Tokio besa y abraza a mi hermano, mientras nosotros los vemos con una sonrisa
Mi esposo me abraza por la espalda, sonriendo orgulloso de nosotros
- cerrad puertas- Denver ordena
Giro mi cabeza en aquella dirección, y lo veo
Alguien se avienta dentro de el banco justo antes de cerrar las puertas
Denver, Helsinki y yo caminamos rápido hacia la persona y le apuntamos con nuestras armas
- no disparen. Voy desarmado. Soy Arturo Roman-
- ¿Arturito?- Dever lo ve, sin poderlo creer
- cariño, si me dices "soy Arturo Roman" me dan más ganas de dispararte- le comento burlona, bajando mi arma- revisen si de verdad no trae armas
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- putos locos- Río habla emocionado- podríais estar ahí fuera, viviendo la vidorra, y estáis aquí metidos en la puta boca del lobo- el empieza a sollozar, aún con una sonrisa- ¿Sabéis la que abéis liado ahi afuera?
Helsinki se le lanza, dándole un abrazo de saludo
Le sigue Estocolmo, a quien la abraza divertido
- ¿Y a ti como te llamo? ¿Mónica?
- no, Estocolmo- ella responde orgullosa
Después sigue Denver, a quien abraza con el doble de cariño
- ¿Tu que he has fumando para volver aquí?
- nah, la vida de millonario es muy aburrida
- gracias, tío. Que estés aquí con todo lo que has perdido, para mí es la hostia
Nairobi los aleja con emoción, abrazándolo
- ¿Que pasa, guapa?!-
- yogurin! Estoy más contenta que si te hubiera parido
- sois la hostia
- si, somos la hostia- ella le da la razón- pero aquí, las que se han tirado el carro, son: tu novia y tú hermana
El me mira con una sonrisa y me abraza de nuevo
Recién se separa, su mirada va hacia Andrés
El, resignado, accede a el abrazo
- espero que hayas cuidado bien de mi hermana, eh
- mejor de lo que crees...
- bueno, vale- tokio lo jala- a mí me vais a perdonar, pero...es mi turno. Vuelvo en un rato
Ella lo lleva lejos de nosotros
- vale - llamo la atención de los rehenes- Sigamos. Alguien dele un mono rojo a Arturito!
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- Rio, necesito que respondas de la manera más precisa posible- el profesor le pide- ¿Dónde te tenían?
- en una celda. Muy pequeña. Como un ataúd. No podía ni sentarme. Estaba de pie todo el tiempo
- ¿Cuántos días?
- no se. Perdí la cuenta al cuarto o al quinto. No había luz natural.
- rio ¿Puedes seguir?
El aparece pensarlo unos segundos
- si-
- ¿Que te daban de comer?
- una especie de pasta grumosa. Cómo de harina. Y café. Muchísimo café. Treinta, 40, 50 cafés al día. Como una moto
- te han estado privando de el sueño. ¿Crees que en el café había además algún otro tipo de sustancia?
- puede ser. Sabía a mierda. Pero vamos, estaba drogado. Cuando me interrogaban, me obligaban a respirar un gas. No sé que cojones era. Lo bueno es que, por lo menos, salía de la celda. Y a veces, hasta me sentaba
- ¿Aparte de los interrogatorios, te dejaban salir de la celda para algo más?
- ni para cagar. Me dejaban ahí...cagado y meado durante horas. Días
- ¿En algún momento te permitieron asearte?
- l-lo más parecido era cuando me daban un manguerazo
- ¿C-como era eso, Río?
- primero te cuelgan desnudo de unas cadenas. Luego te enchufan con una manguera de presión "si quieres que todo esto termine, solo dinos dónde está el profesor". Eso me repetía Alicia todo el rato. Le juro por dios, profesor...que si yo hubiera sabido dónde cojones estaba metido...lo hubiera dicho
- cualquiera lo hubiera hecho. Temiste por tu vida ¿Verdad?
Lo veo intentar hacerse el fuerte cada vez que su mirada conecta con la mía, o con la de Tokio
- sabía que no estábamos en España. Cuando cambiaba la dirección de el viento, podía escuchar la llamada a la oración de alguna mezquita. Estaba completamente convencido de que me iban a pegar un tiro e iban a enterrarme en el desierto. Cada día me levantaba preguntándome si ya había llegado mi momento.
- todo eso ya pasó, Río. Escúchame. Ahora necesito que me cuentes exactamente lo que ocurrió cuando te sacaron de ahí
Río sonríe
- me subieron a un avión. Y al aterrizar. Me metieron en un coche. Y me llevaron a un hospital militar
- y ¿Cómo has pasado la noche?
- he dormido como en mi vida, profesor. Me pincharon algo de puta madre. No había abierto el ojo, hasta esta mañana- el limpia sus ojos y nos da una sonrisa- bueno ¿Que? ¿Dónde está mi mono rojo?
Sonreímos en su dirección, después de el momento lleno de tensión
- descansa un poco más. Que te preparen un baño caliente. Te has ganado unas pequeñas vacaciones
Todos nos miramos mutuamente, sabiendo que significa eso
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Dos meses antes de el atraco - monasterio
- una baliza, GPS, en un implante dental, un micro en el tejido intramuscular, en el cráneo. En cualquier sitio
- sea cual sea la cavidad, os vamos a enseñar a extraerlo
El profesor destapa la mesa, anteriormente cubierta por una manta, y nos deja ver un cerdo muerto al centro de esta
- ¿Algún voluntario?
Todos hacemos muecas de asco
- yo...yo no puedo- Marsella habla
- anda, mudito. Te da miedo el bisturí
- no. Tengo mis principios. Estoy en contra de el sufrimiento de los animales
Denver se ríe
- pero vos sos un soldado, matas gente ¿Cuál es el problema?- Palermo pregunta, mientras acomoda mi cabello, detrás de mi oreja
- la gente es una cosa, animales otra. Y yo amo a los animales
- un asesino animalista- Bogotá se burla
- ¿Puedo creer lo que yo quiera, o me vas a decir tú lo que creer?
Abro mi boca, divertida por la situación
- ¿Sobre el amor a los animales?
- si
- pues mira, si. Te lo voy a decir. Si quieres a este cerdo de verdad, lo abres, le sacas el chip...y con todo el amor de el mundo, te lo comes
- no abro cerdo
- tienes un problema por comer cerdos- comento hacia Bogotá
- hago lo mismo con un muñeco- Marsella sigue debatiendo
- no, Marsella. No hay un muñeco. Tenemos que abrir un tejido real. Y esto es, bueno...es lo más parecido a el ser humano
Andrés a mi lado, vira los ojos con cansancio
- estuve en guerra con un perro aquí a mi lado. Todo el tiempo, conmigo. Personas huyen. Perro se quedaba
- tenemos que adoptar un perro- susurro hacia mi esposo, y lo veo sonreír
-...desde entonces jure. No abro cerdo- cuando el camina, dispuesto a irse, Denver le jala de el brazo
Marsella toma el bisturí y lo pone cerca de la garganta de mi amigo
- apartate- le amenaza- jalame otra vez y el tejido que voy a abrir en canal, es el tuyo. De arriba a abajo...
- Marsella- el profesor lo detiene, con tranquilidad - el bisturí- el lo avienta sobre la mesa- los dos, fuera de el aula
- ¿Yo?- Denver habla indignado- pero ha sido culpa suya por no querer abrir el puto cerdo
- que salgas
- le voy a meter una...
- ya
Lo veo burlona y me mira, con los ojos entrecerrados
- muy bien
Me muestra el dedo de enmedio y le regreso la seña, mientras sale de el salón
- bien, continuemos. Me da igual quien lo haga, pero tenemos 15 minutos para localizar el chip, y operar