Inglaterra, 1755
Meses después, Thomas seguía trabajando para los Dunsany. Geneva se había casado e ido a vivir con su marido y pocas veces se había dejado ver por su antiguo hogar. Y Thomas lo agradecía, tras lo ocurrido esa única noche no quería volver a ver a la joven.
Pero esa tarde no tuvo más remedio que encontrarse con ella. Venía con su marido a visitar a la familia y tuvo que hacerse cargo de los caballos. Tras hacer una reverencia ante los recién llegados, esperó a que entraran en la casa para encargase de su faena.
Mientras, pudo observar como Geneva e Isobel se saludaban con un beso en la mejilla y un abrazo. Y cogidas del brazo echaron a andar hacia la casa, pero a mitad del camino Geneva se volvió con una amplia sonrisa en la cara al tiempo que se acariciaba su vientre de embarazada.
Thomas se quedo petrificado al verlo, no sabía si ese hijo que esperaba era suyo o de su marido.
Con el tiempo lo supo, 2 meses después Isobel fue en su búsqueda en mitad de la noche. Llamó a la puerta de su habitación desesperada.
— ¡Señor Fraser! Prepare los caballos—pidió Isobel jadeando por la carrera.
— ¿Ha ocurrido algo, milady?—preguntó Thomas con cortesía.
—Mi hermana se ha puesto de parto y algo no va bien—explicó Isobel por encima—Por favor, dese prisa.
Thomas corrió a obedecer sus órdenes. En unos minutos el carruaje ya estaba listo y en el montaron los padres y hermana de Geneva. Thomas tomó asiento al lado del conductor y tras un viaje de casi una hora llegaron a la mansión donde vivía Geneva con su marido.
Thomas se quedó rezagado y en cuanto vio a una de las criadas de Geneva fue a por ella para que le diera alguna noticia.
— *¿Cómo está lady Geneva?*—preguntó realmente preocupado.
—*Aún sigue la hemorragia, que Dios la bendiga*—susurró la criada.
— ¿Y...el bebé?—preguntó Thomas, a punto de haber pronunciado la palabra hijo.
—*Es un niño sano y hermoso*—contestó la criada sonriendo.
Thomas se quedó en el sitio, acababa de tener un hijo. Estaba seguro de que era suyo, Geneva era reacia a acostarse con su marido por la diferencia de edad. Y no sabía como había podido aceptarla sabiendo que esperaba un bastardo.
Horas después, la familia Dunsany continuaba en la mansión. Thomas paseaba por sus largos y oscuros pasillos, quería ver a su hijo pero no sabía como hacerlo.
Entonces unos sollozos atrajeron su atención y fue hacia ellos, descubriendo a Isobel llorando sentada sobre una silla.
— *¿Se encuentra bien, milady?*—preguntó corriendo a su lado.
—*Mi hermana ha muerto*—susurró Isobel—*Pensábamos que estaba bien, estaba sentada con el bebé en brazos riéndose...pero empezó a sangrar de nuevo y el médico hizo todo lo que pudo...*
Dejó de hablar y rompió a llorar de nuevo. Thomas se le acercó y antes de que pudiera darle consolar Isobel se levantó y le abofeteó con todas sus fuerzas.
—*El sabía que el bebé no era suyo*—gritó Isobel con rabia—*Yo también lo sabía, Geneva me dijo que nunca compartieron cama. No finja que no lo sabe, estaba enamorada de usted...me dijo que se acostó con ella y me hizo jurar que no se lo diría a nadie...*
Antes de que pudieran seguir hablando, una criada de la mansión les pidió ayuda. Al parecer el viudo se había vuelto loco, tenía al bebé en brazos y amenazaba con matar al bastardo.
Thomas echó a correr hacia los gritos, su hijo estaba en peligro y no pensaba permitir que le ocurriera nada si él podía impedirlo.
—*Me prometió una virgen, y me ha dado una zorra*—gritaba el conde de Ellesmere fuera de si—*No pienso derramar una lágrima por una mujer mancillada por otro hombre*
— ¿Cómo puede hacer esas acusaciones con mi hija muerta en su lecho?—gritó a su vez Lord Dunsany.
—Por favor—intervino Lady Dunsany entre sollozos—Solo queremos enterrar a nuestra hija y criar al niño. Usted no tendrá que hacerse cargo si no es suyo.
— *¡El pequeño bastardo se queda aquí!*—gritó Ellesmere sacando una daga—*Por bastardo que sea, es mi heredero y se queda conmigo. Y si su madre era una ramera, al menos me dio un varón*
—Suelte ahora mismo a mi nieto—siseó Lord Dunsany sacando un arma.
Thomas corrió y se puso en medio, estaban locos poniéndose a batirse en duelo con su hijo en medio.
—Cálmense por favor—pidió Thomas tratando de mantener la calma—Por favor Lord Dunsany, suelte el arma por su nieto.
Así lo hizo Lord Dunsany recapacitando, bajó la pistola y Thomas se apoderó de ella. Entonces se volvió hacia Ellesmere a la espera de que hiciera lo mismo, pero vio con horror como llevaba la daga al cuello de su hijo dispuesto a arrebatarle la vida.
Thomas se movió con rapidez y levantando el arma disparó apuntando al corazón de Ellesmere, quien cayó al suelo con su hijo aún en brazos.
Corrió a por él mientras que a su espalda Lady Dunsany caía al suelo desmayada y era socorrida por Isobel. Cogió al niño en brazos y pudo respirar aliviado al ver que no le había pasado nada.
Entonces se fijó en su carita, tenía la piel muy fina y blanca y sus cejas eran pelirrojas. Sonrió al verlo, le recordaba mucho a sus hermanas cuando eran bebés. Estaba claro, era hijo suyo. El segundo...
Días después, Thomas paseaba a caballo por Helwater. Tenían un caballo nuevo y tras haberlo domado le estaba premiando con un paseo por el bosque para que se relajara.
Desde lejos vio a Isobel, paseaba empujando un cochecito de bebé donde descansaba su hijo. Se bajó del caballo y tras dejarlo atado a la rama de un árbol se acercó saludándola con una inclinación de la cabeza.
— *¿Cómo está el pequeño?*—preguntó en voz baja.
—*Su nombre es William, como mi padre*—contestó Isobel, para asombro de Thomas—Yo le llamo Billie.
Sonrió al escucharlo, era un bonito nombre que le traía recuerdos felices y añorados.
—*Un nombre muy bonito*—susurró.
—*Quiero pedirle disculpas*—dijo Isobel de repente—*Estaba muy enfadad aquella noche, loca de dolor. Necesitaba culpar a alguien pero no fue culpa suya. Mi hermana era una mujer difícil y usted fue bueno con ella*
Thomas inclinó la cabeza como respuesta. Tras Isobel se acercaba caminando Lady Dunsany. Isobel sabía que su madre quería hablar a solas con Thomas y se volvió dejando al pequeño Billie con su padre.
Thomas aprovechó para observarle con atención, como dormía y sonreía en sueños.
—*Eres un niño muy guapo Billie*—susurró sonriendo—Y llevas un nombre muy importante para mi, las dos personas más importantes de mi vida se llaman igual...y bueno, tu otro hermano que está en el futuro. Nunca voy a conocerle, pero os querré siempre a ambos.
Dejó de hablar cuando Lady Dunsany se le acercó, inclinándose para saludarla con una reverencia.
—*El tribunal de instrucción se ha reunido*—empezó a explicar Lady Dunsany—*El veredicto ha sido que el conde de Ellesmere murió por accidente. Según el juez estaba alterado por el repentino fallecimiento de su esposa y por tanto encontró la muerte. Le estamos muy agradecidos, Fraser*
—Gracias, señora—murmuró Thomas.
— *Sé quien es usted*—siseó Lady Dunsany de repente—*No su nombre, pero que fue prisionero jacobita del comandante Grey. Mi marido es un hombre muy influyente, puede conseguir su libertad. ¿Quiere volver a casa? ¿A Escocia?*
Thomas no sabía que responder. Claro que quería volver a Escocia, llevaba años fuera de su hogar. Pero...su hijo recién nacido le necesitaba. Se criaría en Helwater y él podía estar a su lado viéndole crecer desde el anonimato. Nunca sabría quien era realmente, solo le conocería como el mozo de cuadra. Pero eso le bastaba a Thomas con tal de poder permanecer al lado de su hijo.
—No puedo irme, por el momento—susurró Thomas.
— ¿Puedo saber el motivo?—inquirió Lady Dunsany.
—*Son tiempos difíciles allí, y he enviado algo de dinero a casa para mi familia*—explicó Thomas, lo que era cierto—*Me gustaría seguir a su servicio si no tiene objeción*
—Por supuesto Fraser, cuando quiera marcharse solo tendrá que pedirlo—dijo Lady Dunsany a modo de despedida.
Thomas inclinó la cabeza y mientras pasaba a su lado llevando el cochecito de su hijo, esbozó una débil sonrisa al verle sonreír en sueños....
Los años fueron pasando y Thomas veía con orgullo como su hijo crecía y se convertía en un hombrecito de 6 años. Lord y Lady Dunsany dejaron su crianza en manos de Isobel quien cuidaba de Billie como si fuera su propio hijo.
Y como única conocedora del gran secreto, dejaba que Thomas pasara todo el tiempo posible con su hijo al que enseñaba a montar a caballo y compartía una gran complicidad.
Billie solía pasar las tardes metido en los establos aprendiendo todo lo que podía sobre caballos de la mano de Thomas quien no podía estar más orgulloso de tener un hijo tan curioso y que aprendía con rapidez todo lo que le enseñaba.
Una tarde mientras Billie cabalgaba bajo la atenta mirada de Thomas, Lady Dunsany lo observaba con mucho orgullo mientras conversaba con una de sus mejores amigas.
—*El joven conde de Ellesmere es un niño muy hermoso, ¡y que buen jinete*—murmuró Lady Gabrielle.
—Oh si, Billie adora los caballos—dijo Lady Dunsany sonriendo.
Thomas sonrió también al escucharlo, desde donde estaba a pesar de estar dándoles la espalda era testigo de los halagos que le hacían a su hijo.
—*A veces bromeamos con que pasa tanto tiempo con Fraser que hasta empieza a parecerse a él*—soltó de repente Lady Dunsany.
Thomas dejó de sonreír al escucharlo, lo cierto era que a pesar de que sus cabellos eran de distinto color Billie tenía algunos gestos que reconocía como propios.
—*Vaya tienes razón, que curioso...*—comentó Lady Gabrielle sin maldad alguna.
Esa tarde tras su clase de hípica, Billie echó una mano a Thomas con la limpieza del carruaje. Se subió a el con su ayuda y tras cerrar la puerta comenzaron a limpiar los cristales.
Fue entonces cuando Thomas se fijó en su reflejo, y en la cara de su hijo. Eran como dos gotas, con el tiempo todo el mundo podría darse cuenta de su gran secreto y el niño pagaría las consecuencias.
Tras la muerte de su madre y de su "padre", Billie había heredado el condado de Ellesmere junto con todas sus posesiones. Si quedaba demostrado que el niño era un bastardo lo perdería absolutamente todo, y si se descubría que Thomas era el padre sería encarcelado.
Tenía que buscar una solución, y decidió esperar a la siguiente visita de Lord John para exponerle sus preocupaciones.
Por suerte no tuvo que esperar mucho tiempo, una semana después Lord John le hacía una de sus habituales visitas y paseando por el campo Thomas fue directo al grano.
—He decidido regresar a casa—soltó de repente.
Lord John dejó de andar al escucharlo, no se esperaba una noticia así.
—Lady Dunsany me dijo que podría irme cuando yo quisiera, y el momento ya ha llegado—explicó Thomas por encima.
—*Extrañaré a mi compañero de ajedrez*—dijo Lord John suspirando—*Pero hace bien en marcharse, todos tenemos secretos y el suyo camina por Helwater. Todos podemos verlo... Algunos hijos salen iguales que sus padres.* Sus mismos gestos, sus mismos ojos...cada vez que Billie sonríe le veo a usted... *No pasará mucho tiempo hasta que Billie se dé cuenta*
—Lo sé, y por eso quiero pedirle un favor—murmuró Thomas casi suplicándole.
—*Si cree que se lo contaré a alguien se equivoca*—dijo Lord John con firmeza.
—Sé que no lo hará, no es ese el favor que le quiero pedir—empezó a decir Thomas—*Quería preguntarle si...¿cuidaría usted de Billie? Significaría mucho si pudiera pasar algún tiempo con el, ejercer...de padre...*
Lord John se le quedó mirando sin saber que decir, bien era cierto que le había cogido mucho cariño al niño y siempre que iba de visita le solía llevar un obsequio que Billie cogía entusiasmado.
—*A cambio si quiere, estaría dispuesto a....*—murmuró Thomas sin atreverse a terminar la frase—*Si quiere...*
— *¿Esta ofreciéndome su cuerpo a cambio de que le prometa que voy a cuidar de Billie?*—preguntó Lord John sin saber si había escuchado bien.
—Si—contestó con firmeza Thomas.
Haría lo que fuera necesario para dejar a su hijo en las mejores manos, y tras todo ese tiempo que conocía a Lord John sabía que era la persona adecuada.
—Yo...jamás pensé que viviría lo suficiente para escuchar tal ofrecimiento—murmuró Lord John negando con la cabeza.
— *¿No me desea?*—preguntó Thomas, desconcertado por su respuesta.
—*Le desearé hasta el día en que me muera pero aunque este tentado no puedo aceptarlo*—dijo Lord John con firmeza—*Yo también tengo una noticia que comunicarle, voy a casarme. Con Lady Isobel*
— *¡No puede hacerlo!*—casi gritó Thomas.
Sabía de los sentimientos de Lord John, y también de los de Isobel. Era una jovencita encantadora y muy educada, se merecía un marido que la cuidase bien y sobre todo la respetara.
—*Ella no se lo merece*—siguió diciendo Thomas—Usted desea a los hombres.
—Sólo le deseo a usted,—confesó Lord John para su sorpresa—Y sé que nunca dejaré de hacerlo. Pero se irá a su hogar, no nos volveremos a ver y eso será de ayuda. Conozco a Isobel desde hace años, sé que siente algo por mi y Lord Dunsany ya me ha dado su mano. Criaremos entre los dos de su hijo, como si fuera nuestro. Se que será difícil verle crecer sin verle a usted en cada gesto suyo, pero le doy mi palabra de honor de que seré fuerte, seré el mejor marido que Isobel pueda tener y su hijo estará sano y salvo. Jamás se me ocurriría hacerle daño.
Thomas sabía que decía la verdad, y que nadie mejor que él para cuidar de su hijo y como esposo de Isobel.
Lord John vio que le daba su bendición y le tendió la mano.
—*Siempre tendrá mi amistad*—dijo Thomas estrechando su mano.
Lord John asintió con la cabeza, sabía que esa sería la única relación que podría mantener con Thomas y la aceptaba resignado.
Despedirse de Billie fue muy difícil, se lo dijo la misma mañana en que se iba. El niño lloró al saberlo, le había cogido mucho cariño y se abrazó con fuerza a su cuello suplicándole que no le dejara.
Thomas tuvo que tragarse las lágrimas, por suerte solo Lord John e Isobel eran testigos de su despedida. La tarde anterior ya lo había hablado con Lord Dunsany y tras recibir una cantidad de dinero por sus servicios mas un extra por su ayuda en aquella noche en que nació Billie, Thomas podía regresar a Lallybroch con las manos llenas.
Tras besar a su hijo en la mejilla le dejó en el suelo, recibiendo con sorpresa un abrazo de Isobel.
—*Cuidaremos muy bien de su hijo*—susurró Isobel.
Thomas asintió con la cabeza y tras intercambiar una silenciosa mirada con Lord John se subió al caballo que también le había sido concedido como pago a su trabajo y se alejó de Helwater sin volver la mirada atrás, sintiendo que se le encogía el corazón al escuchar como Billie le suplicaba entre lágrimas que no le abandonara...
notas finales:
aqui os dejo la escena donde Thomas salva a su hijo recién nacido: