo, supongo que Dash no es perfecto en todo—dijo Blake tumbándose en el sofá donde estaba yo.

—No le llegas ni a los talones—solté.

—Si tu lo dices, cariño.

Salí corriendo de ese lugar y pocos minutos después estaba en el bosque, ya no sentía miedo de estar aquí y no me importaban todos los rumores y cosas que habían podido pasar aquí, no me importaba el hecho de que hubiera sido el lugar donde mi mejor amiga fue secuestrada y asesinada.

Las cosas habían cambiado tanto desde que estaba con Dash, todo era tan confuso y repulsivo y a pesar del amor que él me brindaba no sabía ni siquiera que pensar acerca de él. Todo este tiempo que habíamos pasado juntos parecía una farsa, pudo decirme que era un ángel justo cuando estuve a punto de morir y en el peor de los casos, no podía enojarme con él, algo en mi no me dejaba y su amor era detonante de una serie de sentimientos que me llevaban a desearlo y perdonarlo sin ningún tipo de charla de por medio.

Aquel día que estuve con Brandon en la biblioteca jamás pensé que de verdad todo el caso de los ángeles y demonios fuera real, solo me aferraba a esa mínima esperanza que tenía de encontrar a mi mejor amiga.

Todo lo que ha pasado había hecho que dejara a un lado todo mi ser, ahora estaba compartiendo mi cuerpo con una mujer que quería acabar con las personas del pueblo, se apoderaba de mi sin previo aviso y todo era muy difícil de procesar.

Mi padre... él seguía en casa, en un trance que ella le proporcionó. Intente sacarlo y no pude.

Ahora estaba en medio del bosque y por primera vez sentí cómo quería apoderarse de mi cuerpo una vez más.

—Está vez no me harás a un lado, perra—susurre.

— ¿Estás segura de querer luchar contra mi?

—No estoy luchando, no tengo porque hacerlo ya que este es mi cuerpo y mi alma. La que tiene que empezar a luchar eres tú.

Sentí como mi cuerpo de alguna forma comenzó a cambiar y mis ojos se oscurecieron, se me dificultaba ver, mi pecho latía más rápido y mis sentidos se agudizaron. Cada sonido del bosque llegaba a mis oídos.

—Tendrás que hacer más que eso para deshacerte de mi, engendro—solté y camine de regreso a casa".

Dash corrió hacia mi. —Mi ángel ¿Estás bien?

—Si, son solo dolores que ella me provoca.

La puerta de la habitación en la que estábamos se abrió y Brandon apareció tras ella.

—B. —dije mientras sollozaba, extrañaba tanto a mis amigos.

Cuando me vio se acercó y me abrazó fuerte, sentí como sus lágrimas mojaban mi cabello, podía sentir cada una de sus emociones.

—Lay. —se apartó sorprendido—. ¿Que te ha pasado? Has desaparecido de repente ¿Donde estabas?

—Creo que ahora soy la princesa del infierno, B. —mis lagrimas cedieron—. Descubrí qué hay una profecía que me vincula con una mujer demonio que busca acabar con todo. Al parecer tengo que desencadenar un ejército de espectros para acabar con el pueblo—en lo último trate de sonar sarcástica pero todo era real, mis sentimientos estaban desplomados.

—Eso no pasará—sentenció Dash—. Y tu Brandon me ayudarás a que sea así.

— ¿Princesa del infierno? —inquirió Brandon.

— ¿No te das cuenta de cómo me veo?

—Layla, te veo igual que siempre—soltó Brandon dejándome anonadada.

Dash se quedó boquiabierto. —Mira sus ojos—le indico a B.

Brandon se acercó a mi, sus ojos se conectaron con los míos y estaba segura de que podía estar viendo algo pero su respuesta me dejó aterrorizada.

—Yo no puedo ver nada, solo están tus bonitos ojos cafés.

—Tal como lo pensé, es perfecto—una sonrisa quedó plasmada en el rostro de Dash.

Dash quería involucrar a Brandon en esto y eso no estaba bien y no lo permitiría, no lo perdería a él también. Se que fui a pedirle ayuda a su casa, discutía con sus padres y lo dejo todo para venir conmigo pero no quería esto.

—Brandon no hará nada, solo volverá a su casa y esperará que tu y yo resolvamos esto—me enojaba su decisión, no permitiría que B muriera por mi culpa ya era suficiente con... Anna.

—Lo necesitamos, mi ángel.

—Tranquila, Lay. Si Dash me contacto es porque sabe que sirve de algo mi esfuerzo y si puedo ayudar a salvarte de lo que sea que te quiera hacer daño, lo haré.

— ¿Como vas a ayudar? ¿Quieres morir? No digas tonterías, Brandon.

Lo que hizo Dash después de mis palabras me tomó por sorpresa.

Él dio una bocanada de aire y dejó que sus alas se expandieran dentro de la habitación, cuando Brandon lo vio cayó al suelo por el susto que le dio.

—Mierda—susurró B.

Por primera vez pude apreciar mejor las alas de Dash, eran grandes y majestuosas. Sus ojos cambiaban y ese azul que tanto llamo mi atención desde un principio estaba allí.

—Es un ángel, Brandon.

— ¿Puedes verme?—indagó Dash.

— ¡Claro que puedo verte! ¡Tienes unas jodidas alas en tu espalda!—exclamó.

Dash se veía contento, en cambio, yo sentía mucho miedo.

—Necesitamos a alguien con un alma podrida, una persona mala persona por naturaleza—suspiró Dash—. Es la única forma en la cual podemos salvarte, mi amor.

— ¿Y para que me necesitas?—Brandon se dirigió a Dash.

—Tu eres el único que puede acercarte a esa persona en la que estoy pensando en sacrificar.

«¿Sacrificar?», pensé.

—Se trata de Blake Andrews, mi hermano—su mirada se clavó en mi.

Lo desconocí por un momento, esa mirada jamás la había apreciado en él. Y después de tanto tiempo me hice la misma pregunta que me carcomía la cabeza hace unos meses.

¿Quien eres Dash Berlot?

•••

Dash.

— ¡¿Estás escuchando lo que estás diciendo?!—Layla se exaltó—. Estás pensando en sacrificar a alguien que lleva tu sangre.

La manera en la que me miraba era de completa decepción, tal cual como me miró aquella noche que nos hablamos en el patio trasero de su casa.

—No te reconozco, Dash. —dijo ella.

—Lay...

—No, Dash. No puedes poner la vida de otra persona en riesgo solo por querer salvarme o pretender que mi vida es más valiosa que las demás.

Brandon se mantuvo callado.

—Para mi tu vida vale más que muchas otras—sentencie y un largo silencio se apoderó de la habitación.

Ver a Layla convertirse poco a poco en lo que más temía, en lo que suponía estar prohibido y que fuera mi enemigo me destrozaba el alma pero no me rendiría tan fácil.

—Tu no puedes ponerle valor a mi vida, no eres Dios. —ella me miraba con terror—. Si tengo que morir e ir al infierno para salvarlos a ustedes lo haré pero no dejaré que nadie más muera por mi culpa.

Sus ojos brillaban en ese tono rojizo.

—Yo soy la princesa del infierno, Dash. No lo puedes cambiar—vociferó.

Ella había comenzado a levitar, Brandon se acercó a mi cuando la vio.

— ¿Que le pasa?—preguntó asustado.

Su tono de voz era el mismo de siempre pero su manera de expresarse había cambiado.

—No hablaré contigo, engendro. Deja el cuerpo de mi ángel y lárgate a tus aborrecidos territorios—dije.

Ella mostró una sonrisa torcida que jamás tendría lugar en los gestos de Layla.

— ¡Maldición Dash! ¿Que está pasando?—Brandon se alteró.

—Un gustó conocerte al fin, Dash Berlot. En realidad nunca pensé que tendría la dicha de conocerse mientras estuvieses vivo.

Una lágrima se deslizó por mi mejilla.

—No dejare que te la lleves—apreté mi puño—. Te detendré, no me importa si debo dar la vida.

—Ya cállate, suenas patético—bufó—. Me das lastima ¿Como puedes dar la vida por un ser tan simple como Layla?

—Patético es que un demonio tenga que poseer el cuerpo de otra persona para poder aparecer—sonreí—. Además, no creo que tú sepas lo que es el amor, dudo que Lucifer te haya enseñado eso.

Estaba siendo fuerte pero por dentro tenía miedo, sentí rabia y creí estar a punto de explotar, no podría creer que por fin estaba frente a mi, lo que tanto temía desde que supe de la profecía.

Mi ángel se había convertido en un demonio.

No dejaría que se fuese con ella. Me abalancé e intenté retenerla, de pronto su mirada estaba centrada en mis ojos y no dejaba de sonreír. Empujaba su cuerpo para presionarlo contra la pared pero ella no se movía, seguía en el mismo lugar.

— ¿De verdad creíste que sería fácil acabar conmigo?—susurró y luego me lanzó contra la pared contraria.

—L'ENFER EST LÀ ET BIENTÔT MES SUJETS POURRONT PASSER DE CE CÔTÉ—proclamó—. Mon esclave, viens me trouver—terminó diciendo.

—Layla...—escuché decir a Brandon mientras trataba de recuperarme.

Ella lo miró y fue velozmente hacia él. Sin embargo, cuando estuve cerca se paró en seco.

Un grito desgarrador inundó la habitación, podía ver cómo se retorcía en el lugar que estaba.

— ¡NO TE LO PERMITIRÉ!—era la voz de Layla.

Mi ángel estaba luchando contra ella.

Los gritos seguían y yo no podía levantarme, había algo que mantenía una presión sobre mi cuerpo.

Sus ojos cambiaban de color, iban de cafés a rojos, su postura y su cuerpo cambiaban cada segundo hasta que se desvaneció. Brandon la atajó antes de que cayera al suelo.

Fue justo allí cuando lo que me retenía se fue y pudo correr hacia ellos.

Brandon y yo compartimos una mirada triste.

—Tranquilo, la salvaremos y todo estará bien—dije con la voz rota.

—Necesito que me cuentes todo, absolutamente todo—termino diciendo Brandon.

•••

Horas después él ya estaba enterado de todo.

—Así qué hay una profecía—recalcó Brandon.

—Si. —suspire—. Lo que tenemos que hacer para intentar que ella no la cumpla es sacrificarse a alguien, una mala persona y mi hermano, Blake. —un gesto triste apareció en mi rostro—. Él es el indicado.

Mire a Layla quien estaba en el sofá de la habitación sino despertar, recordé sus ojos de decepción. Aquellos que tanto me hirieron pero que no me detendrían en mi intento de salvarle la vida.

— ¿Y estás seguro que funcionará?—cuestiono él.

—No lo estoy pero debo intentarlo.

Tragué grueso.

—Te das cuenta que estás intentando sacrificar la vida de alguien sin saber si valdrá la pena ¿verdad?

Brandon me estaba recalcando cada duda que había pasado por mi cabeza.

—Si no lo intento, la perderé para siempre, Brandon.

—Se que ella te ama, Dash. Pero sabes que ella jamás dejaría que hicieras esto.

"Me regalo una sonrisa de boca cerrada. —Creo que ya es momento de darte tu regalo—manifesté.

—Ya era hora—dijo mientras tomaba un poco más del café.

— ¿Siempre eres así?

— ¿Así como?—me miró.

Suspire antes de hablar y tarde unos cuantos segundos en responder, estaba nervioso.

—Así de linda y malhumorada—termine diciendo.

Vi como sus mejillas se sonrojaron. Me frote el ojo porque de verdad estaba nervioso, era algo que muy rara la ves hacia.

—Tal vez—respondió ella.

Reincorpore mi postura y dije. —Ponte de espaldas y recoge tu cabello, por favor.

Ella dejó su taza de café en la mesa y yo pase el collar por su cuello, sentí como un suspiro salió de ella.

—Mírame—le indique, ella lo hizo y apreciarla con el collar puesto era un presagio, un ángel había aceptado un regalo de mi parte—. Eres un pequeño ángel, Layla.

Miró hacia abajo y al verlo se sorprendió. —Está precioso—expresó".

Recordar la vez que le di aquel cuarzo me hizo estar aún más seguro de hacer esto, no me importaba si después de salvarla ella no me perdonaba.

La noche cayó y Brandon ya se retiraba, iba a ir a la casa de Layla a averiguar que había pasado con el señor Louis y luego iría por Blake.

Minutos antes de salir, el gran ventanal de la habitación se estalló y me alerté de inmediato.

Cuando vi la silueta que estaba frente al ventanal quede sorprendido ¿Como había llegado aquí?

—Vaya, vaya, Berlot. —se rió a carcajadas—. Gracias por cuidar de ella en mi ausencia, hermanito.

Iba a saltar sobre él cuando agregó:

—Te acercas y lo mato—Brandon estaba de rodillas y parecía empezar a asfixiarse—. No creo que Layla le guste saber que por tu culpa su mejor amigo murio.

Me quede inmóvil, no sabía que hacer.

Descendió y caminó hacia el sofá, tomó a Layla en sus brazos.

— ¡Suéltala infeliz!—intente ir de nuevo a él pero me hizo señas hacía Brandon—. Mejor que te quedes quieto, hermanito.

— ¡Maldición Blake! Por lo que más quieras déjala en paz. Déjame salvarla—mi llanto cedió y caí de rodillas.

El tenía un semblante triste en su rostro, se veía pensativo.

—Por favor, hazlo por nosotros, por lo que éramos—hice una pausa—. Los dos pequeños ángeles.

Una sonrisa torcida apareció pero me sorprendió al ver lágrimas descender de sus ojos.

—No, Dash. Ya no somos unos niños y ese yo del que tanto hablas ya no existe—sentencio—. Ella ahora es nuestro ángel sabes, tu amas a Layla y yo amo a esa parte que quieres destruir.

—Blake...

—Nos vemos en el infierno, Berlot. —dijo y se marchó con Layla en sus brazos.

Corrí había Brandon y ya estaba recuperando el aire.

Grite debido a la impotencia, comencé a golpear la pared provocando que se agrietara.

—No te saldrás con la tuya, Blake. Si para poder salvarla tengo que matarte te juro que lo haré.

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Traducciones:

-L'ENFER EST LÀ ET BIENTÔT MES SUJETS POURRONT PASSER DE CE CÔTÉ/ EL INFIERNO ESTÁ AQUÍ Y PRONTO MIS SÚBDITOS PODRÁN CRUZAR A ESTE LADO

-Mon esclave, viens me trouver/Esclavo mío, ven a buscarme

Nota de Autor:

No tengo palabras para expresar cuanto estoy amando lo que les estoy entregando de esta historia... Un capítulo tan completo que nos abre paso al final de la historia.

Layla tiene algo en mente.
Dash y Blake están desesperados.

Cajita para que dejen lo que quieran decirme u opinar del capítulo.

Espero les haya gustado el capítulo... en particular a mi me encanto jajaja.

Los quiero, Angels! ❤️
Bye, José M.

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