Falling for You - [KatsuDeku]

By Kashi_shipp

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Katsuki Bakugo es un joven que, si bien no tenía el mejor carácter del mundo, tampoco era mala persona, ni ma... More

|ACLARACIONES|
|Prólogo|
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| Extra 1 | La salida de los chicos |
| 25 |
| 26 |
| 27 | Final |
| Epílogo | P.1 |
| Epílogo | P.2 |
| Curiosidades y Agradecimientos |
| Extra 2 | 2/2 |
| Drabbles|
| Próximamente |

| Extra 2 | 1/2 |

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By Kashi_shipp


Bueno, ¡hola!
De nuevo aquí, por penúltima vez. Este es el primer extra después de final, son cerca de 11,090 palabras (demasiado).

Antes de comenzar, espero que no sea confuso, pero los hay saltos del tiempo en todo este extra. También, se mencionan temas médicos, lo cuales, sieeeempre investigo, pero ya saben es ficción y por las que lea muchos foros no quiere decir que internet siempre tenga la razón. 

¡En fin, disfruta tu lectura! 



Tres semanas; es el tiempo que había pasado desde que Haruki había estado una noche en el hospital, también era el tiempo desde que Katsuki e Izuku se comprometieron y de la novedad de que venía un nuevo cachorro a su mundo.

Bakugo había tenido que explicarle con muchísimo cuidado a Haruki por qué jamás de los jamases debía comer nueces. Que, si comía fuera de casa algo que no había comido antes tenía que preguntar y asegurarse, le había explicado que sería muy malo para su salud si lo volvía a comer y que ninguno de ellos quería ir de nuevo al hospital por aquello, pues Haru había odiado la aguja en su brazo.

Familia y amigos se enteraron del compromiso al menos un par de días después. Absolutamente todos habían enloquecido de buena manera, bueno, solo los chicos. Mitsuki y Masaru sabían de la propuesta desde mucho antes, solo habían esperado a que Katsuki les dijera que ya lo había hecho. Y por parte de Inko y Yagi igual habían tenido conocimiento previo, ya que Katsuki había pedido su bendición antes de.

Sin embargo, desde entonces, el asunto del nuevo bebé se había mantenido en secreto, ambos se sentirían más seguros al dar la noticia hasta el término del primer trimestre. No sería difícil, pues casi no habían visto a los chicos como para que se dieran cuenta y sus padres le estaban dando espacio por su reciente compromiso.

Seguro podían esconderlo de todos. Excepto de una persona, uno pequeño: Haruki se había apegado aún más a la cadera de Izuku por toda la casa, lo olfateaba muy seguido y preguntaba por qué mamá olía un poco diferente, trataban de evadir la pregunta, pero no les quedo de otra más que decirlo.

Era un domingo en la mañana. Izuku había tenido sus -ahora- habituales nauseas matutinas y Katsuki le estaba preparando un desayuno ligero. Izuku estaba sentado en una de las sillas de comedor tomando un té de menta mientras tanto, disfrutando el olor a comida que Kacchan estaba haciendo.

Un movimiento por el pasillo captó la atención del omega. Haruki caminó hacia su dirección, con el sueño aun plasmado en su carita, con pantalones de pijama, una camisa que le quedaba un grande y a uno de sus pies le faltaba un calcetín.

—Buenos días lobito. — le dijo Izuku a Haru cuando este lo medio abrazó de costado. El cachorro no contestó, pero murmuró palabras incompletas. —¿Dormiste bien? — Haru asintió. —¿Te lavaste la cara? — volvió a asentir.

Izuku sonrió y alcanzo a darle un beso sobre los cabellos del niño. Haru entonces se alejó, frotó sus ojos quitándose poco a poco el sueño y también sonrió.

—Tengo hambre. — fue lo primero que dijo.

Katsuki entró con la comida de Izuku: Trozos de pollo sazonados junto a una ensalada. Izuku hizo una mueca interna, él hubiese elegido un desayuna más dulce, pero Katsuki se negaba a darle más azúcar.

Haruki se abrazó a la pierna de su padre en un intento exitoso por llamar su atención.

—Papá, tengo hambre.

—¿Qué quieres comer? — Katsuki levantó a Haru del suelo y lo cargó ayudándose de su cadera.

—Quiero cereal.

—Cereal será. — el pequeño rubio sonrío y apoyó su cabeza en el hombro del mayor. —Come todo, nerd. — dijo para después regresar a la cocina.

Izuku refunfuñó, pero disfrutó de la explosión de sabores de su desayuno, no podía estar molesto con Katsuki después de preparar semejantes sabores en un solo plato.

Bakugo regresó al comedor con dos cuencos, dos cucharas, y leche. Detrás de él lo seguía Haru con la caja de cereal.

—No es justo. — Izuku frunció el ceño. —¿Por qué tú puedes tener cereal rico en azúcar y yo no? — reprochó al alfa.

—Ambos sabemos por qué. — contestó Katsuki simplemente, sirviendo cereal al cachorro y a sí mismo, sentando a Haruki en el comedor en medio de ellos.

El omega sonrió al recordar y sentir que estaba creando nueva vida. El alfa puso los ojos en blanco con cariño; 'Zuzu y sus nuevos cambios de humor. Katsuki tenía razón, tenía que comer mejor y establecer una mejor rutina en todos los ámbitos.

Haruki los miró sin entender realmente su tema de conversación, solo siguió comiendo y pensando que iba a hacer el resto del día, aunque eso dependía de lo que harían sus papás.

Les tomo poco tiempo en acabar sus porciones de comida, pero Haruki quiso un segundo cuenco de cereal.

Alfa y omega se dieron una mirada, desde hace un par de días habían querido sacar la noticia colación al menos con Haruki. A pesar de que era entrañable verlo fruncir el ceño en concentración y confusión cada que olfateaba a su mamá, tanto Izuku como Katsuki pensaban que tenían que decirle solo para que su cachorro dejara de caminar detrás de Izuku con la duda.

Izuku asintió a su alfa con una leve sonrisa. Ambos corazones latieron con nerviosismo, pues no sabían exactamente que esperar de su pequeño rubio.

—Oye cachorro. — le habló Bakugo. Haru miró a su padre, con las mejillas llenas de cereal y leche. —'Zuzu y yo queríamos decirte algo.

—Muy importante. — completó Izuku. Haruki asintió masticando y tragando.

—¿Recuerdas como explique que crecen los bebés? — preguntó el rubio.

—¡Sí! Ellos crecen en la panza de una mamá. — el cachorro respondió, orgulloso de recordarlo.

—Sí, así es. — le sonrió Katsuki. —Los cachorros bebés crecen en la panza de su mamá y nacen muy pequeños, se les tiene que cuidar mucho y después siguen creciendo.

—Aja. — Haru asintió. —Yo lo recuerdo.

—Eres muy inteligente, enano. — elogió Katsuki. —Te pregunte porque... ahora mismo 'Zuzu tiene un cachorro bebé en su panza.

El cachorro les dio mirada que se puede resumir en sorpresa pura, con su pequeña boca ligeramente abierta. Miró a su papá unos segundos y después llevó su atención a su mamá.

—Uno aún muy, muy pequeño. — confirmó Izuku con una leve sonrisa. —Eso significa que en unos meses serás hermano mayor.

El omega sueltó un suave suspiro, eran tan malos dando la noticia. Parecía que Katsuki estaba aguantando la respiración, mientras que su cachorro se quedaba en silencio por segundos que se sintieron eternos.

—¿Un hermano pequeño? — preguntó casi con cuidado, y llevándose una cucharada de cereal a la boca sin apartar la mirada del omega.

—Exactamente eso, corazón. O una hermana, aún no sabemos.

—¿Puedo verlo? — sus ojos brillaron con curiosidad.

—Todavía no. — respondió Katsuki, ganándose una mirada y un puchero de parte del su cachorro. —Sigue adentro y estará ahí un tiempo.

—Está bien, — dijo Izuku, levantándose de la silla bajo la atenta mirada del alfa y cachorro. —aquí.

Izuku bajó un par de centímetros el pantalón de pijama y alzó un poco su camisa (en realidad de Katsuki, nada raro). El omega tomó la mano de un Haruki sumamente concentrado y la puso sobre su vientre, donde sabe que está creciendo su cachorro. Apenas está pasando las nueve semanas y ligeramente (por fin) se puede apreciar un pequeño bulto.

Los ojos del alfa se suavizaron ante la vista que tenía enfrente.

La pequeña mano del cachorro se cierne sobre la piel tersa y levemente pecosa del omega. Izuku sonríe al ver a Haruki palpar la zona como si le fuera a ayudar a ver más de lo que veía en el exterior, frunciendo levemente el ceño como suele hacerlo su alfa, tratando de entender porque el bebé era tan pequeño aun entonces. Pronto, una mano no es suficiente, así que empieza a palpar con sus dos pequeñas manos.

—¿Ves? — le sonrió Izuku, Haruki asintió a medias. —¿Qué piensas?

Izuku se retiró del toque y volvió a su asiento. La expresión de Haruki es como si hubiese visto estrellas con solo tocar el vientre del omega.

—Suave. — respondió.

Bueno, definitivamente no fue lo que esperaban que dijera primero.

—¿Cuándo va a ser un hermano pequeño? — preguntó. Y Katsuki supuso que se refería a cuando nacería el cachorro.

—Faltan algunos meses. — contestó el alfa.

—Mmh... ¿Cuánto es "algunos meses"?

—Será después de tu cumpleaños, Haru. — le sonrió Izuku.

—¿Va a ser mi regalo? — preguntó seriamente, provocando una pequeña risa de ambos adultos.

—No, cachorro. — dijo Katsuki. —¿o quieres que lo sea?

—No. — contestó de inmediato, negando velozmente con la cabeza también.

—Está bien. — Izuku rio. —No será tu regalo.

—Un hermano está bien. — dijo segundos después. —Para no jugar solo.

—Um, estoy seguro que le encantara jugar contigo. — Izuku arrulló, peinando los cabellos rubios de niño hacia atrás. —Pero cuando llegue va a ser muy pequeño, y tendremos que cuidarle, no podrá jugar contigo hasta que se haga un poquito mayor. — explicó el omega, con el fin de que Haruki no se decepcionara cuando el recién nacido no pudiese jugar. Pellizcó una mejilla del niño con cariño.

—También, es posible que llore mucho durante un tiempo. Solo comerá, llorará y dormirá. — completó Katsuki.

—¿No jugará?

—Lo hará, mientras vaya creciendo, poco a poco. — contestó el alfa, viendo como el ánimo de Haru se desinflaba mínimamente, pero se recomponía un casi al instante.

—Está bien, esperare. — hizo un puchero. —Mientras espero... ¿Puedo tener un gatito?

—Ja, buen intento. — se burló el rubio. —Ya les dije a ti y Todoroki que aun no.

Haruki se cruzó de brazos, con una mirada mortificada.

Al final la noticia había salido bien o eso querían creer. Hizo que la pareja se sintiese contenta con el resultado, Haruki lo había aceptado y entendido lo mejor que podía para ser apenas un niño y de verdad ambos estaban orgullosos de eso. De todos modos, estaban casi seguros que habría más preguntas conforme el vientre de Izuku fuera creciendo.

—... ¿Y cómo haces los bebés?

Izuku y Katsuki se miraron mutuamente en busca de ayuda.

..

Katsuki estaba seguro de que tenía un sueño bastante agradable antes de que una repentina y fugaz ola de dolor lo despertara, ni siquiera supo de dónde vino, pero fue demasiado rápido. Miró la hora en su celular, apenas pasaban las cinco de la mañana.

Iba a volver a acostarse cuando se dio cuenta que Izuku no estaba acostado a su lado. Sus sentidos se agudizaron debido a un mal presentimiento por medio del lazo, pronto sintió miedo y adrenalina, solo que uno de esos sentimientos no era suyo.

Salió de la cómoda cama y de la habitación. Dirigiendo su corto camino al baño, la luz estaba encendida y la puerta media abierta. Sabía que Izuku estaba ahí.

Sentía que había pasado mucho tiempo, pero habían sido apenas escasos segundos. Repentinamente sus instintos le estaban gritando y no hizo falta mucho para entender. Las palabras murieron en su boca cuando notó la expresión de dolor en su omega.

—Kacchan. — Izuku se quejó cuando lo vio. Una mano se aferraba a la orilla del lavabo y la otra a su vientre.

Katsuki sintió que la sangre abandonaba su sistema. Sin embargo, no le impidió moverse con rapidez.

—Sostente un poco más, 'Zuku. — le dijo, solo captó un ligero asentimiento de parte de su omega para dirigirse a la habitación de Haruki.

Bakugo fue ágil en cuanto a sacar al cachorro de la cama, envolviéndolo con una pequeña manta para protegerlo del frio de la madrugada.

Abrió la puerta principal en segundos, se dirigió al auto para sentar a Haruki en su silla, el cachorro se movió y como era de esperarse se despertó a medias.

—¿Es hora de escuela? — preguntó somnoliento y sin abrir bien los ojos.

—No cachorro, vuelve a dormir. — dijo Katsuki, terminando de abrochar el cinturón y cerrando la puerta. A Haru no le costó volver al mundo de los sueños.

Regresó al baño. La expresión de su omega ahora era de miedo, fue imposible que Katsuki no lo sintiera también.

—Vamos.

No esperó una respuesta de su prometido, no sabía cómo, pero conservó la suavidad de tomarlo en brazos y caminar con rapidez para entrar al auto, dejando a Izuku en el asiento copiloto y comenzando a conducir de inmediato, sin importarle si había cerrado o no la puerta de su casa con seguro.

—¿Cómo te sientes? — al alfa le costó dejar salir su voz. —¿Duele?

—Un poco. — dijo en un susurró. —Estoy asustado.

—Lo sé amor, yo también. — Katsuki tomó la mano de Izuku por unos segundos, dándole un ligero apretón para después regresar ambas manos al volante. —Ya casi llegamos.

Después de un par de minutos, Bakugo vio a Haruki dormido mediante el retrovisor, maldijo por lo bajo, tomó su celular sin despegar la vista al frente y casi a ciegas logró marcar el número de Kirishima. Eijiro contestó al cuarto tono de llamada. El rubio no le dijo mucho porque no se quería distraer demasiado, le explicó lo esencial, que de verdad necesitaba verlo en la dirección que le enviaría lo más rápido posible.

—'Zu. — llamó la atención de su omega, que le da una mirada medio distraída y con lágrimas frescas en sus mejillas. El pecho del alfa se estrujo ante la angustia de Izuku. —¿Puedes enviarle la dirección a Kirishima? Para que se lleve a Haru.

Izuku aceptó el celular que el alfa le estaba ofreciendo, con manos temblorosas encontró el chat del alfa pelirrojo, e hizo lo pedido. Katsuki asintió cuando Izuku le devolvió el dispositivo y decidió marcar al hospital al que se dirigían.

Es así como, cuando llegan, hay al menos dos personas del área de salud esperándolos en emergencias.

Katsuki no pudo hacer mucho, más que mirar a Izuku con cariño y darle una media sonrisa para transmitirle al omega confianza o seguridad.

Bakugo se quedó a medio pasillo, incluso cuando Izuku se perdió de su vista. Caminó de un lado a otro con Haruki dormido en sus brazos, ahogándose en preocupación. No sabe cómo es que el cachorro sigue dormido después de un camino lleno de feromonas de dolor, angustia y miedo.

Kirishima apareció casi veinte minutos después. E igual que Katsuki y cachorro, el otro alfa llevaba puesta pijama, dándose a notar lo rápido que seguro también había salido de casa. Eijiro suspiró sentándose al lado de Katsuki.

El rubio estaba sentado, con Haruki aun dormido cómodamente en sus brazos. Sin embargo, el pelirrojo pudo ver la preocupación de su amigo en el rostro, como detrás de ese espejismo tranquilo era seguro que Katsuki estaba volviéndose loco.

—¿Qué paso? — preguntó Eiji es voz baja, y notando la obvia ausencia de Izuku.

—Izuku...— comenzó Katsuki. —Hace tres semanas supimos que esta embarazado.

¿Estaba? A Bakugo le dieron nauseas ante el mero pensamiento. En su interior, su alfa lloriqueaba por su omega y futuro cachorro.

—Y ahora él..., mierda. Cuando desperté no estaba conmigo, lo encontré en el baño y supe que algo estaba mal. — terminó en un susurró, sin mirar a Kirishima, manteniendo su vista baja.

Kirishima estaba sorprendido con la noticia, pero sinceramente preocupado por la forma en la que se enteró. El pelirrojo sabía que Katsuki no necesitaba o quería palabras de consuelo. La situación era jodida, pero lo menos que podía hacer era mostrar apoyo.

Eijiro solo le dio un apretón al rubio en hombro, que, debido a la falta de rechazo y movimiento, supuso que fue bien recibido.

—¿Cómo puedo ayudar, hermano?

Ante eso, el rubio por fin miró a su amigo, quien le dio una media sonrisa. Bakugo suspiró y frotó sus ojos con el dorso de su mano.

—¿Puedes llevar a Haruki a tu casa? Necesita dormir mejor e Izuku me necesita a mí.

—¿Vas a quedarte solo? — Eijiro frunció el ceño, no le agradaba la idea de Bakugo quedándose por su cuenta en la sala de espera del hospital.

—Está bien, no te preocupes. — Katsuki le restó importancia. — No creo que tarde mucho en tener noticias.

Kirishima suspiró rendido, no creía que el rubio le escuchara en ese momento de todos modos.

—Bien, bien.

Katsuki asintió hacia el pelirrojo. Regresó su mirada al cachorro dormido en sus brazos y se dispuso a despertarlo, pues el hecho de que Eijiro se lo llevara dormido y despertara en otra casa que no era suya sin señal de sus padres definitivamente no le haría bien.

—¿Escuela? — preguntó Haru al ser despertado. Pensando de nueva cuenta que tenía que ir al jardín de niños.

—No, cachorro. — contestó Katsuki. —Dormirás un rato en casa de Kirishima. Iré a buscarte después.

Ante eso, parece que el cachorro despertó en todos sus sentidos, miró a su alrededor y no reconoce del todo el lugar y, sobre todo, no ve a 'Zuzu por ningún lado.

—¿Mamá? — preguntó.

—'Zuzu esta con los doctores así que tengo que cuidar de él, por eso tienes que ir un rato con los tíos, ¿sí?

Eijiro le da una pequeña sonrisa al cachorro cuando este lo miró.

—Solo un rato. — susurró Haru.

—Solo un rato. — repitió Katsuki. —Lo prometo.

—Okey.

Bakugo le sonrió levemente a su hijo. Ambos alfas se levantaron de su asiento para el intercambio. Haruki pasó a los brazos de Kirishima después de un par de besos en sus mejillas de parte de su padre.

Con una rápida despedida, Katsuki ve a su mejor amigo partir con su cachorro. Entonces se queda solo.

Bakugo hace lo que cualquier otro adulto haría en un momento de debilidad como ese: llamar a su madre.

Sabía que Mitsuki ya estaba despierta debido al negocio, por lo que su madre realmente no tardó en contestar la llamada.

Katsuki se permitió ser un alfa débil al contarle a su madre lo que estaba pasando. Por supuesto, la reacción de Mitsuki es de total sorpresa, así como Kirishima, se preocupaba por las circunstancias por las que se enteró. Consoló y animó a su hijo por un buen rato. Masaru se unió a la conversación después y aunque ambos padres tenían todas las intenciones de viajar hasta donde estaba su hijo, Katsuki les dice que no. Lo cierto es que cualquiera que sea el diagnostico, sentía que ni él ni Izuku querían a alguien cerca por el momento. Es así como le pidió a Mitsuki si podría avisarle a Inko, y que tan pronto como tuviera noticias él les devolvería la llamada.

Unos minutos después de su llamada, una doctora se acercó a él. Y las cuatro palabras que salen de su boca dejaron al alfa un poco entumido de sus sentidos, haciendo eco en sus oídos y nublando su vista: amenaza de aborto espontaneo.

El alfa dispuso su atención en cada una de las palabras que le decía la mujer de mediana edad frente a él. Que no se está seguro de como suceden, a veces las personas se cuidan al pie de la letra y aun así un pequeño porcentaje de los embarazos no llegaban a término. Suerte suya que no pertenecerían a ese porcentaje.

El primer trimestre era una situación de constante riesgo. Nada era seguro, y gracias a cualquier creador: Izuku y su cachorro estaban sanos e ilesos.

Estaban bien. Katsuki sintió que el aire volvía a sus pulmones.

Le permitió pasar a ver a Izuku, diciéndole que regresaría con ellos en un par de horas para otra ecografía y responder si tenían más preguntas.

Su corazón latió horriblemente rápido al cruzar la puerta blanca, sus pasos fueron decididos y veloces para encontrarse con su omega sentado en la camilla de la habitación.

—Izuku. — llamó la atención del peliverde.

Izuku lo miró y Katsuki lo abrazó cuando el ceño del omega se frunció para dar paso a un sollozo.

—Estaba asustado. — susurró Izuku, aferrándose a su alfa.

—Lo sé. Yo también. Todo está bien ahora.

Katsuki se sentó mejor en el colchón y acunó a Izuku en sus brazos, dejando que el omega se desahogara con el rostro escondido en su cuello. Acarició con suavidad su espalda, dejó prolongados besos en su frente y mejilla con el fin de calmarlo poco a poco.

—Lo siento, — dijo apenas Izuku, —lo siento. — repitió.

—No hay nada que lamentar 'Zuzu. Estamos bien. — arrulló el alfa, pero pareció que su omega no les puso la atención suficiente a sus palabras.

—Kacchan, te prometo que lo quiero, de verdad quiero a nuestro cachorro. — volvió a llorar.

—Lo sé, amor, lo sé. — el alfa lo tomó de las mejillas, logrando verlo a los ojos. —No tienes que prometerme nada, ¿entendido? — Izuku tardó unos segundos en darle una respuesta, pero asintió al final. —Te amo nerd. — le dio un pequeño beso en los labios y a las lágrimas deslizándose por sus pecosas mejillas. —Tienes que descansar, vamos.

Izuku se dejó cuidar, volvió a recostarse en la cama después de que Katsuki acomodara su almohada. Bakugo tomó lugar detrás de él, siendo la cuchara grande como la mayoría de veces.

—Hable con mi mamá...— comenzó el rubio por lo bajo. —Sé que estabas planeando decirles con una sorpresa, pero tuve que contarle. Lo siento.

—Está bien, Kacchan. — la mano de Izuku viajó a los cabellos rubios de su alfa. —Supongo que mis padres también lo saben ahora.

—Si.

—Está bien. — susurró Izuku, acomodándose y apegándose más a su alfa.

Sin embargo, Katsuki no estaba tan seguro de si "estar bien" era cierto. De alguna manera se sentía aliviado y feliz de que Izuku y cachorro estuvieran físicamente bien, pero había una pesades que podía sentir en el corazón y en el lazo a la vez. Era tristeza. Tanto de Izuku como de Katsuki.

"Te prometo que lo quiero". Bakugo no tenía que ser genio para entender las palabras de Izuku. El rubio sabía muy bien lo que había estado pensando el peliverde antes de que el entrara a la habitación. Después de todo, este era prácticamente el segundo embarazo de su omega, pero con una gran y enorme diferencia de que este cachorro si bien no había sido planeado, definitivamente era amado, esperado y deseado desde el segundo en que se enteraron.

El rubio suspiró y enterró su nariz en los rizos desordenados de su prometido, su mano descansó sobre el vientre de su omega y la mano de Izuku se entrelazó con la suya en el camino. Katsuki besó la marca de su unión, le susurró palabras dulces al otro hasta que lo único que pudo escuchar de parte del peliverde fue su respiración y suspiros indicándole que se había dormido.

La siesta de Katsuki fue más corta, se despertó antes que Izuku gracias a su subconsciente alerta, fue en ese momento que recordó hablarle a Mitsuki para actualizar la situación. El omega estuvo dormido al menos una hora más. Durante ese tiempo Katsuki se levantó y fue por comida a la cafetería del hospital, cuando regresó, había una bandeja de comida a un lado de la camilla, que obviamente era para Izuku. Fue entonces cuando lo despertó y lo animó a comer algo.

Tanto alfa como omega estaban más tranquilos cuando la misma doctora de antes entro a la habitación. Les repitió todos los riesgos, todo lo que debía y no debía hacer Izuku. A pesar de ser cosas que ya sabían (pues habían ido a un chequeo unos días después de que se enteraran) volvieron a poner absoluta atención.

En la ecografía pudieron ver que todo estaba bien por el momento, su cachorro se aferraba a seguir creciendo como debía ser. Al final, salieron del hospital con nuevas fotos impresas en blanco y negro.

Izuku volvió a dormirse durante el viaje en el auto, pero lo despertó cuando llegaron al edificio donde vivían Kirishima y Mina.

Katsuki detuvo el auto en el estacionamiento subterráneo, solo le dijo a Izuku que no tardaría y emprendió camino al octavo piso donde sus amigos residían.

Pronto el alfa estaba frente a la puerta del departamento, con un par de golpes en la madera dio aviso que había llegado. Kirishima no tardó en abrir y sonreír cálidamente a su amigo.

—¿Cómo están? — fue lo primero que salió de sus labios.

—Bien. — medio sonrió Katsuki. —Están bien. Izuku está esperando abajo.

—Realmente me alegra escuchar eso. — soltó un suspiro de alivio. —Tal vez pronto nos reunamos, y los felicitemos como es debido.

—Claro, eso sería bueno. — contestó el rubio.

—¡Papá! — gritó Haruki y no tardó en lanzarse a los brazos del rubio. —Dijiste "solo un rato", pero desayuné y almorcé con el tío Ei y la tía Mina.

—Sí, sí. Calculé mal cachorro, pero ya estoy aquí. — dijo Katsuki mientras lo acomodaba en sus brazos. —Vamos a casa. 'Zuzu nos espera abajo.

—Okey. — Haru entrecerró los ojos, pero lo abrazo después.

—Aquí están sus cosas. — Kirishima le entregó una pequeña mochila, que Katsuki desconocía. —Bueno, solo vino en pijama, así que fuimos de compras después del desayuno. — explicó ante la duda del alfa rubio. —Ya sabes cómo es Mina, enloqueció un poco en la tienda y con esa ropa tan pequeña, considéralo un regalo, ¿verdad Haru?

Haruki asintió. —Tía Mina compró lo que quise.

—¿Diste las gracias?

—Yo siempre doy las gracias, papá. — respondió como si fuera algo muy obvio.

—Y muchas veces. — dijo Ashido apareciendo en el pasillo y abrazando al pelirrojo de lado. —Creo que es algo que aprendió de Mido.

—Hay muchas cosas que aprendió del nerd. — se burló Katsuki.

—Por cierto, ¿Cómo esta? — Bakugo pudo sentir la preocupación en la voz de su amiga, y ni hablar de la expresión de Eijiro.

—Está bien. — hizo una pequeña mueca. —Por el momento lo está, todavía un poco asustados, lo puedo sentir. — susurró lo último.

—Sabes que cualquier cosa puedes llamarnos, no importa la hora. — sonrió Kirishima.

—Lo sé. De verdad gracias, a ambos. — Katsuki sabía que al final los chicos y Ashido no solo eran sus amigos, sino que había encontrado familia en ellos. —Les hablare cuando sea bueno vernos e Izuku se sienta cómodo.

—Claro bro, no te preocupes por eso ahora.

Katsuki y Haruki emprendieron camino al elevador después de que el cachorro se despidiera y no solo estuviera escondido en su cuello.

Dejo que Haruki caminara por su cuenta, el cachorro empezó a hablar sobre como comenzó su día en el departamento de los chicos y alegrándose de que su padre lo escuchara pacientemente. Para cuando llegaron al lobby, Katsuki se detuvo y se puso de cuclillas frente al niño.

—Voy a decirte algo y necesito que me pongas mucha, mucha atención. ¿Okey?

—Okie. — contestó Haru.

—'Zuzu se sentía mal esta mañana, es por eso que fuimos donde hay doctores. — hizo una pausa, el cachorro asintió lentamente. —Tenemos que ser muy pacientes con 'Zuzu para que se sienta bien. No podemos dejar que 'Zuzu se sienta muy enojado o muy triste. Es por eso que, si mamá nos dice que es hora de un baño, es porque es hora de un baño, si mamá dice que tienes que levantar los juguetes es porque tienes que hacerlo. ¿Entiendes?

—Entiendo. —dijo bajito.

—Yo también no haré cosas que hagan enojar a 'Zuzu... como dejar la pasta de dientes abierta, o no sacudir mis zapatos antes de entrar a casa, o despertarlo muy temprano por accidente, o hacer ruido en la madrugada si tengo trabajo. Sé que a veces no querrás hacerlo o es muy difícil, pero vamos a tratar. ¿Qué dices, vas a ayudarme?

—¡Sí! — Haruki sonrió, demasiado entusiasmado. Katsuki sabía que iba a ser super obediente al inicio, pero iría olvidando con el tiempo, estaba bien, era cosa de recordárselo, después de todo Haruki era solo un cachorro.

—Está bien enano, buen cachorro. — e igual a cuando era un bebé, Haruki asintió ante el elogio y sonrió cuando un par de besos cayeron en su mejilla.

Con eso en mente, se apresuran a llegar al auto y llegar a su hogar.



Bakugo llegó a casa una tarde, mientras se quitaba sus botas logró escuchar sollozos casi silenciosos y se apresuró a entrar porque sabía que era Izuku llorando.

Debido a lo ocurrido al inicio del embarazo, Katsuki se sentía demasiado sobreprotector. Solo bastaba un pequeño ceño fruncido del omega para que el alfa estuviera buscando mil formas de borrarlo y hacerlo sentir mejor.

Es por eso que entró casi a tropiezos a la sala. Su vista calculadora ve a Izuku llorando en el sofá y Haruki dormido sobre almohadas y mantas a un lado.

—¿Qué pasa? ¿Te sientes mal? ¿Te duele algo? — sus preguntas hacen que Izuku saliera de su triste trance.

—Ka-Kacchan— tartamudeó. Katsuki se apresuró para hincarse frente a él. —Bienvenido a casa. — dijo entre hipos.

—Izuku... ¿Qué pasa? —le habló suavemente y frunciendo solo un poco el ceño.

—No puedo, — dijo, suspirando para tratar calmarse. —no puedo pintar las uñas de mis pies.

Y es cuando Katsuki notó el esmalte de uñas color mostaza en una de las manos del omega, apretando el puño.

—¿Qué pasa si me inclino demasiado descuidado y lastimo al cachorro? No puedo, no puedo. — por supuesto que sería eso, piensa Katsuki. El omega aferró sus delicados dedos a su vientre de cinco meses y volvió a sollozar.

El alfa exhala de alivió, había pensado lo peor.

—Mierda, pensé que era algo importante. — susurró, pero Izuku lo escuchó, y el rubio se da cuenta de su error cuando las cejas de su lindo omega se arrugaron y sus ojos brillaron con más lágrimas. —No, no, no. No quise decirlo así. Izuku, no llores, lo siento.

Limpió las lágrimas del peliverde casi desesperadamente. Debió pensarlo mejor, pero las palabras abandonaron sus labios de manera involuntaria. Los cambios de humor y la sensibilidad golpeaban a Izuku muy frecuentemente. Katsuki casi lo olvidó e inevitablemente se siente mal.

—Lo siento, bebé. Es importante para ti. —el alfa acarició las mejillas de otro. —¿Quieres que lo haga por ti? Lo haré por ti 'Zuzu, ¿bien?

Izuku detuvo los sollozos al escucharlo. Asientió rápidamente, feliz de ser complacido. El alfa se elevó solo un poco para capturar los labios de su omega en un corto beso, bueno, dos besos.

Tomó el esmalte de sus dedos y comenzó su trabajo. Bakugo no era muy bueno con la pequeña brocha, pero su buen pulso le ayudó bastante para no manchar la piel alrededor de las uñas. Izuku dejó de llorar y es así como la esencia de omega satisfecho llegó a las fosas nasales y pulmones de Katsuki, haciéndole saber que lo está haciendo bien.

El rubio estaba feliz de haberlo contentado casi enseguida, porque Izuku comenzó a contarle lo que hizo durante el día. A veces Katsuki se sorprende con los repentinos cambios que tiene Izuku, pero se lo toma con calma y paciencia, muy a diferencia de Haruki que ante los cambios suele pasar un rato refunfuñando y frunciendo el ceño, dejando a Katsuki con omega y cachorro indignados.

—Estaba pensando, — comenzó el peliverde con alguna otra idea. —¿sería mejor si movemos la boda tal vez... en un año? Porque, cuando nazca el bebé tendremos tantos gastos Kacchan, creo que lo mejor seria si nos casamos cuando nuestro cachorro sea un bebé un poco mayor, además, no quiero que en las fotos de nuestra boda este todo redondo por el embarazo y...

—Esta bien, esta bien. — tranquilizo suavemente Katsuki cuando Izuku empezaba a acelerar sus palabras. —Nos casaremos cuando quieras y te sientas mejor. No te preocupes por eso ahora, ¿si?

—Tienes razón, Kacchan. Mejor pensemos en nombres de bebé. — sonrió el peliverde.

—He pensado también en algunos. — murmuró Katsuki. El alfa cerro el pequeño frasco dando por terminada su actividad. —Listo, nerd.

—Gracias. Que buen alfa. — Izuku ronroneó, ahora hacía mucho eso. Acarició con dulzura las mejillas de Katsuki y lo besó.

—Déjame ver. — murmuró Katsuki en los labios de su omega.

Izuku soltó una risita cada vez que Katsuki decía eso, como si pidiera permiso. Levantó su camisa y dejo a la vista el vientre hinchado, pequeño y ligeramente pecoso. El vientre de Izuku era terso al tacto en sus manos y labios, sabiendo lo dedicado que era su omega ante el cuidado de su piel, untando cremas y aceites todas las noches antes de dormir. El alfa suspiró, colocando las manos a cada lado acariciando la piel, repartió un par de besos debajo del ombligo sintiendo las manos de Izuku peinar sus cabellos rubios hacia atrás. Se sentía tan, tan relajado.

—Papá llegó. — susurró contra la piel tan bajo que por poco Izuku no lo escuchó.

El alfa siguió repartiendo besos pasando por la apenas visible línea alba, hasta que un movimiento lo hizo detenerse, es lo que estaba buscando. El bebé comenzó a moverse, haciendo acto de presencia.

—Kacchan, lo despertaste. —Izuku hizo un puchero.

—No es mi culpa, me extraña. — dijo presumido.

—Papá. — la voz adormilada del cachorro interrumpió la conversación de la pareja, haciendo que Katsuki se separara solo un poquito de Izuku. —Llegaste. — el cachorro gateó el tramo del sofá para llegar hasta él. —Te extrañe. — Katsuki resopló suavemente, atrayendo a su cachorro en un abrazo.

—También te extrañe enano, a los tres.

Bakugo amaba las tardes.


..


Una joven caminaba por las calles de un bonito vecindario, las zapatillas de tacón bajo hacían un ruido hueco por la vereda.

Pronto llegó a la ubicación exacta que había estado siguiendo desde su dispositivo celular. Inhaló y exhaló aire en sus pulmones. Mentalizándose, preparándose y calmándose. Un nudo se retorció en su estómago de los nervios y la anticipación.

Era casi una grosería llegar al hogar de alguien sin previo aviso o invitación, pero no es que ella tuviera esas opciones.

Se mantuvo de pie frente a la puerta principal que tenía una placa con el apellido familiar. Sus manos temblaron, pero no se atrevieron a moverse. De pronto, y debido a lo cerca que estaba, escuchó voces que provenían dentro de la vivienda.

"¡Se me cayó el primero papá! ¡Mira, mira!", la pequeña voz hizo que su corazón se acelerara.

"Oi, ven aquí... ¡No corras te vas a caer!", la segunda voz contestó, una voz bastante conocida, pero más madura.

Pasos rápidos y la carcajada de un niño se escuchó. Sus manos no esperaron mejor momento que ese para hacer acto de presencia golpeando la puerta suavemente un par de veces.

La puerta se abrió sorpresivamente muy rápido, esperaba ver a un rubio familiar, pero no fue así, tuvo que bajar la mirada en realidad, y así ver a quien había abierto la puerta.

Era pequeño aun, cabellos dorados un poco largos, ojos rojos, cada vez más parecido a su padre, sonrió con un diente inferior faltante, dicho diente lo sostuvo con su pequeña mano. Todo pasó muy rápido, e incluso sin que el niño la conociera, se atrevió a gritar con emoción: —¡Miré, se cayó mi diente!

—Te he dicho que no abras la maldita-...— el joven se detuvo a media oración al llegar a la entrada. —, puerta. — terminó. La chica estaba totalmente muda. La persona frente a ella frunció el ceño. —Haru, ve con 'Zuzu.

—Okey, le mostrare a mamá. Adiós. — y así, el niño volvió a correr adentro.

"Mamá"...

El rubio se pasó una mano por la cara, como si estuviera buscando las ganas para lidiar con lo que se avecinaba.

—Lamento venir sin previo aviso...— susurró. Pero pareció que sus palabras no fueron tomadas en cuenta o si quiera escuchadas.

—Camie. — el nombre salió de sus labios con cierto tono. La chica sabía que no había rencor en su voz, no de esa manera, así mismo sabía que la idea de verla no le agradaba. —¿Qué haces aquí?

—Yo..., quería hablar. — Camie tomó un respiro, esperando que Katsuki le cerrara la puerta en la cara, pero no lo hizo.

—Bien, pero no tengo mucho tiempo.

El alfa rubio frente a ella la invito a pasar. Rápidamente fue golpeada por la esencia del alfa, pero también de omega y cachorro. El olor a canela, durazno, miel y leche se esparcieron por cada rincón, cada esquina, una esencia completamente doméstica.

Después de una corta parada en el genkan, Katsuki la guio por la casa hasta el comedor.

—Siéntate y espera un poco.

La omega asintió torpemente e hizo lo solicitado.

Bakugo salió por una puerta corrediza hacia el jardín, donde después Camie notó había alguien más.

Podía ver a esa persona de lado con Katsuki hablándole cerca del oído por lo bajo. Un rápido escaneo a la vista de enfrente pudo notar varias cosas: Katsuki estaba obviamente emparejado con alguien más, alguien a quien el cachorro se refería como "mamá", un omega, uno que estaba encinta.

La mano de Katsuki descanso en el vientre del otro. Camie no podía saber que tan avanzado estaba, se notaba, pero era un vientre pequeño, tal vez porque el chico era delgado.

La pareja habló por unos segundos más hasta que ambos se alejaron del otro. El chico de rizos verdes asintió con media sonrisa y el corazón de Camie se detuvo cuando Katsuki acarició la mejilla de su pareja y le regresó la sonrisa.

De pronto sintió la necesidad de apartar la mirada a cualquier otro lugar que no fuera la pareja, fue así como percibió que había una maleta y un par de mochilas a la vista, ¿había llegado en mal momento?

El ruido de la puerta le hizo regresar la mirada al alfa entrando.

—¿Quieres algo de beber? — la omega parpadeó, sintiéndose extraña con la amabilidad del otro, algo que sentía no merecía.

—No, estoy bien.

—Bien. — contestó el otro cortamente y se sentó en la cabecera del comedor.

Por unos cortos segundos e inevitablemente, su vista regresó al jardín exterior para ver al chico y cachorro sentados en un banco y jugando con hojas secas, viendo las plantas de las pequeñas macetas. El alfa se aclaró la garganta para llamar su atención provocándole un sonrojo.

—¿Por qué estás aquí?

—Quería hablar. — contestó. Bakugo no respondió, esperando que siguiera. —Mas que nada quería disculparme.

—¿Sobre qué, exactamente?

—Por haberme ido de esa manera. Tarde tanto en venir, me siento avergonzada. — miró esos ojos rojos buscando que sus palabras fueran escuchadas. —Soy una persona horrible, lo dejé. Fui tan cobarde y puse una carga extra sobre ti.

—¿Solo eso? — preguntó en tono medio aburrido, y cruzado de brazos.

—Sí, yo... lo siento. Fui estúpida e inmadura. No sabía que hacer, él era muy pequeño y lloraba cuando estaba conmigo. Intente de todo, pero nada funcionaba nunca. — tartamudeó, recordando lo difíciles que eran algunos días y el pesar que llevaba en su corazón. —Él crecía y crecía, fue realmente duro ver como parecía que no le agradaba incluso siendo su madre. Sentí que él no me quería.

—¿Y tú? — inquirió con desdén. —¿Lo querías?

—Por supuesto. — respondió casi con desespero. —Sonara estúpido, pero, esa fue la razón por la que me fui, no podía más, si yo me hubiese quedado sé que le habría hecho más daño que un bien. Nunca fui una buena madre para él. Sin embargo, tiempo después comprendí que no había sido de la mejor manera. Intente regresar y disculparme... no sé, remediar algo. Pero entonces choque con él en mi camino, y cuando vi que el cachorro estaba en brazos de alguien más supe que había perdido por completo y fui lo suficientemente inteligente para no meterme en eso, yo misma me lo busque.

—¿A qué te refieres con chocar?

—Tropecé por accidente y por mera casualidad con él, hace tres o cuatro años. — miró a Izuku por unos segundos para después regresar a Katsuki. —Vi a Haruki en sus brazos y por un momento pensé que estaba en peligro..., luego de alguna manera supe que tu no dejarías a tu cachorro con alguien más si no fuera de suma confianza. Me di cuenta de que ya había perdido todo, y no me quedaba nada. No tenía sentido siquiera intentarlo.

—Tienes razón, habría sido estúpido regresar en ese entonces.

—Lo sé. — sonrió levemente. —No quiero interferir, ya no son parte de mi vida debido a mis errores, y supongo que está bien.

El silencio reinó por unos segundos, se sintió inquieta bajo la mirada carmín del alfa.

—Aprecio tus disculpas. —suspiró. —No arregla nada, en realidad. Pero al menos sé que lo sientes.

—Lo hago, de verdad. — dijo con honestidad. —Puedo ver lo bien que ha crecido. —dio una mirada rápida al cachorro con las manos sucias por las hojas, pero con una sonrisita genuina en su rostro. —De verdad lo lamento, y espero que algún día puedas darme tu perdón.

—¿Es la única cosa por la que pedirás perdón? — preguntó sin perder el ritmo. La chica lo pensó por un momento, pero asintió después. —¿No por haber intentado sabotear mis planes? — el alfa arqueo una ceja.

—¿Sabotear...?

—Sé que te embarazaste de Haruki apropósito. — Camie sintió que la sangre abandonaba su rostro. La omega abrió la boca, pero salió nada. —Honestamente pensé que te disculparías por eso.

—Tienes razón. — bajó la mirada. —Fui tan estúpida, lo siento, lo siento.

—Quiero que tú me lo digas. — pidió firmemente. Camie tardó unos segundos recomponiéndose y preparando su confesión.

—Es cierto, lo hice. Desde que empezamos a salir a mis padres no les agradó la idea, mamá me arrastro a una clínica para una consulta y me recetaran anticonceptivos aptos para mi cuerpo. Ellos no querían que "metiera la pata" contigo, aun no sé porque no les agradas. — sonrió con tristeza en sus ojos. —Cuando la graduación se acercaba todos me decían tantas cosas de ti que me dejé llevar por comentarios tontos e infundados. Tenía la autoestima tan baja que me lo creí, y mi estúpida mentalidad adolescente me dijo que la mejor forma de detenerte era con un bebé, así que dejé de tomar los anticonceptivos.

Bakugo suspiró, escuchar el punto de vista de ella le hacía sentirse en conflicto, habían sido jóvenes tontos, mal informados y con una pésima comunicación. Errores que trataba de no cometer con Izuku.

—Así que el no haber usado condón esa noche fue pura "suerte". — hizo comillas con los dedos. —Después de que le dijimos a nuestros padres... los míos trataron de convencerme de deshacerme del cachorro, insistieron durante días, pero fui terca porque habíamos decidido tomar la responsabilidad. Decirlo en voz alta hace que todo suene tan estúpido, fui tan mimada, por supuesto que no pensé lo difícil que seria, solo pensaba que tendría esto, — miró a los lados. — A ti, un hogar, a Haruki siendo un niño grande y obediente... Lo tomé todo tan a la ligera. No pensé en que realmente estaría cuidando de un pequeño e indefenso ser humano y lo complicado que era la maternidad. — la omega limpió la lagrima que había resbalado en una de sus mejillas. —Cometí tantos errores, de verdad lo siento tanto, tanto.

—Tus padres...— comenzó a decir Katsuki segundos después. —Ellos jamás lo buscaron y te escondieron, ahora entiendo bien el porqué. — bufó sin gracia. —Pensé que éramos amigos, ya sabes. Fuimos amigos desde la mitad de la primaria, así que me sentí traicionado por ti, no tanto como "novia" pero sí como amiga.

Camie no podía mirarlo como antes, la vergüenza la estaba ahogando, pero ella sola se lo había buscado.

—Él va a terapia... — aquello la hizo levantar la mirada. —Él va terapia por el asunto del abandono. Ha mejorado bastante. — Katsuki se pasó una mano por el pelo corto. —Le costaba dormir solo, se pasaba a mi cama incluso en la oscuridad cuando recién nos mudamos aquí, lloraba mucho, es muy apegado a mi pareja y como diez veces más a mí... Ni siquiera sé porque te cuento sobre él, pero... sí. — la omega frente a él sollozó bajito, comprendiendo que irse no bastó, porque de todos modos había dejado un daño muy marcado, incluso desde su nacimiento. —Pero tu decidiste perderte todo eso. — señaló al pequeño jardín donde Haru jugaba alrededor de Izuku. —Sin embargo, soy egoísta, porque a pesar con todo el daño que tu misma te hiciste, que me hiciste a mí y a Haru, volvería a hacer todo de nuevo sin cambiar absolutamente nada. Me diste un hijo extraordinario, y te lo agradezco, pero solo eso... Él es mío. — dijo tan posesivo como lo es un alfa. —Es mío y de la persona que está sentado afuera jugando con él.

—Lo sé, Bakugo. — tranquilizó la otra. —No he venido aquí a intentar quitártelo de alguna manera. Tal vez algún día, cuando logren perdonarme, él pueda verme como una amiga, porque sinceramente creo que nunca estaré lista para ser madre.

Bakugo asintió lentamente, por supuesto que Camie no quería ser madre, y no lo seria pronto. Pero de lo otro, Katsuki no estaba muy seguro, no en ese momento.

—Tal vez... — comenzó a decir. —Cuando él sea mayor, y pueda decidir si quiere conocerte.

La sonrisa que le dio la omega fue tensa, y el corto silencio también.

—Felicidades, por cierto. — Camie rompió el silencio, señaló con la mirada el anillo del rubio en sus dedos, y ni hablar de la obvia marca en su cuello.

—Gracias, supongo. — refunfuñó por lo bajo.

—Creo que debería irme. — Camie se levantó. —Gracias por escucharme, realmente lo aprecioy lamento todo lo que les hice, aunque sé que no es suficiente.

El alfa solo asintió, sin saber realmente que decir. Una parte de la omega quería ver o escuchar al cachorro antes de irse. Sabía que no era considerada como su madre, incluso ella no se refería a sí misma de esa forma, pero eso no quitaba el hecho de que quería y esperaba que el niño estuviera bien.

Justo cuando Bakugo y ella salían de comedor, la puerta corrediza fue abierta, y rápidamente entro Haruki corriendo seguido del peliverde.

—Papá, ven conmigo. — pidió al llegar a su lado y hacer una mueca.

—Necesita ir al baño. — explicó el omega, su mano izquierda apoyada a su espalda baja. —Es incomodo inclinarme, pero le dije que esperara un poco.

—Tiene que ser ahora. — chilló el cachorro dando pequeños brinquitos.

—No tardo-

—Está bien. — dijo Camie, no queriendo interferir en las actividades de los dueños de esa casa. —Recuerdo la salida.

—Pero-, — Bakugo quería desistir, era un idiota, pero uno educado.

—Está bien Kacchan, puedo hacerlo.

—Bien. — suspiró el alfa. —Vamos. — no hizo falta que se lo dijeran dos veces, Haruki ya estaba corriendo frente a él.

Tanto Camie como Izuku se dirigieron a la salida cuando Katsuki fue tras su cachorro. El camino era corto, pero se sintió largo y abrumador para ella.

—Gracias. — dijo un poco cohibida por el chico frente a ella una vez que tuvo un paso fuera de la casa. Lo recordaba vagamente de años atrás pero definitivamente el embarazo resaltaba aún más su belleza.

—No te preocupes. — sonrió Izuku, genuino y amable.

Por supuesto que Katsuki se enamoraría de alguien como él.

—Yo no sé si deba, pero... — la chica suspiró. — Gracias, por cuidarlos.

Entonces la sonrisa que antes había sido sincera se convirtió en una incómoda.

—Lo siento. — comenzó el peliverde. —Pero no creo que seas alguien para agradecerme algo como eso. — su voz fue tranquila, pero era evidente la molestia y autocontrol del omega. —Ten un regreso a casa seguro.

La omega boqueó, un poco sorprendida honestamente. Solo atino a dar una leve inclinación antes de tomar camino fuera del terreno ajeno. Y pensó, de nuevo, que "por supuesto que Katsuki se enamoraría de alguien como él".

Izuku exhaló el aire de sus pulmones una vez que la chica desapareció de su vista. Regresó al interior de la casa, buscó un abrigo extra para ponerse, pues le había dado frio después de estar afuera unos minutos.

Acarició distraídamente su vientre de casi seis meses mientras caminaba a la habitación para tomar las ultimas cosas que necesitaban para su pequeño viaje.

"Maldita sea, ¿Qué comiste?", escuchó a Katsuki maldecir desde el baño.

"¡Comí lo que papá cocino!", exclamó Haru indignado.

"Joder."

Izuku se rio un poco de las payasadas de esos dos. Pero se apresuró a regresar a la sala y sentarse en la espera de alfa y cachorro.

—¿Todo listo? — preguntó el omega cuando Haru fue hasta él para abrazarse a su lado.

—¡Listo para conocer a los ciervos! — Haruki gritó con emoción a su lado.

—Solo subiré las cosas al auto, no tardo. — avisó el alfa.

El omega y cachorro se quedaron abrazados en el sofá. Les esperaba un viaje relativamente corto.

Haruki les había hablado emocionado un par de semanas atrás lo increíble que era el "Parque Nara" un día después que uno de sus amigos fue. No había parado de decir lo bonitos que eran los animalitos y cuantas ganas tenia de verlo también.

Katsuki era un mimador de primera y apenas unos días después le dijo al cachorro que lo llevaría a conocer a los ciervos. Haruki estuvo por las nubes ese día y desde entonces había llevado una cuenta regresiva.

Tanto Katsuki como Izuku habían puesto sus respectivos trabajos en pausa por un par de días. Lo que sea por la sonrisa de su cachorro.

Al menos quince minutos después ya estaba en el auto, en dirección para salir de la ciudad.

—¿Todo bien, Kacchan? — preguntó Izuku acariciando el antebrazo de su alfa cuando notó como Katsuki de pronto se quedaba en silencio.

—Sí. — le dio una pequeña sonrisa. —Hablemos después. — Izuku asintió y tenía la intención de darle un beso en la mejilla, sin embargo, Katsuki lo alcanzó a medio camino para besarlo en los labios rápidamente, y regresar su mirada al frente.

—Oh no. — se lamentó Haruki desde su asiento en la parte de atrás. —Mami, ¿los ciervos no se asustarán porque he perdido un diente? ¿y si sonrió y no quieren ir conmigo?

Katsuki bufó una risa mientras conducía, pero poco a poco se calló cuando percibió la mirada de Izuku.

—No te preocupes corazón, no se asustarán.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo. — aseguró Izuku.

—Okie dokie. — y el asunto quedó en el olvido. —Papi, ¿vas a comprarme galletas para darle a los animalitos?

—Sí, sí. Las compraré cachorro.

Haruki les dio una risita contenta y completamente satisfecho.

La emoción en el trayecto no abandono su pequeño cuerpo, de hecho, aumento su entusiasmo cuando llegaron a su destino y pudo conocer, acariciar y darles de comer a los ciervos pequeños y los grandes también.



Haruki se apresuró a ir a la entrada en cuanto escuchó la voz de su padre intercambiar una conversación con su tío Kirishima.

Había estado en la casa de los tíos desde temprano en la mañana del día anterior. Le habían explicado que el bebé nacería ese día y que probablemente no le gustaría pasarlo en el hospital, es así como se convenció a si mismo de hacerle compañía a Mina y Eijiro durante un día.

Pero si su papá ya estaba ahí significaba que iría a casa.

—Sí, sí, les enviare fotos en cuando llegue. — dijo Katsuki a su par de amigos entusiasmado con el recién nacido.

—¡Papá! — Haruki se abrazó a las piernas del mayor.

—Estaba a punto de llamarte, creí que ya no querías regresar a casa. — bromeó el rubio poniéndose a la altura del cachorro.

—¡Sí quiero! — respondió de inmediato.

—Iremos con mamá primero, ¿okey?

—Sí. — Haru sonrió, también extrañaba a su mamá.

—Felicidades de nuevo, hermano. — el alfa pelirrojo le dio una sonrisa grande y una palmada en el hombro cuando el rubio se levantó.

—Todoroki estará de vuelta en la cuidad la próxima semana, así que tal vez los visitemos juntos. — propuso Mina.

—Bien, bien. — medio sonrió el rubio. —Ve por tus cosas, enano. Es hora de irnos.

Bakugo no se lo tuvo que repetir, rápidamente el cachorro regresó al interior del departamento a buscar lo que había llevado, y se aseguró de no dejar algún juguete, mucho menos a "Bobo".

—Listo. — anunció el pequeño rubio con todo en mano, cosas que Katsuki se aseguró de cargar, dejando a Haruki sin nada.

—Nos vemos en unos días. — comenzó a despedirse. —¡Y díganle al bastardo de mitad-mitad que no se exceda con los regalos! — exclamó ya caminando con el cachorro de la mano.

—¡No prometemos nada! — grito Mina.

Bakugo resopló, eran idiotas, pero buenos idiotas.

—¿Estas listo? — le preguntó al cachorro a su lado.

—Creo que sí. — respondió sincero.

—Pasaremos por un regalo primero, después con mamá, ¿está bien?

—Está bien, papá.

El ambiente del viaje al centro estuvo repleto de canciones infantiles que le encantaban a Haru. El cachorro se sabía la mayoría de las letras y recordaba como 'Zuzu las seguía bailando con él cuando su vientre aún no había crecido tanto.

Alfa y cachorro entraron a una florería, que también parecía ser una tienda de regalos. Se pasearon por el lugar durante unos minutos hasta que al parecer Katsuki dio con las flores adecuadas. Un ramo de lirios asiáticos de diversos colores. A Haruki le gustaron.

—Papi, yo también quiero llevar un regalo. — dijo con un puchero.

—¿Un regalo? — el cachorro asintió efusivamente. —Ve a buscarlo entonces.

Al menos diez minutos después ambos salieron listos para dirigirse al hospital.

—Papá. — llamó Haru mientras Bakugo conducía y contestó con un simple "mmh". —Mamá dice que es mejor una planta que podemos cuidar y ver crecer que unas flores, pero le llevamos flores.

—Lo sé cachorro, pero no podemos entrar con una maceta, aunque sea pequeña, al hospital, no te preocupes por eso, a mamá le gustaran. — Katsuki vio a su hijo pensárselo por unos segundo a través del retrovisor, para después encogerse de hombros y olvidar el tema.

Katsuki estaba nervioso. Haruki conocería al nuevo bebé y casi no podía esperar para ver la reacción de su cachorro. Cuando llegaron, Mitsuki estaba sentada en la sala de espera leyendo una revista frente a la habitación de Izuku.

Haruki corrió hacia su abuela para abrazarle, habían pasado algunas semanas que no la veía.

—Cada vez eres un cachorrito más y más grande. — arrulló la omega mayor, apachurrando las mejillas de su nieto.

—Mamá dice que crezco todos los días un poquito. — dijo sin perder el ritmo, haciendo sonreír a la mujer.

—¿Dónde están todos? — preguntó Katsuki llegando a ellos.

—Tu padre y Toshinori fueron por comida, e Inko está dentro con Izuku. — explicó.

—Bien. Vamos enano, entremos.

Haruki asintió. Aferró su agarre al pequeño y suave regalo en su mano, y con la otra a su "bobo". Camino a un lado de su padre hacia la puerta blanca. Estaba nervioso, conocía el sentimiento. Tenía muchas preguntas y pensamientos sobre el nuevo bebé. Su tía Mina había hablado con él respondiendo algunas de sus dudas y mantuvo todas aquellas respuestas en su mente.

Bakugo abrió la puerta, Haruki entró primero pero no dio más pasos, quedándose a un lado.

—Llegamos. — se anunció Katsuki.

—¡Oh, chicos! Ya están aquí. — les sonrió Inko. —Saldré, y los dejare solos. — Izuku murmuró algo que el cachorro no pudo escuchar, pero Inko asintió y beso las mejillas de Haruki antes de salir.

—Hey, nerd.

—Kacchan. — respondió el omega.

Haruki dio un paso al frente y pudo ver mejor a su mamá. Se veía bonito como siempre, pero parecía cansado. Tenía una sonrisa suave, rizos despeinados, pero no fuera de lugar, parecía ser que bata le quedaba un poco grande o algo así porque la tela aparentaba estar a punto de deslizarse por sus hombros. Por último, pero no menos importante, tenía en sus brazos un bulto envuelto en mantitas amarillas y blancas.

Fue como si un nuevo mundo se abriera ante sus ojos y ante el sentido de Haruki. Olía a mamá, a papá, a cachorro... más bien a bebé. Jamás había olido o visto un bebé tan de cerca, pero lo sabía porque percibía el olor de la leche.

—Son muy bonitas. — dijo Izuku con voz melosa cuando Katsuki le mostró las flores. —Gracias, alfa.

La voz de su omega hizo que el cachorro de repente se diera cuenta que su papá ya no estaba a su lado. ¿Cuándo había caminado hasta allá para dejar las flores sobre la mesita de madera y porque él se quedó ahí parado? Ni siquiera escuchaba que su alfa le hablaba hasta que...

—Ven aquí, lobito.

Haruki reaccionó a su mamá llamándolo con ese apodo que vivía en todos sus recuerdos. Caminó hasta donde estaba Katsuki, más cerca, justo al lado de la camilla. El bulto se movió y Haruki no sabía exactamente qué hacer.

Todo era muy nuevo.

—¿Quieres que te siente en la cama? — preguntó su papá poniéndose a su altura, lo tomó de los brazos y el cachorro sintió las caricias en círculos que Katsuki hacia con sus pulgares. —¿Quieres conocer a tu hermano?

Hermano...

Es cierto, el bebé ya no estaba en la pancita de su mamá, estaba ahí, era lo que cargaban los brazos de 'Zuzu, y olía bien, olía a familia, tenía un hermano ahora. Haruki asintió.

Segundos después sus pies ya no tocaban el suelo y su papá lo sentó sobre el colchón. Pudo ver a su mamá más de cerca, quien con cuidado acaricio una de sus mejillas, percibiendo el nerviosismo en su cachorro.

Katsuki se sentó detrás de él y lo medio abrazó, dejando un beso en los cabellos dorados de su hijo. Ni Katsuki o Izuku sabían cómo se sentía tener un nuevo integrante en su familia, no supieron lo que era ser un hermano mayor y compartir convivencia y padres con otro pequeño ser, es así como tampoco sabían con exactitud lo que estaba sintiendo su cachorro. En general, solo sabían que tenían que demostrar con palabras y acciones el mismo amor que antes para hacerlo sentir seguro.

—Mira aquí, corazón, — comenzó Izuku, moviendo sus brazos para que Haruki pudiese ver el rostro del bebé. —este es tu hermano, su nombre es Daiki.

Haruki admiró el pequeño rostro de su hermano, mejillas abultadas, pequeños ojos cerrados, pequeña nariz, pequeña boca, ¡todo era pequeño! Algo que su tía Mina ya le había advertido.

Miro por un instante a su papá, quien le regreso la mirada y asintió suavemente hacia él, así que regreso la vista al cachorro bebé.

—Hola, — dijo Haru con voz bajita. —Soy Haruki, soy hermano mayor, mmh... Y te traje un regalo. — Haruki supo que el bebé no podría sostenerlo, sobre todo porque sus manos estaban debajo de toda esa manta, parecía un rollito primavera. Aun así, dejo su pequeño presente frente al bebé, en las piernas de Izuku. Era un pequeño conejito azul pastel.

Oh, pensó Katsuki. Sinceramente, cuando Haruki lo escogió en la tienda, pensó que era para Izuku, no para el bebé. El corazón del alfa y omega se llenó de amor. No estaban seguros que habían hecho exactamente para que Haruki hiciera ese tipo de cosas, esas acciones desinteresadas pero repletas de cariño, y era en casos como este en que esa pregunta se hacía presente.

El aroma del lugar de pronto cambio, ya olía a todos ellos de una manera neutra, pero las palabras de Haru movieron algo dentro de Katsuki e Izuku; orgullosos, contentos, conmovidos.

—Estoy seguro de que le encantara, cachorro. — elogió su papá.

—¿Te gustaría tomarlo, bebé? — miró a su mamá, porque reconoció esa voz como la que hacía cuando estaba a punto de llorar.

—¿Cómo? — preguntó suavemente.

—Te ayudare. — contestó Katsuki.

Izuku asintió. Katsuki instruyó al cachorro pacientemente la posición en que deberías estar sus brazos, dejando a "bobo" justo a su lado, de todos modos, Bakugo sería quien cargara al bebé en su mayoría con sus manos, no es como si su cachorro recién nacido fuera muy grande.

Haru vio sorprendido al recién nacido más de cerca, porque de esa manera pudo verlo más a detalle. Como sus pestañas se parecían a las de su mamá, también tenía algunos pequeños lunares, su rostro estaba un poco sonrojado, pero mucho más de la parte de sus mejillas.

—¿Quieres ver sus cabellos? — preguntó Izuku, con un tono poco más juguetón.

Los ojos de Haruki brillaron con curiosidad por ver lo que había debajo de ese pequeño gorrito blanco.

—Quiero. — respondió.

Escuchó a su papá reír por lo bajo detrás de él. Una mano del omega deslizó suavemente el gorro hacia arriba unos centímetros, dejando ver los pocos y delgados cabellos de su cachorro recién nacido. Apenas podían percibirse que eran rizos por lo poco que tenía, pero eran del mismo color que los de 'Zuzu.

—Wow, como un tomate. — fue la primera reacción de Haruki, haciendo reír un poco a ambos adultos.

En silencio, alfa y omega dejaron que su cachorro siguiera explorando los rasgos del más pequeño de la familia. Segundos después, Haruki levanto una de sus manos para tocarlo piel con piel. Recordó lo que su tía Mina le dijo, que los bebés eran delicados, que se les tenía que tratar con cuidado y sutileza (Haru había tenido que preguntar por el significado de "sutileza").

Uno de sus pequeños dedos tocó la mejilla del bebé y se deslizó hacia abajo. Tocó la punta de la nariz con la punta de su dedo índice, haciendo que Daiki la arrugara y bostezara ampliamente, aquello saco una risita de Haruki.

—Suave. — les dijo Haru.

Katsuki estaba totalmente hechizado por lo que se desarrollaba ante sus ojos, tanto, que sentía que si parpadeaba se perdería de algo. No había absolutamente nada más que lo tuviera tan enamorado como su familia. Izuku estaba casi brillando, sonriendo a su pareja y a sus cachorros, estaba emocionado por regresar a casa.

—Pero ya huele extraño. — se quejó Haru, contrayendo su pequeña nariz.

—Oh, creo que bebé necesita un cambio de pañal. —arrulló el omega.

Katsuki se rio entre dientes ante la mirada indignada de Haruki.

—Me haré cargo. — avisó el alfa. Con agilidad llevó al bebé hasta la cuna del hospital (que estaba al otro lado junto a Izuku).

Haruki vio a su papá alejarse con el bebé y aprovechó para acercarse a Izuku, quien lo recibió con los brazos abiertos en un cálido abrazo.

—Ma. — se quejó Haru ya en sus brazos a un costado. —Te extrañe.

—También te extrañe, lobito. — besó su frente. —Te amo mucho, ¿sabes?

Haruki asintió una y otra vez, frotó sus mejillas en el pecho y cerca del cuello de su omega. Haruki no entendió mucho porque, pero las abrumadoras ganas de llorar lo alcanzaron, no las retuvo más. Papá y mamá decían que estaba bien llorar si se sentía bien, mal o si no sabía el porqué. Así que lo hizo.

Izuku no preguntó cuando los suaves sollozos del cachorro se escucharon, acarició su espalda y besó sus cabellos. Pronto, Katsuki se unió a ellos, habiendo terminado con el recién nacido y preocupado por su cachorro mayor, se sentó al lado de Izuku, pasó un brazo sobre los hombros de su omega y con el otro peinó los cabellos de Haru hacia atrás.

Estuvieron así un corto rato, hasta que Haruki se calmó y no derramo más lágrimas. Katsuki lo aseguró en sus brazos, temiendo que el cachorro lastimara sin querer la herida en Izuku. Haruki no se quejó y poco a poco volvió a brillar hablando sobre como el tío Eiji había comprado Nuggets de pollo con formas de dinosaurio.

Al poco rato una enfermera entró a verificar el estado de Izuku y del recién nacido, preguntó si ya le habían enseñado como amamantar correctamente a su cachorro, cosa que amablemente el omega agradeció, diciéndole que incluso ya lo había alimentado antes.

Daiki estaba dormido de nuevo, y no despertó al estar otra vez en brazos de su mamá, envuelto en su esencia y calor, cuando la enfermera ofreció tomarles una foto con el nuevo integrante de su familia.

Katsuki sentado al lado de Izuku. El alfa con Haruki en su regazo y el omega sosteniendo a Daiki de una manera que se viera mejor en la fotografía. La enfermera los felicito antes de salir, diciendo que volvería en unas horas de nuevo para ver su estado.

Mitsuki entro después, avisando que estarían afuera comiendo lo que Yagi y Masaru habían llevado de comer, dejando a la pareja y cachorros nuevamente solos.

Vieron detenidamente las fotos un rato, la sonrisa de Izuku y Haruki eran grandes, solo como ellos sabían hacerlo, mientras que la de Katsuki era sueve y muy característica. El rubio la envió al grupo de chat que tenía con los chicos y Ashido, junto a otras fotos de Daiki más de cerca. La lluvia de mensajes no se hizo esperar, pero los ignoró por el momento para atender a Izuku, quien le había pedido ayuda para ir al baño.

Los siguientes días fueron ajetreados, regresaron a casa. Katsuki tenía una licencia por paternidad así que se encargo de mover muebles y arreglas cosas durante los primeros dos días en casa.

Ni Katsuki o Izuku habían dormido bien. Como era de esperarse fue complicado adaptarse al nuevo bebé, pero no imposible, incluso si Izuku también se ponía a llorar con Daiki, pero estaba bien porque Katsuki ya tenía un poco de experiencia en un recién nacido y estaba a su lado cada que se sentían un poco abrumado.

Fuera de los llantos y la preocupación, estaba el bonito sentimiento de tener a su cachorro en brazos, de verlo, abrazarlo, besarlo, olerlo. Daiki era ruidoso, pero nada que no pudiesen manejar realmente. Había tardes donde los cuatro integrantes podían tomar una siesta juntos en el nido que Izuku reacomodaba una y otra vez.

Una noche, cuando Daiki tenía cólicos había permanecido despierto en la madrugada, quejándose y llorando. Fue en los últimos minutos de llanto, cuando se podría decir que estaba mas tranquilo, que Haruki entro a la habitación de sus padres. Con la pijama y cabellos rubios desarreglados, y las cejas un poco fruncidas, una mano en la manija de la puerta y la otra agarrando a "bobo" de una oreja.

Daiki también lo había despertado.

Izuku se permitió reír suavemente ante la vista de su cachorro mayor, arrulló y acurrucó a Haru a su lado, envolviéndolo en el aroma de ambos, mientras que Katsuki terminaba de calmar a su cachorro mas pequeño.

Sus amigos se turnarían para ver al nuevo bebé en unos días. La casa era un poco un desastre para el mal gusto de Katsuki, pero no había encontrado el tiempo o la energía para arreglarlo.

Apenas habían pasado cerca de tres semanas, sin embargo, su viaje apenas comenzaba, y casi no podían esperar por sentir, ver, y hacer mas experiencias, recuerdos, y sentimientos nuevos y maravillosos durante todo su camino
























Me gustó el nombre de "Daiki" porque uno de los significados que encontré es "De gran valor", y por lo sucedido al inicio, creo que seria un cachorro de gran valor para esta pareja. ♡

Amigxs no les voy a mentir, me dio sentimiento escribir a Haruki como "el cachorro mayor":(

En fin, espero que les haya gustado y que todo hay tenido sentido para ustedes. 

♡Preguntas, comentarios y votos saben que siempre son bienvenidos. ¡Gracias por todo!♡

Feliz Navidad, y ya de una vez, les deseo un feliz año nuevo 2022 uwu♡♡. 

Nos leeremos después, en el "| Extra 3 | 2/2 |".




♡E. (:

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