Una perfecta confusión

america65_

11.3M 1.2M 5.4M

«Conocerte fue descubrir un género musical diferente al que suelo escuchar, pero que al final me terminó gust... Еще

Sinopsis + Advertencias de contenido
01. Me declaro a mi crush (sale mal)
02. Hetero, pero no mucho
03. Somos novios, pero no homo
04. Hola Dios soy yo de nuevo
05. Girl crush
Para ti, algún día
06. El señor de las aves te bendiga
07. Edward Cullen no me claves los colmillos
08. Escribiría un libro sobre ti
10. Los novios se llaman por apodos melosos
10. Los novios se llaman por apodos melosos
Para ti, algún día
11. Viviría por ti
12. RIP Yo
13. Hola, suegrito
13. Hola, suegrito
14. Sin cambios
15. El primero
Para ti, algún día
16. Mi primera cita (spoiler: mando a mi cita al hospital)
16. Mi primera cita (spoiler: mando a mi cita al hospital)
17. La excepción
18. Los muros se caen
19. Cobarde
20. Una confusión
Para ti, algún día
21. Mentiroso
22. Valientes
23. Merecerse
23. Merecerse
24. Finales e inicios
25. Una perfecta confusión
Para ti, algún día
Epílogo
Para ti, ahora
YA A LA VENTA EN LIBRERÍAS (reactualización)
Extra
Extra II
Extra III

09. Miren Amiano ataca de nuevo

305K 30.3K 167K
america65_

Cuando Dios repartía la suerte entre todas las personas del mundo seguramente yo estaba en el baño con una fuerte y mortal diarrea.

Y otra de las razones más probables por las que no asistí a «la feria de la suerte» es porque debí haberme quedado sin papel, pero como todo el mundo estaba haciendo fila para obtener un poco de suerte nadie llegó a ayudarme, el culo se me debió haber entumido por la espera y no tuve más remedio que limpiarme con mi playera, y cuando por fin pude salir del baño, Dios se debió haber ido.

Es eso o Miren Amiano se alió con Juan para conspirar en mi contra porque no encuentro otra razón lógica que justifique el hecho de que todo me salga mal.

No le daría tantas vueltas si solo me pasara una vez, sin embargo, en estos últimos días todo me ha salido mal. Alguien no quiere verme feliz y sé exactamente quien es.

Juan.

Aunque suene tonto, Juan debe odiarme a tal punto de arruinar mi vida porque matarme es una solución fácil y estaría cumpliendo uno de mis más grandes sueños y es obvio que él no quiere verme cumplir mis metas.

Ya está, asunto resuelto, todo es culpa de Juan y si él no es el responsable, Miren Amiano está detrás de todo. Vale mejor dejo las bromas de mis desgracias para otro momento.

Tomo la almohada de mi cama y cubro mis oídos con ella para bloquear todo ruido, pero los gritos de abajo son tan fuertes que ni siquiera esa acción hace que deje de oírlos. Si no hubiera dejado mis audífonos en la mochila ahora mismo estaría escuchando alguna canción que haga que no escuche nada de lo que está pasando, hasta pondría alguna de reggaetón, el género que menos oigo, pero que más disfruto cuando estoy bañándome e imaginando que estoy en una fiesta.

Si tan solo tuviera mis audífonos conmigo no estaría sufriendo con la pelea que hay abajo o estaría sufriendo con buena música de fondo, y entre las dos formas de sufrir prefiero mil veces la segunda.

Tiro la almohada hacia algún punto de mi habitación y tapo mis oídos con mis dedos esperando que estos sí funcionen, pero mi esfuerzo es en vano, todavía continúo escuchando todo. Juro que mis oídos van explotar en cualquier momento y si no lo hacen, yo mismo voy a tomar un cuchillo y voy a arrancarme las orejas. Estoy cansado, no quiero seguir escuchando los gritos que hay entre mi mamá y papá.

Tener una mamá virgo que siempre va a sacar los dientes y un papá tauro terco que jamás va a aceptar no tener la razón es un verdadero martirio que parece no tener fin. A este ritmo voy a morir antes de que ellos terminen de discutir.

Los pondré en contexto, luego de que mi papá me viera con Edward en una posición un poco... sugerente, vine directo a mi casa, trepé por el árbol que está al lado del cuarto de mi mamá porque no tenía las llaves y al entrar me escondí en mi habitación como si eso fuera capaz de salvarme del desmadre que hice. Pasados unos minutos escuché que la puerta sonó un par de veces con mucha fuerza y las llamadas en mi celular de parte de mi papá comenzaron a aparecer en mi pantalla, pero las ignoré esperando que se agotara de insistir y se fuera.

Todo apuntaba a que se iba a cansar, nadie podía insistir tanto y mi papá no era la excepción, de hecho, escuché que dejó de tocar la puerta y festejé de forma interna porque al menos por hoy no tendría que afrontarlo, hasta que mi mamá regresó del restaurante donde tuvo la entrevista y se encontró con él en la entrada y ahora, bueno, están discutiendo como si fueran dos hermanos peleando por el control remoto. Y ese control remoto soy yo.

Por mí, por mi estupidez de saltearme las clases para a ir a una cita falsa con mi novio falso y por la tonta e innecesaria idea de subirme encima de Edward frente a la plaza (uno de los lugares más concurridos de esta ciudad), es que ellos están gritándose.

Pensando en eso, Dios, ¿qué tenía en la cabeza cuando dije «eh, voy a subirme en las piernas de Edward para ahorcarlo mientras él me toma de la cintura»?

Si no supiera el contexto en el que sucedieron las cosas malpensaría esa descripción y no es que yo sea la clase de persona que malpiensa todo, sucedió lo mismo con su virgo, es decir, cualquiera malpensaría y más en esta ocasión que parecía que estábamos de adolescentes hormonales que no esperaron que fuera de noche y que tampoco esperaron a estar en un lugar más cómodo y privado. No era una buena posición la verdad.

Dios, y pensar que mi papá vio esa escena. ¿Qué estará pasando por su cabeza ahora mismo? Apuesto a que piensa exactamente lo mismo que dije, que soy un hormonal con la calentura hasta el tope.

¿Por qué hice esa bobería en primer lugar? ¿Es porque soy estúpido? Esa pregunta fue tonta, es más que obvio que lo soy, voy a cambiarla. Agh, ¿por qué todo lo malo me pasa a mí?

Por qué, por qué, por qué.

Mientras me maldigo hago el intento de dormir para que este día finalice y no tenga que afrontarlo, pero la discusión de ambos parece subir de nivel y sus voces se hacen más audibles y frustrantes a tal punto que es imposible conciliar el sueño. Tal parece que apenas están iniciando a discutir y que van a durar mínimo dos horas más. Evidentemente yo soy el centro de esa discusión y según lo que he oído ellos se preguntan tres cosas; la primera, por qué soy tan problemático y por qué no he entrado a clases ni he hecho tareas, la segunda, qué hacía fuera de la escuela montado en el auto de un extraño, y la tercera, mi orientación sexual. Aunque mi papá parece estar más interesado en lo último. Ruedo los ojos.

Sé que es algo que no deberían debatir, es más que evidente que me gustan las chicas, pero la forma en la que mi papá me encontró dice mucho. ¿Qué se supone que les diré? ¿«Era una posición de bros, de nuestra generación, no van a entenderlo»? No va a creerme, y a todo esto, ¿a él qué le importa?

Mi mamá sabe la verdad y tampoco es como que si le importara si estoy con un chico o una chica así que ella no es el verdadero problema, pero mi papá... No lo sé, apenas hablo con él y nunca hablamos de esas cosas. Pero al escucharlo decir «es tu culpa por no saber criarlo» puedo creer muchas cosas. Dudo que haya reaccionado de la misma forma si me hubiera encontrado con una chica.

Trago saliva, al menos mamá no ha dejado que suba a verme y tampoco me ha obligado a bajar, y no sé qué es peor, enfrentarme a ambos con la esperanza de que uno esté menos molesto que el otro, o enfrentarme más tarde a mi mamá, solos, sin ayuda, sin oportunidad de escape.

De todos modos vivir está sobrevalorado.

Reviso mi celular para distraerme un poco y veo que, aparte de las de mi papá, hay un par de llamadas perdidas de Jean y algunas de Edward. Muerdo mi labio interno. En el camino le conté a Edward que mi papá nos vio y creo que lo maté por unos segundos, pobre. Él vio mi expresión de cagado así que no es extraño que esté llamando, seguro se está preguntando sobre lo que está pasando ahora.

Ignoro sus llamadas, hasta que vuelve a marcarme de nuevo. El celular se me resbala de las manos por un instante, pero logro tomarlo antes de que se cayera, no esperaba que marcara ahora. Dejo que el teléfono vibre por unos segundos mientras que pienso si debo responderle o no. Sé lo insistente que puede llegar a ser, y creo que hablar con él es mejor que seguir escuchando los gritos, por lo que acepto la llamada.

Del otro lado del teléfono escucho que suelta un suspiro.

—Del uno al diez, ¿qué tan psicópata suena decir que estoy en tu casa?

Me atraganto con mi saliva por su repentina pregunta y toso un instante para recuperarme. ¿Está bien de la cabeza o es que la noticia de que mi papá nos vio juntos fue demasiado para alguien como él? No es normal que su primera pregunta sea esa. Si no estuviera cagado por la pelea de mis papás lo estaría por su cuestionamiento.

—Un diez, en definitiva, ¿por qué?

Guarda silencio por un momento y abro los ojos, sorprendido, cuando escucho gritos, los mismos que escucho en mi casa. ¿Qué demonios...?

—Porque estoy en tu casa.

Responde con nervios y volteo a todos lados de la habitación por inercia y para comprobar si está conmigo, pero no, no hay nadie. Durante un momento me siento observado y olvido que estoy hablando con él. No sé si sea una broma o no, sin embargo, dudo que Edward bromee de ese modo. Mi mirada se detiene en la puerta de mi cuarto y cuelgo la llamada para acercarme a ella. Giro la perilla y efectivamente, Edward está en mi casa, él todavía tiene el uniforme puesto, solo que sin el suéter y con las mangas arremangadas, se ve un desastre. Frunzo el ceño con fuerza cuando lo veo ahí. Él, por otro lado, me regala una sonrisa forzada.

¿Qué mierda? ¿Qué hace en mi casa? ¿Y cómo demonios entró?

Él pasa a mi habitación, sin vergüenza, como si entrar a la casa de las personas y sin invitación fuera de las cosas más normales del mundo (aunque para Jean debe serlo). Se sienta sobre mi cama y yo solo me quedo parado, boquiabierto, procesando lo que está pasando.

—Vine a verte porque estaba preocupado —explica de repente y eso me hace salir del trance. Cierro la puerta y giro mi cuerpo hacia su dirección. Edward se ve pálido—. No respondías ninguna de mis llamadas, me preocupé porque te veías muy asustado cuando te dejé, así que regresé y cuando iba a tocar escuché gritos, creí que algo malo te había pasado y entré en pánico, no sabía qué hacer, así que entré por la ventana como tú lo hiciste y la verdad es que no sé cómo lo hice porque no soy bueno trepando, pero lo hice.

Habla tan rápido que necesito tomarme un poco de tiempo para poder digerir toda la información. No sé si él sea consciente de todo lo que acaba de decirme, pero suena como si hubiera corrido un maratón con un enorme sol que lo hizo enloquecer. Si soy sincero no sé si deba sentir ternura por él porque estaba preocupado por mí o asustado porque entró a mi casa y porque lo hizo sonar tan fácil que la cola me tiembla al imaginar que cualquier persona puede meterse a mi casa. Edward no es cualquier persona, pero eso no quitaba que fuera aterrador.

Abro la boca para regañarlo, sin embargo, veo que hay un poco de sangre en su brazo y distingo un pequeño raspón, debió haberse lastimado cuando subía por el árbol. Niego con la cabeza y voy hacia mi escritorio para tomar un poco de papel.

—Si no estuviera preocupado llamaría a la policía —le digo al cabo de unos minutos.

Con el papel en mis manos, regreso con Edward, me inclino un poco para estar a su altura y extiendo mi mano para que me dé la suya. Él parece comprender lo que planeo y obedece a mi orden sin rechistar.

—Yo debería decir lo mismo, parece que se están matando.

Contraataca refiriéndose a la pequeña pelea que hay entre mis papás. No me queda otra opción más que fingir una risa, la situación no es nada divertida, pero no quiero que se preocupe más.

—Lo están, con palabras —le doy la razón y llevo el papel a su pequeña herida para limpiar la sangre—. Esa es la razón principal por la que se separaron o eso dice mi mamá, como amigos se llevan bien, pero cuando están molestos —chasqueo la lengua—, puedes oírlo tú mismo. La mejor decisión que tomaron fue separarse, ¿te imaginas todos los traumas que yo tendría si hubiera crecido con ambos?

Un escalofrío me recorre de solo imaginarlo. Algunas parejas no se separan por miedo a que puedan lastimar a sus hijos, pero como hijo solo puedo agradecerles por haberse separado, no solo porque pusieron su salud mental primero, también porque de cierto modo protegieron la mía. No voy a negar que de pequeño me preguntaba por qué mis compañeros de la escuela sí tenían a sus dos papás juntos y por qué yo solo veía a mi papá en videollamadas, pero si me pongo a pensar en la toxicidad que me libré, bueno, punto para mí.

—Es horrible —responde viendo cómo limpio su brazo. Junto las cejas sin entender qué tiene que ver con mi pregunta y él lo nota porque dice:— quiero decir, debe ser horrible vivir así.

Termino de limpiar la sangre y me reincorporo para tirar el papel en el bote de basura.

—No lo sé, era pequeño cuando se separaron, pero supongo que no debe ser fácil, pobres niños, nadie debería vivir en esas condiciones.

Me siento a su lado sin decir más y él tampoco hace el intento por hablar. De las cosas que esperaba de la pelea jamás pasó por mi cabeza que Edward vendría a mi casa, aunque no puedo juzgarlo, yo hubiera hecho lo mismo. Es mi amigo, como Jean, por supuesto que me preocuparía por ellos.

Nos mantenemos en silencio, hasta que me doy cuenta de algo.

—Ya no escucho nada.

Él dice de la nada, rompiendo el silencio que teníamos y robando las palabas que iba a decir. Ambos volteamos a vernos preocupados y me levanto de golpe para ver lo que ha pasado. Por favor díganme que siguen vivos y que no quemaron la casa o a ellos mismos.

Me acerco a la ventana que da a la calle y me tranquilizo un poco al ver cómo mi papá se sube a su auto y arranca. Suelto un suspiro que estuve conteniendo por los nervios y por la preocupación. Al parecer dejaron todo por las buenas y me alegro que lo hicieran porque no iba a tocarme el corazón e iba a hacer una llamada anónima a la policía si alargaban más la discusión, y si me preguntaban diría que vi al vecino llamarlos.

Doy la vuelta con el corazón menos agitado que hace un instante, pero los nervios vuelven a apoderarse de mí cuando caigo en cuenta de dos cosas, la primera, que si mi papá se ha ido eso significa que mi mamá no tardará en subir a verme, y la segunda, que Edward está aquí y corro el riesgo de que ella lo vea y agrande la situación.

Con los nervios a flor de piel me dirijo a Edward, ignorando su mirada curiosa por mis nervios y escudriño cada parte de mi habitación para encontrar un sitio en el que pueda esconderlo, ¿dónde se supone que voy a meter a un chico de un metro con ochenta y tantos centímetros sin que nadie se dé cuenta de su presencia? Agh, si no midiera tanto podría esconderlo en cualquier lugar.

Mis ojos dan con el closet y no tardo en correr hacia este, lo abro sintiendo la mirada de Edward clavada en mi espalda y le señalo el interior con mi mano.

—Métete al closet.

Le ordeno sin ningún ápice de amabilidad a lo que Edward me mira ceñudo, él no tiene ni la menor idea de lo va a pasar ahora y de lo que podría pasar si mi mamá lo ve en mi habitación luego de una intensa pelea con mi papá. No obstante, tampoco tengo tiempo para explicarle.

—¿De nuevo? —inquiere y estoy tan nervioso que no sé de lo que habla—. Si acabo de salir —menciona en un tono burlón y blanqueo los ojos al comprender—, es broma, ya voy.

Se levanta con suma tranquilidad y cuando está cerca de mí lo tomo de su playera y lo meto al armario. Él tiene que encogerse un poco entre mi ropa y solo le alzo mis pulgares. Cierro de prisa y voy directo hacia mi cama para fingir que estaba acostado y que nadie aparte de mí está en el cuarto. Justo en ese momento, la puerta se abre de golpe.

Si nos hubiéramos tardado un segundo más ella nos habría cachado. No estoy haciendo nada malo, pero sé cómo es cuando está molesta y no puedo culparla, yo soy igual, cuando estoy enfadado digo cosas hirientes, además ella tiene razón para estar molesta, su hijo no entra a clases, no hace tareas, se escapa de la escuela y lo encuentran arriba de las piernas de un chico. La palabra furiosa debe estar corta en comparación de como está.

Levanto la mirada hacia ella y le sonrío inocente, para aliviar la tensión. Mi mamá está apretando la mandíbula con fuerza y me sorprende que no se haya lanzado a mí todavía.

—Andy, ¿tienes algo que decirme?

Me pregunta, con tanta tranquilidad que dudo por un momento que sea ella. No se supone que deba reaccionar así, esperaba más caos, sangre, destrucción, no sé, todo menos a una Mariel que hable relajada. Sí, está más que claro que está siendo amable por última vez antes de mandarme al infierno.

Este es el fin de Andy O'Connell, díganle a Jean de mi parte que fui yo el que rompió su reloj y no Oliver como le hice creer, gracias.

Aprieto los puños pensando en mis siguientes palabras.

—¡Enhorabuena por haber conseguido el empleo!

La felicito con exageración y ella entorna los ojos. No ha sido la mejor forma de iniciar, principalmente porque no tengo ni la menor idea si ha conseguido el trabajo, pero no sabía qué decir.

No me responde, solo entra a mi habitación, le echa un vistazo como si tuviera algún instinto que le dijera que algo no estaba bien y se deja caer sobre mi cama.

—No entraste a clases —inicia y me preparo emocionalmente para lo que viene—, llamo a la escuela y me dicen que no es la primera vez, que tampoco entregas tareas y que te metiste en una pelea en el pasillo. —Me ve preocupada—. Para al colmo, me escondes tu relación y me haces creer que es falsa, ¿en serio me tienes tan poca confianza? ¿Después de todo lo que hemos pasado juntos? ¿No he sido una buena mamá?

Esto último lo dice en un ton tan desanimado que quiero lanzarme a sus brazos y pedirle perdón por todo. A comparación de lo que creía que iba a pasar, me ve con tristeza y quiero golpearme por haber hecho que se sintiera de ese modo. Sé que nuestra relación no es perfecta, jamás lo ha sido, somos tan iguales que chocamos en varias cosas, pero ella es la única persona que ha estado a mi lado en todo momento y la única que estará cuando nadie más lo esté. Somos ella y yo, y nadie tiene derecho a decirle que es una mala madre cuando se ha partido el lomo por darme lo mejor.

Y yo se lo he pagado de mala manera.

No respondo porque me siento muy avergonzado y decepcionado de mí mismo.

—Tal vez tu papá tenga razón y debas vivir con él.

Dice ante mi silencio y me pongo en alerta. ¿Vivir con mi papá? Debe estar bromeando.

—No, mamá —siseo—, has sido la mejor mamá del mundo, soy pendejo, y tú no tienes la culpa de eso. —Me levanto de la cama, sentándome, y tomo sus manos—. Él no tiene derecho a opinar de la forma en la que me criaste cuando él se la pasaba criando a otra niña que ni siquiera era su hija de sangre. ¡No puede reprocharte nada! —Gruño sintiendo el enojo subir por mi pecho—. Te prometo que entraré a clases, a todas y que haré mis tareas, pero no me mandes con papá, no lo odio, pero, ¿qué haría sin ti?

Dejo sus manos y la abrazo con fuerza, ella me devuelve el abrazo. Todo lo que he dicho ha sido con sinceridad, podré pelearme con ella, pero es la persona que más amo en el mundo, no hay espacio para alguien más.

—Perdón por no ser un buen hijo.

—Perdón por no ser una buena mamá.

Decimos al unísono y nos reímos. ¿Tenemos las mismas inseguridades? Sí, somos madre e hijo después de todo. Rompo el abrazo y me alegro que todo haya salido bien, o hasta ahora.

—Inicia contándome lo que sucedió.

Me pide y dudo unos segundos porque Edward debe estar escuchando todo, mierda sí, pobre, olvidé que lo dejé en el closet, aunque, si yo fuera él, estaría disfrutando del chisme, solo me haría falta un poco de palomitas para disfrutar el drama familiar. Como sea, sé que a él no le importará que cuente lo que pasó, no cuando mi mamá ha dicho esas palabras. Al final, le relato lo que sucedió, desde Diego y sus amigos siendo unos completos idiotas, hasta la parte de la cita falsa —que en realidad llamé salida porque no sabe de mi acuerdo relacionado con Heather— para que Edward se distrajera.

—Pobre chico, espero que esté bien —se lamenta una vez que he terminado—. Pero eso no quita el hecho de que esté molesta y de que estás castigado. Nada de salidas por un mes.

Me amenaza con un dedo.

—No salgo nunca, está bien, ya sabes, esa es la excusa que doy para no salir con mis amigos —la cago como siempre.

—Buscaré otro castigo que te duela —advierte y pongo una cara de horror.

—Oh no, ¿ya no voy a salir e ir con mis amigos a un lugar al que seguro no quiero ir para que al final me lamente por no haberme quedado en casa viendo animes? —finjo que me ha dolido el castigo—. Me voy a matar, todo menos eso, ¡te odio!

Solo se ríe y doy por hecho que no se lo ha creído y que buscará otra forma de hacerme sufrir. Pero si he actuado muy bien, puff, ¿cómo no va a creerme?

—Tu papá quiere hablar seriamente contigo —cambia de tema y me asusto al oírla—, quiere que te quedes con él el fin de semana.

Paso saliva por mi garganta y siento que mi felicidad se viene abajo. Es obvio que él no va a dejar pasar lo que vio ni el hecho de que he sido un irresponsable con la escuela. Me temo lo peor, lo que mi mamá no me dijo me lo dirá mi papá y no estoy preparado para eso.

Muy a mi pesar, asiento. No puedo evadirlo toda la vida, así que no me queda de otra más que afrontarlo. Hoy es lunes, así que tengo toda la semana para prepararme.

—No puedo verlo a la cara.

—¿Por qué será? —Enarca una de sus cejas—. Me contó lo que vio y no lo comprendo, te escapaste de la escuela para animarlo, ¿pero por qué estabas encima del chico? ¿O qué forma de animar te referías? —Abre sus ojos de par en par—. Mira, Andy, cuando dos pajaritos se quieren mucho y quieren pasar a otro nivel...

Mi rostro se calienta por lo que estaba sugiriendo y la corto de inmediato.

—¡Mamá, no! —niego con mi cabeza—. Resulta que Edward sabía que le mentí de la religión, y por eso, no hacíamos nada malo, solo estaba matándolo, lo normal.

Dios, ¿cómo se le ocurre pensar que estaba haciendo eso en un lugar público, a plena luz del día y con Edward? Ay, y hablando de Edward, él seguro debió haber escuchado eso, qué vergüenza.

—Haré como que te creo —masculla y frunzo los labios conteniendo un bufido.

No quería que mencionara lo que mi papá vio porque es vergonzoso hablar de ello, no puedo ni imaginarme lo que pasará cuando me toque hablarlo con mi papá. Será taaan incómodo.

—¿Le dijiste de Edward? —le pregunto refiriéndome si le explicó que no hay nada entre ambos y que solo estoy haciendo un favor. Mi mamá asiente.

—Le dije que es tu novio falso y se burló de eso, dijo que era una forma de decirme que es tu novio real y que me estabas viendo la cara. —Hace una mueca—. Por un momento pensé que también era así, pero si tú dices que no hay nada, entonces no hay nada, aunque si hay algo tampoco voy a enojarme, ¿sabes?

Niego de nuevo con una sonrisa. Entre Edward y yo solo hay una amistad y un acuerdo, no es mi tipo, aunque si fuera chica las cosas podrían ser diferentes.

—¿Lo tomó bien? —inquiero con cautela.

—Le dije que tiene la mente cerrada —explica y con eso comprendo a la perfección que no se lo tomó de la mejor manera. Aprieto los labios—. Y también le dije que, si llegaba a herirte o interponerse en tu vida, le quito los huevos con un tenedor y tú sabes que soy capaz.

Sin poder evitarlo, la abrazo una vez más.

—Eres la mejor mamá del mundo.

—Lo sé —afirma con superioridad y la suelto tras una risa, sí, fue demasiado dulce que tenía que balancearlo con algo más—. Lamento que hayas tenido que oír todo eso, no me gusta que nos escuches discutir, es que él es tan... —se detiene pensando en algún adjetivo—... ¡estresante! Consejo, jamás, pero jamás tengas un hijo con alguien terco.

—Creo que yo soy el terco —contradigo.

—Voy a advertirles a tus parejas antes de que se casen.

—Si haces eso no me voy a casar nunca.

—Mejor, ¿quién quiere casarse cuando puedes estar soltero toda la vida y viajar?

—Tú estás soltera, no viajas y no te veo muy feliz.

—Claro que soy feliz, te tengo a ti —responde tomando mis mejillas y jalándolas con fuerza. Chillo de dolor—. Ahora, espero que cambies de verdad, no solo palabras Andy, quiero hechos, estaré más atenta a tus estudios y lo lamento, pero si veo que no cambias, tendré que ponerle fin a tu falsa relación.

¿Qué?

Mi mamá me suelta y se levanta, pero tomo su mano antes de que abandone la habitación.

—Sabes que lo hago para ayudar a Edward y él no tiene la culpa, yo era irresponsable desde antes, de hecho, entré a las primeras clases por él, e hice mis tareas, no es una mala influencia.

Ella se vuelve hacia mí y eleva las comisuras de su labio en una sonrisa triunfante.

—Creo que encontré tu castigo y tu punto débil.

¿Mi punto qué? No sé a qué se refiere, pero sea lo que sea que está pensando debo detenerla, puede castigarme con cualquier otra cosa, pero Edward no tiene por qué verse afectado por mi culpa. No puedo terminar con la relación falsa ahora que todo el mundo está sobre él.

—Bueno, en realidad me da igual —intento parecer que no me ha afectado para que no me haga terminar con él—, si haces que termine con él no me importa, puede arreglárselas solo.

Muerdo mi labio, él debe estar escuchando esto, pero le explicaré que no lo decía en serio. Además, es más que obvio que no lo digo de verdad, no después de lo que hemos pasado en estos días. Mi mamá entrecierra los ojos en mi dirección y aparta mi mano de la suya.

—Tu relación está en peligro —advierte otra vez—. Ahora vamos a cenar, tenemos que celebrar. —Sonríe emocionada y la imito, sabía que lo lograría—. Inicio a trabajar mañana.

—Sabía que ibas a hacerlo —la felicito con alegría—. Bajo en un segundo.

Asiente y sale de mi habitación cerrando la puerta. Espero unos segundos por si se le ocurre regresar y me apresuro a mi puerta para echarle el pestillo. Una vez que estoy seguro que no va a volver, camino al closet. En cuanto lo abro, Edward tiene los airpods puestos y la mirada clavada en su celular, al menos no ha escuchado nada de lo que le dije a mi mamá, menos mal no es un chismoso como yo. Alza la cabeza cuando la luz de mi habitación alumbra su cara y me sonríe.

—¿Estás bien?

Cuestiona y le doy mi mano para ayudarlo a salir de ahí.

—Eso debería preguntarte —bromeo porque lo he dejado en una posición muy incómoda—. Sí, estoy bien, nada grave. Solo un pequeño castigo.

Me encojo de hombros y su sonrisa decae poco a poco.

—Es mi culpa.

—No lo es —le digo al instante—. Yo siempre he sido irresponsable y Miren Amiano me odia.

Trato de bromear de nuevo para que no sienta que mis problemas son su responsabilidad y él carraspea.

—¿Que te mire qué?

Pregunta sin entender de lo que hablo y ahora es mi turno de fruncir el ceño porque soy yo el que no comprende. Repito las palabras en mi cabeza un par de veces hasta que lo entiendo y pongo los ojos en blanco. Malditas palabras de doble sentido, ¿en verdad me metieron tremendo juego de palabras cuando era pequeño? Lo peor es que ahora que soy grande tampoco lo entendí.

No solo necesito un cerebro que me haga pensar mejor, también necesito uno que sepa reconocer cuando le están tomando el pelo.

—Es un fantasma —aclaro—, el de Facebook.

Él sigue viéndome sin entender.

—Nunca entiendo de lo que hablas Andy.

—Mejor, si me entendieras creerías que estoy loco.

—No necesito entenderte para saber eso.

Vuelve a sonreírme y lo miro mal. Regresa el Edward de la cita, el descarado que sabe coquetear muy bien. Lo empujo un poco sin ser brusco para poder tomar un suéter de mi closet.

—Una más y te termino otra vez.

—Si me terminas haré que me pidas ser tu novio de nuevo, sabes que soy muy convincente.

Chasqueo la lengua, sí que lo sé. Me hizo pedirle ser mi novio por culpa de los boletos falsos de The Neighbourhood. Tomo uno de los suéteres que más me convence y giro mi cuerpo para encararlo.

—¿Es una amenaza?

—Es una promesa.

Vale, eso me ha tomado desprevenido, como la mayoría de las cosas que dice y hace. Balbuceo sin encontrar nada bueno para contradecirlo o atacarlo. Como veo que ninguna de las cosas que digo es coherente, solo me limito a lanzarle otra mirada cargada de advertencia.

Edward abre la boca para decir algo, pero en eso, escuchamos que mi mamá grita mi nombre, apurándome a bajar.

—Tengo que irme —aviso, como si no fuera obvio—. Mi mamá está esperando porque iremos a cenar, dejaré la puerta sin llave, así que nada de ventanas. ¿Qué voy a hacer si te mueres? —le pregunto en broma, pero él no se ríe. Aclaro mi garganta—. Hablamos luego.

Salgo de la habitación dejando a Edward ahí.

(...)

Ese hablamos luego se convirtió en un «te mando mensajes, pero ni siquiera los abres». Le he escrito en la noche y hoy en la mañana, pero Edward ni siquiera los ha visto, al inicio me preocupé porque él es de los que responden enseguida, sin embargo, su última conexión fue hace media hora, así que es más claro que ha ignorado mis mensajes. Lo cual es extraño porque no he hecho ni dicho nada malo, creí que con todo lo que pasó ayer nos habíamos hecho más cercanos, ya saben, más amigos, pero parece que no.

Ya no estoy preocupado, solo puedo pensar que solo me habla cuando fingimos ser novios, hoy es su primer día de suspensión por lo que supongo que no hay necesidad de hablarnos. No es que yo sea de las personas tóxicas que necesitan que les hables a cada minuto, pero un «hola, yo estoy bien así que deja de enviarme mensajes. Mira, no me hables porque hoy es mi día de descansar de ti, ¿okey? Okey, sáquese y vaya a ver si ya puso la marrana, bye» hubiera sido mejor que el hecho de saber que me está ignorando.

Cierro el casillero con fuerza, terminando de guardar mis cosas. Las primeras clases no estuvieran tan mal, y cuando digo eso me refiero a que hice un gran intento por no quedar dormido y por prestar atención, sobre todo porque la última clase antes del receso era Historia, la asignatura que comparto con Heather.

Solo ella hace que la historia del mundo y de nuestro país suene más entretenida. Además, me sonrió, ¿cómo no iba a estar emocionado? Bueno, lo estaba hasta que revisé mi celular y vi que Edward me ignoró. ¿Qué tanto le costaba responder con una carita feliz?

Doy la vuelta para caminar, pero me detengo a ver el casillero de Edward. Es raro no tenerlo aquí, ya me había acostumbrado a su presencia.

—Al fin apareces malévolo cucarachón. —Doy un respingo al escuchar la voz de Jean. No hemos hablado de lo que pasó porque llegué tarde, las clases ya habían iniciado y en los descansos hice toda la tarea de ayer—. ¿Adivina quién inventó rumores de que Diego te golpeó porque es homofóbico? Yo no —se responde el mismo—. Ese ciclo debe terminar, aunque estuve a punto de hacerlo, pero recordé a Edward.

Asiento, Diego es un estúpido, pero jamás desearé que reciba el mismo acoso que Edward, sé que no debió de haber sido fácil para él y también puedo apostar que a Edward tampoco le gustaría que hiciéramos lo mismo que hicieron con él. Es una masita, aunque ahora no estoy muy feliz por su ley del hielo.

—Pero esparcí el rumor de que te apestan las patas —Jean pasa su mano por mi hombro, atrayéndome a él y le doy una mirada asesina por sus palabras—. Es broma, dije que un grupo de personas que nadie conoce los acosó, y que tu novio te defendió, que se peleó con muchos para protegerte. Ahora los demás creen que eres la victima y que Edward es el héroe, de nada, ya son cinco favores.

Pongo los ojos en blanco, no puedo creer que me ha dejado como la victima que no pudo defenderse cuando yo fui el que metió las garras, con miedo, pero las metí. Sin embargo, las personas de la escuela me trataron diferente hoy, no sabía por qué me sonreían en los pasillos y me miraban como si fuera a romperme, pero creo que ya sé la razón. Jean tiene más amigos que yo debido a que juega en el equipo de basquetbol de la escuela y porque es más social, si él soltó algo como eso toda la escuela debe saberlo ya, tiene mucha influencia en las personas. Pese a que no me gusta admitirlo, a veces es bueno tenerlo de amigo.

—Hablando de él, ¿dónde está? No lo vi en clases —me pregunta por Edward.

—Está suspendido.

Quito su mano de mi hombro y me dispongo a caminar a la cafetería. Él apresura su paso para alcanzarme mientras lo escucho maldecirme en voz baja.

Alguien más me toma por los hombros, sorprendiéndome y casi me cago al imaginar que los amigos de Diego podrían estar detrás, pero la voz animada de Oliver me tranquiliza.

—No puedo creer que sigas con vida —suelta fingiendo emoción—. Sufrí por ti, lloré por ti.

Imita la voz de Thor y me rio, ¿en verdad los de la escuela dijeron que estaba muerto? ¿Qué les pasaba por la cabeza al decir eso cuando Diego ni siquiera me tocó?

—¿Lloraste por mí? —pregunto lleno de incredulidad.

Nah —Oliver me suelta—. Le agradecí a la vida por el regalo tan maravilloso que nos dio y sentí celos por un momento, yo también quería estar tres metros bajo tierra, qué envidia.

Aunque quería reírme de nuevo, me contengo. Miro a Oliver y luego a Jean y suelto:

—Los odio con todo mi corazón.

Oliver solo revuelve mi cabello con sus manos, dejándolo un verdadero desastre.

—Eso no decías la otra noche —juega conmigo y golpeo su hombro con mi puño con toda mi fuerza, pero pareció no haberle afectado—. Me voy, los del club de teatro me pidieron que los dibujara, no me extrañen.

—Oh créeme, nadie lo va a hacer —Jean rueda los ojos mientras le responde y Oliver le lanza un beso con la mano de forma burlesca y coqueta al mismo tiempo.

Así es Oliver, no se sorprendan.

Jean lo ignora por completo.

—Olvidé decirte algo —llama mi atención y giro la cabeza para verlo—. Sé que sales con Edward y ajá, pero su relación es falsa según tú, eso significa que puedes seguir intentando con Heather, ¿no? —Me pregunta a lo que afirmo con un movimiento de cabeza—. La invité a comer con nosotros a partir de hoy, ¿no es una buena noticia?

Me detengo en medio del pasillo y echo una mirada para ver si no pasaban muchas personas, al ver que no, chillo muy emocionado y tomo a Jean de los hombros, zarandeándolo. ¿Él hizo eso? Dios, ya no lo odio tanto, me retracto al decir que lo odio, es el mejor amigo que pueda existir sobre el planeta, sí, es egoísta y manipulador, pero dejemos ese detalle para después.

—Jean, te beso el cerebro —lo miro emocionado. No me veo, pero sé que debo estar soltando brillitos o ese tipo de mierdas que ponen en los animes cuando alguien está feliz—. ¿Cómo lo conseguiste?

Jean me aparta de un pequeño empujón, al pobre lo dejé mareado, pero es su culpa por decirme eso.

—A diferencia de ti yo sí soy su amigo —me recuerda y bufo, también soy su amigo, no tan cercano como él con ella, pero lo soy—. Y no has oído la mejor parte —esboza una sonrisa—. Escuché del amigo de un amigo que se peleó con su grupo de amigos, porque, ¿adivina? Te estaba defendiendo de lo que decían de ti.

Ahora sí que no contengo el gritito que se me escapa de los labios. Ya está, puedo morir en paz. Si hubiera sabido que ser novio de Edward iba a hacer que ella se acercara más a mí, desde hace mucho me hubiera confundido de casillero.

Estoy tan feliz que ya nadie puede arruinar este día, ni Edward y su ley de hielo hacia mí, ni nadie más. Bendita sea Heather, le rezo, amén.

Jean se aleja de mí, en plan «no te conozco».

—¿Heather hizo eso? —pregunto una vez que calmo mi emoción. Sigo sin creer que ella haya hecho eso.

Hablarme y decirme que no haga caso a los malos comentarios es una cosa, pero que me haya defendido de sus amigos a tal punto de pelearse con ellos... ¡Voy a explotar de la felicidad!

—Ya los veo casándose, de nada, llámame cupido —lo dice tan serio que creo que lo dice de verdad. Está loco si cree que voy a llamarlo así—. Seis favores y el dinero que me debes por correrme de tu casa, no te preocupes, te lo recordaré cada día.

Estoy demasiado feliz que asiento de forma obediente, ni siquiera me tomo el tiempo de contradecirlo. A este punto puedo darle hasta mi casa si me lo pide, no me importa, no después de lo que acaba de hacer por mí, es más, le beso los pies.

Comenzamos a caminar de nuevo a la cafetería, yo más entusiasmado que Jean y la razón es evidente. Heather estará con nosotros hoy y para mi fortuna. Hoy me he arreglado, no soy egocéntrico, pero bañado me veo como nuevo, además me eché suficiente perfume así que también debo oler bien. Parece que la vida está comenzando a sonreírme otra vez, lamento mucho haberte culpado de todo Miren Amiano, descansa en paz ahora.

Al llegar a la cafetería buscamos una mesa para sentarnos, pero logramos visualizar a Karla en una de ellas junto al amor de mi vida, Heather. Ay, eso sonó un poquitín raro. Me echo un vistazo, verificando si me veo bien y asiento, aprobando mi aspecto. Hoy es de las pocas veces que me siento guapo, además, gracias a lo que he aprendido de Edward puedo decir que no voy a arruinarlo con Heather o que seré capaz de decirle hola sin mearme.

Veo a Heather llevarse la barra de cereal a su boca y suspiro. Hasta comiendo se ve linda.

Jean me da un golpe en la cabeza para que me apresure a caminar y me quejo por esa acción, sin embargo hago caso. Se supone que tenemos que ir a comprar nuestro almuerzo, pero me gasté el dinero para tomar el transporte público así que al menos yo no voy a comer hasta llegar a mi casa. Si Edward estuviera aquí diría algo como «¿no tienes dinero para el almuerzo? No te preocupes, invito yo», aunque si él me hubiera recogido en la mañana no hubiera gastado el dinero.

Me detengo en seco. ¿Por qué estoy pensando en él en un momento como este?

Edward sal de mi cabeza por favor, gracias.

—Hola.

Escucho que me saludan y tengo que parpadear un par de veces para darme cuenta de lo que está pasando. Ahí es donde caigo en cuenta que Heather me ha saludado y que estoy frente a la mesa, todo pendejo, mirando un punto fijo de ella. Hago un esfuerzo sobrehumano para no avergonzarme y le sonrío.

—Me alegro que comas con nosotros.

Digo completamente sincero, tomando asiento frente a ella. Heather me regresa la sonrisa. Bien, solo debo recordar todo lo que Edward me ha enseñado en estos días y si todo se pone raro, solo debo imaginar que Heather es Edward. Asunto resuelto.

—Y yo me alegro que estés bien —Me escudriña con sus grandes ojos azules y grito internamente. ¿Está feliz de verme? Omaigash—. Diego es un estúpido, tiene mierda en lugar de cerebro. Espero que tu novio esté bien.

—¿Qué novio? —pregunto sin querer porque estaba muy emocionado de que ella estuviera feliz de verme.

Heather frunce su ceño y por alguna razón siento que la he cagado.

Gracias al cielo divino, Jean interrumpe la conversación al ver que he metido la pata.

—Lo dice porque Edward no está aquí —lleva sus manos a sus ojos, como si fueran binoculares y voltea a ver a todos lados—, ¿ves? ¿Qué novio? No hay nadie ahora mismo.

Suelta una risita fingida y me uno a él mientras Heather y Karla nos ven como si estuviéramos locos.

—Ah, sí, mi novio.

El novio falso que no responde mis mensajes y que ignora mi existencia.

—La relación de ambos es tan envidiable —menciona Karla, tomando un poco de su bebida y haciendo que Heather no le dé importancia a que yo olvidé a mi novio—. Si no tengo una relación así no quiero nada.

—Nadie quiere estar en una relación contigo de todos modos —Jean se burla de ella y Karla le saca el dedo medio.

Yo solo puedo pensar en un aquí vamos de nuevo.

—Ni con un idiota que apenas sabe cómo respira —se defiende—. No sé de qué hablas si tú tampoco estás en una relación. Oh, espera, ¿si tienes una? —lo mira suspicaz, con los ojos entrecerrados.

—No, estoy feliz y soltero, enamorado de la vida.

Jean le mantiene la mirada y tanto Heather como yo nos quedamos en plan, «uh, chisme». Volteo a verla y miro que está bebiendo de su refresco sin quitar los ojos de la pequeña pelea que tienen, siente mi mirada y gira a verme, estoy a punto de ver hacia otro lado, pero recuerdo a Edward y no lo hago, solo le sonrío con amabilidad mientras que ella hace lo mismo.

Se aleja un poco de Karla y se acerca a mí, apoyando sus codos en la mesa.

—¿Es normal que peleen? —pregunta al observar que se están diciendo de todo y asiento con desgana.

—Sí, pero te acostumbras.

Ella voltea su cabeza en dirección a ellos y los mira unos segundos. Aprovecho ese momento para ver su perfil, no puedo con la linda nariz y mandíbula que tiene, es demasiado perfecta.

—Son signos de tierra, eso es obvio —insinúa sin quitarles la mirada y me sorprendo porque sí lo son, bueno, al menos Karla.

Karla resopla con fuerza.

—Es más fácil hablar con una roca que contigo —le dice a Jean y se voltea a Heather, ignorando a Jean—. Como te decía Heather, la relación de Edward y Andy, es muy linda, ¿viste sus stories? Fueron a una cafetería de anime juntos.

Quiero tomar la bebida de Heather y lanzársela en la cara a Karla por haber interrumpido nuestra conversación y por mencionarle que salí con Edward. ¿Cómo se supone que voy a gustarle si le habla de mi novio falso?

—No lo sigo en Instagram, pero lo haré ahora.

Contesta, sacando el celular de su bolsillo y aprieto los labios. ¿Va a seguirme en Instagram? Sin duda hoy ha sido el día más feliz de mi vida. Retiro todo lo que dije Karla, gracias a ti ahora me va a seguir, aunque si lo hace, verá mis fotos extrañas. Me pongo nervioso de repente.

—El amor acaba tarde o temprano —Jean habla de nuevo—. Y cuando eso sucede, nuevas oportunidades, nuevos amores, conocer nuevas personas, a otros chicos, u otras chicas —alza la voz para que Heather lo escuche a la perfección y ella levanta la mirada de su celular a Jean—. Andy dijo, perreo pa' los nenes, perreo pa' las nenas.

Le sonrío a Jean por decir eso. Al menos Heather ya sabe que me gustan las chicas y no los chicos, bueno, que me gustan ambos, ella no sabe que mi relación es falsa.

—Cállate Jean, no desanimes a Andy —Karla lo señala con su dedo y me mira—. No le hagas caso, si se aman de verdad entonces no tiene que acabar.

¿Cómo te explico que cuento los días para que nuestra relación se dé por terminado y así pueda salir con Heather?

—Solo decía —Jean se encoge de hombros—, puede que en algunas semanas esté soltero de nuevo, así es la vida —lleva un poco de la ensalada que compró a su boca—. ¿Y tú, Heather? ¿Hay alguien que te gusta?

Si hubiera estado tomando agua, hubiera escupido todo. ¿Cómo se atreve a preguntarle algo así? ¿Y frente a mí? No obstante, no voy a negar que yo también tengo curiosidad.

—¿Yo? —inquiere con los ojos más que abiertos, no se esperaba que Jean le preguntara eso. Este asiente y Heather carraspea—. Bueno, solo hemos hablado un par de veces, y no creo que me guste... pero sí me interesa. Aunque tiene pareja, así que no va a funcionar.

El corazón se me desboca y siento que la piel se me eriza, ¿esa persona puedo ser yo? Es decir, no quiero ilusionarme ni nada por el estilo, pero me ha descrito a la perfección. Hablamos un par de veces y tengo pareja, es una buena señal. ¡Es una muuuy buena señal! Hola Dios, ya no me quiero morir, gracias.

—Puede que terminen y boom, se enamora de ti —Karla la anima y asiento efusivamente, dándole la razón.

Heather no dice nada, solo sonríe. Nadie puede verme, pero en el fondo estoy gritándole a Heather que no se rinda con esa persona porque si soy yo, estaré soltero públicamente en dos semanas y un día. Sí, cuando dije que tengo los días contados es porque los tengo de verdad. No en un mal plan, estoy feliz de ayudar a Edward, sin embargo, no voy a mentir, quiero salir con Heather y que él y yo sigamos siendo amigos.

Luego de eso y de una plática extraña entre Karla y Jean, el receso termina. Las siguientes horas fueron igual o más aburridas que las primeras. El celular se me descarga así que no pude ver si Edward me respondió. Tampoco es como si me importara mucho en ese momento. Cuando llegué a casa conecté mi teléfono oh, sorpresa, no había señales de él, aunque se había conectado en la mañana. Me la pasé viendo un anime toda la tarde para entretenerme porque estaba solo y mi mamá llegó hasta en la noche.

El día finalizó, y aunque no quería decirlo, me preocupaba un poco que Edward no me hubiera escrito, él no es así, él es de los que me hubiera mandado un mensaje disculpándose por no responder, pero no lo hizo. No quería verme intenso, sin embargo, terminé mandándole un mensaje en la madrugada bromeando con él y con nuestra primera semana juntos en la relación falsa, no obstante, a comparación de los otros mensajes, este último solo tenía una palomita, la de enviado y no la de recibido.

No le di más vueltas y me dormí tratando de convencerme que él está bien y que solo estaba exagerando. Al igual que ayer, hoy también fue aburrido, salvo que Heather hizo equipo conmigo en Física, pero, aunque quería emocionarme por eso, no pude, la preocupación de saber qué le pasó a Edward no me dejó tranquilo en todo el día, menos cuando su última conexión seguía siendo de ayer por la mañana y mi mensaje de hoy temprano seguía teniendo una palomita.

Solo pensaba en ¿dónde te metiste Edward?, como Bob Esponja cuando no encontraba a Gary, hasta podía oír el coro de Gary vuelve a casa en mis oídos.

Ahora que es de madrugada, me digo a mí mismo que no sirve de nada estar preocupado, mañana él vendría por mí y me dirá que perdió el celular o una cosa así mientras que yo me imaginaba lo peor. Voy hacia la cocina sin hacer ruido porque son las doce y mamá debe estar durmiendo. Tomo un vaso para servirme un poco de agua. Siempre me ha dado miedo bajar para beber, principalmente porque soy un miedoso de mierda, pero tenía tanta sed que no podía dormir. Le echo la culpa a la sed, pero la preocupación no me deja dormir.

De repente, alguien toca la puerta principal con cautela y doy un pequeño brinco haciendo que el agua se me caiga. Mi corazón late a toda prisa, ¿quién demonios está tocando a esta hora? No, probablemente estoy muy asustado que imaginé ese ruido.

Apago la luz de la cocina y me guio con la lampara de mi celular para caminar hacia las escaleras y correr a mi habitación antes de que algo malo pase, pero la puerta vuelve a sonar. Trago saliva y camino hacia la puerta, estoy haciendo exactamente lo mismo que hacen los tontos protagonistas de las películas de terror. Hago a un lado la cortina y me asomo un poco por la ventana para ver quien está tocando, pero la persona me está dando la espalda y tiene puesto un suéter con capucha que no me deja ver su rostro. Además, la poca luz de la calle no ayuda mucho.

Volteo hacia todos lados buscando algo con qué defenderme y encuentro una jarra de cerámica que no dudo en tomar para lanzárselo a la persona por si acaso. Estoy a punto de dejar la cortina para regresar a mi habitación, pero cuando la persona voltea de nuevo para tocar, veo su rostro y lo distingo de inmediato.

¿Qué...?

Dejo el jarrón en el suelo con el corazón latiéndome a mil por hora y abro la puerta, quitándole los seguros, cuando por fin lo consigo, veo a un Edward del otro lado, con un gran golpe en su pómulo, su labio roto y lleno de sangre. 

***
¡Bestieeeeees, hola! Espero que todos se encuentren bien<3 hace unos días llegamos a las 100,000 leídas, no puedo con la emoción, muchas gracias por leer la historia, es surrealista que con solo pocos capítulos hayamos conseguido ese número, lloro brillitos, escribo por y para ustedes😭❤️

Preguntaaaa, ¿cuántas leídas tiene la historia ahora que estás leyendo esto? ❤️

Ahora, hablando del capítulo, Edward ven que te abrazo chiquito. ¿Teorías de lo que pasó y de lo que pasará en los siguientes capítulos? Los leo en las sombras 👁️👄👁️

Otra pregunta, si pudieran ser alguien de la historia por un día, ¿quién sería y por qué?
Yo sería Andy, porque, bueno, no hay mucho que explicar, para tener a Edward 😩😩😩😩

Un like y meto un personaje que se llame América y que sea la pareja de Edward en mi lugar JAJSJSJS el que diga dislike o que no, mato a alguien primer aviso (es broma KSJSJS)

Han hecho más dibujitos, pero el celular se me descargó y en la lap solo tengo algunos, en el próximo capítulo subiré los que me hacen falta, gracias por lo que hacen! Les dejo un Edward y un Andy hecho por _lectoradesquiciada ❤️❤️
(Espero no olvidarme de ponerlo JSJS)



Nos vemos la próxima semana, gracias por leer!❤️❤️❤️

Продолжить чтение

Вам также понравится

No acercarse a Darek Endery Armao

Подростковая литература

451K 54.3K 71
Meredith desde que tiene uso de razón, conoce la existencia de Darek Steiner, aunque ha estipulado una regla bien marcada en su vida: NO ACERCARSE A...
La Divina Comedia ✔︎ Meri⁷♡

Приключения

67.5K 1.6K 47
Tú; sigues a través de los nueve círculos del infierno, donde se encuentran los más grandes pecadores de la historia, quienes reciben castigos a la...
La Navidad según Lucas R. Crespo

Любовные романы

581 103 13
Rebeca no está dispuesta a caer en la trampa de la Navidad. Desde que perdió a su abuela materna, con quien vivió durante sus últimos años de vida, n...
Tres pasos atrás | A LA VENTA ✔️ Jash

Подростковая литература

3.4M 11K 1
DISPONIBLE EN LIBRERIAS GRACIAS A NOVA CASA EDITORIAL 💙🧡 *** Holly Brunet es un futbolista testarudo. Cuando una lesión lo deja fuera de su equipo...