La novia de Mario Calderón

De AriiiCano

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Esta es una historia en la que Mario Calderon ejecuta el plan que tenia pensado para Armando. ¿Qué pasara con... Mai multe

Capítulo 1. ¿Usted está enamorada de...?
Capitulo 2. Supermario en acción.
Capitulo 3. ¡Eso es algo asqueroso!
Capitulo 4. Betty ¿Qué se hizo?
Capitulo 5. La nueva Beatriz Pinzón
Capitulo 6. Tercera etapa de la "Operación Alfabeto". Pt.1
Capitulo 7. Tercera etapa de la "Operación Alfabeto". Pt.2
Capitulo 8. ¿Tiene algún compromiso esta noche?.
Capitulo 9. Tres galanes al acecho. Pt. 1
Capitulo 10. Tres galanes al acecho. Pt.2
Capitulo 11. Eramos pocos y...
Capitulo 12. Empleandose a fondo. Pt.1
Capitulo 13. Empleandose a fondo. Pt. 2
Capitulo 14. Empleandose a fondo. Pt.3
Capitulo 15. ¿Vamos a mi apartamento?
Capitulo 16. ¿Pero qué demonios hace usted acá?
Capitulo 17. Lo que tengo que decirles es algo muy grave.
Capitulo 18. Todo lo que tengo... es tuyo.
Capitulo 19. ¿Qué es lo que le pasa tigre?
Capitulo 20. ¡No es para tanto!
Capitulo 21. ¡Esto es increible!
Capitulo 22. ¿Pero... qué demonios es esto?
Capitulo 23. Tengo que reconocer que fue muy fácil...
Capitulo 24. ¡Otra vez no, Señor!
Capitulo 25.¿No me está mimando demasiado?
Capitulo 26. Me ha regalado su sonrisa.
Capitulo 27. Yo no tengo nada que hablar con usted.
Capitulo 28. Dando explicaciones.
Capitulo 29. Tantas atenciones dan de que pensar...
Capitulo 30. Piénsalo Betty...
Capitulo 31.¡Tenia razón Aura María!
Capitulo 32. ¡Ahora si lo entiendo!
Capitulo 33. Yo ya te perdoné.
Capitulo 34.¿Sigues enamorada de él?
Capitulo 35. ¡Cómo han cambiado los tiempos!
Capitulo 36. La novia de Mario.
Epílogo

Introducción

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De AriiiCano

Mario Calderón y Armando Mendoza están conversando en una terraza del hotel donde acaba de tener lugar la presentación de la nueva colección de Ecomoda. Hace unos minutos se enteraron que Nicolás Mora había venido a recoger a Betty, y se había presentado, con tarjeta de visita y todo, como el Gerente General de Terramoda. Los dos amigos están muy nerviosos. Sus peores sospechas parece que se vayan a confirmar...

El siguiente diálogo está tomado casi idéntico de la novela original de Gaitán.

M.: Calma viejo, se está volviendo a obsesionar con la lectura de cartas.

A.: Perdone, pero Mariana... Mariana es muy acertada cuando lee las cartas. Y ante la mirada escéptica de su amigo, continúa:
A.: Está bien, esta bien Calderón, dejemos las cartas de lado ¿sí? y centrémonos en la realidad. Beatriz Pinzón Solano está enamorada de Nicolás Mora. Eso, ella ya lo confesó, ¿no es cierto?. Bueno él la conoció pobre a Betty. Ahora es una multimillonaria en potencia, ¿verdad?. El tipo no es rico, pero es economista y conoce perfectamente las intimidades de Ecomoda y de Terramoda. ¿Qué tal que mañana le dé por ponerla en contra nuestra?. Vea, usted sabe lo que es capaz de hacer una mujer cuando está enamorada de un hombre...

M.: No sé. No sé. Es que Betty es tan horripilante que es capaz de vender su alma al diablo para conseguir marido.

A.: Sí, eso yo lo sé. Yo lo sé. Pero vea, ¿cómo vamos a hacer para que ese tal
Nicolás no se aproveche de Betty? Para que no la ponga en un compromiso.

M.: Es muy sencillo. -dijo Mario Mirando con intención a su amigo-. A usted le va a tocar competir con Nicolás Mora. A usted le va a tocar quitársela. En otras palabras a usted le va a tocar... enamorar a Beatriz.

A.: ¿Quéee?...

Hasta aquí el diálogo original de la novela. A partir de este momento comienza la historia imaginaria.

M: Es la única solución, hermano. Si usted quiere proteger a Ecomoda va a tener que enamorar a su asistente.

A.: Eso ni lo sueñe. NI-LO-SUE-ÑE. ¡Yo no voy a enamorar a Betty! - protestó con energía-. Yo no le puedo hacer una cosa así a esa mujer. ¿Qué clase de monstruo cree usted que soy?

M.: Pues yo no veo otra salida, Mendoza. ¿Tiene usted alguna otra idea genial?

A.: -Tras meditar unos segundos- Pues mire, sí la tengo...

M.: ¡Pues cuénteme, hermano! ¡Soy todo oídos! ¿Cuál es su idea?
A.: -Rotundo- Hablar con ella.
M.: -Mirando sorprendido a su amigo y sin entender qué quiere decir- ¿Hablar con ella? ¿Pero como de qué o qué?

A.: Mire, Calderón. Betty es una persona de toda mi confianza. Yo sé que si le pregunto qué pasa ella me lo va a explicar...

M.: ¿Y usted se lo va a creer?.

A.: Sí -fue su única y escueta respuesta-.

M.: Hermano, ahora sí que no entiendo nada. ¿No era usted el que me estaba diciendo hace un momento que ella ya había "confesado" que estaba enamorada de Nicolás y que había que hacer algo para que el tal Dr. Mora no se aproveche de Betty y nos quedemos sin empresa?

A.: Sí, pero hay algo que no me cuadra en todo esto. Fíjese Calderón, ella le "confesó" a las del cuartel que estaba enamorada de Nicolás y que eran novios, pero a mí me dijo que no eran novios. ¿No le parece muy raro?

M.: ¿Raro? Lo que me parece es que su asistente es una mentirosa, porque o le mintió a usted o le mintió a las del cuartel.

A.: Exacto, ahí lo ha dicho -anunció con satisfacción-.

Mario se lo quedó mirando algo más que alucinado. ¿Pero qué le estaba pasando hoy a ese hombre? ¡Un momento! ¿No estaría pensando... ¿No, verdad? ¿O sí?

M.: Oiga, Armando, ¿usted no creerá que...

A.: -Acabando la frase por él- ... Que le mintió a las del cuartel.

"Definitivamente ese hombre no estaba hoy en su sano juicio", pensó Mario. Vamos, creer que aquella mujer había mentido a sus mejores amigas, y no a su jefe gritón que la trataba como si fuera su robot particular.

M. ¿Ah, sí? ¿Y que le hace pensar eso? -saltó irónico.

A.: La psicología femenina -sentenció como si fuera un entendido en el tema.

M. -Poniendo cara de circunstancias- A ver, Doctor Freud explíqueme
detalladamente su teoría, porque yo no comprendo nada.

A.: ¡No sea payaso, hombre! ¡Que esto es muy serio!

M.: Yo sé que es muy serio, pero que yo sepa usted estudió ingeniería industrial y no, psicología ¿y ahora quiere dárselas de psicólogo experto en la mente femenina?

A.: ¡Que experto ni experto! ¡Pero es que usted no entiende!. M.: ¡Pues no! ¿Por qué no intenta explicármelo más despacio?.

A.: ¡Qué paciencia hay que tener con usted!. Vea, Berta me contó que el día que Mariana le leyó las cartas a Betty, le dijo que allí se veía que estaba enamorada de un hombre. Y que ese hombre le iba a cambiar la vida.

M.: Y está claro. Ese hombre es Nicolás Mora. -Acabó Mario por él.

A.: ¿Me quiere dejar terminar?. -preguntó con retintín mientras la
exasperación que recién sentía hacia su amigo crecía en su interior. Suspiró
profundamente, se armó de paciencia y luego continuó-.Calderón, ahí está el error, no se trata de Nicolás Mora.

M.: Cada vez lo entiendo menos, Mendoza.

A.: Vea, cuando ella se vio descubierta, para que las muchachas no le hicieran más preguntas les dijo que estaba enamorada del tal Nicolás. Ella misma me contó que les había dicho a las del cuartel que Nicolás era su novio, para que no la molestaran más con ese tema. Y ahora viene la clave de todo. ¿Por qué ella no quería que le hicieran más preguntas sobre su supuesto "amor oculto"?

M.: -Encogiéndose de hombros y pensando cada vez más que ese hombre había tomado algo que no le sentó bien- ¡Ni idea, hermano! ¡Dígamelo usted que parece saberlo todo!

A.: Pues porque debe ser alguien que las muchachas conocen. Al darles un nombre, el de Nicolás Mora, ha evitado que las muchachas le pregunten o investiguen sobre quién es ese tipo del que ella está enamorada. En definitiva, ha conseguido que la dejaran tranquila respecto a ese tema. ¡Es que "mi"
Betty es muy inteligente! Vea, Calderón, lo que ha hecho es ponerlas sobre una pista falsa. ¡Ha engañado a "los sabuesos" de Ecomoda!

M.: Elemental, mi querido Holmes. Pero hay un pequeño detalle que se le ha escapado.

A.: ¿A qué detalle se refiere?

M.: ¿Quién es ese hombre tan misterioso del que ella está enamorada y que las muchachas conocen? -Y poniéndose la mano en la cabeza como si estuviera reflexionando al más puro estilo Holmes continuó- ¡Cómo no sea usted!

A.: ¡Pero qué dice, hombre! ¿Usted cuántos güisquis se tomó?

M.: -Respondiendo mecánicamente- Pues este es el tercero -Pero de repente se da cuenta que Armando ha querido insinuar que está borracho y protesta- Oiga que yo no estoy pasado de tragos. No hace falta ser "Hercule Poirot" para llegar a esa conclusión.

A.: ¡Usted está loco!

M.: De eso nada. -Y con voz solemne- Ahora todas las piezas del puzzle encajan perfectamente, sí señor. Ella utiliza a Nicolás Mora de tapadera para que las del cuartel no sospechen que está locamente enamorada de su jefe, el Doctor Armando Mendoza Sáenz.

A.: ¡Definitivamente usted delira, Calderón!

M.: ¡Qué va! ¡Si no puede estar más claro! -Y con voz confidencial- Oiga, hermano, ahora con más razón tiene que poner en práctica mi plan. Vea, si ella ya está enamorada de usted va a ser muy fácil que caiga rendida a sus pies. No va a tener que esforzarse mucho...

A.: De ningún modo, Calderón. Yo no voy a enamorar a Betty por dos razones: la primera es que no creo en su teoría. Ella para nada está enamorada de mí. Y la segunda es que mi conciencia, porque yo tengo conciencia aunque usted no lo crea, no me permite hacerle algo así a una persona tan incondicional conmigo como es Beatriz.

M.: A ver, Armando. -Esta vez se puso ya serio-. Vamos a suponer que está en lo cierto y que ella no está enamorada de usted. Pero según su teoría está
enamorada de alguien de la empresa y no quiere que las muchachas se
enteren. Bueno, las muchachas y todos los que trabajan en la empresa o tienen relación con ella, porque ya sabe como son de chismosas las del cuartel. ¡Y hay que reconocer que ese es un chisme de los buenos!

A.: ¿A dónde quiere ir a parar?.

M.: Vea, como iba diciendo, si ella no está enamorada de usted si no de OTRA PERSONA de la empresa... Seguimos sin saber quién es ESA PERSONA.

Armando ahora sí que se queda mudo. No tiene respuesta para eso. Se pone a pensar en todos los hombres de la empresa y los va descartando uno por uno...
"¿Gutiérrez? Ni hablar, Betty jamás se enamoraría de un tipo así. ¿Daniel
Valencia?, ¡pero si ella lo detesta!... ¿Freddy? no, ella es muy amiga de Aura
María. Además el tontorrón de Freddy no es hombre para Betty. ¿Wilson?,
¡pero si aún es más tontorrón que Freddy!... ¿Hugo? Ja ja ja, mejor pensemos en otra persona... ¿Calderón?, Ummmm. ¿Será de Calderón de
quien Betty está enamorada?...".

No supo por qué, pero un intenso malestar se apoderó de él. No le gustaba para nada esa idea. Pero bien pensado, era la única posibilidad, claro, si se descartaba a sí mismo..."¡No, no es posible que ella esté enamorada de mí!". Esa idea lo hizo sonreír, pero la desechó enseguida y preguntó a su amigo:

A.: Oiga Mario, ¿Betty no estará enamorada de usted?

M.: ¿Quéeeeeeeeeee?...

Al día siguiente Armando llegó un poco tarde a la empresa. No había dormido muy bien dándole vueltas a todo lo que había estado hablando con Mario. Cada vez estaba más decidido a hablar con ella sobre ese tema.

Él confiaba en Betty. Ella se había ganado esa confianza a pulso, con su lealtad incondicional... "¡Fíjese si confía en ella hermano que puso en sus manos la empresa!", se dijo.

Una sonrisa se instaló en su rostro cuando pensó: "Mi Betty es una persona de toda confianza. Es la persona de este mundo en la que más confío. Seguro que ella me puede explicar todo lo que está pasando". Y con ese pensamiento, entró al despacho de presidencia.
Betty le oyó llegar y salió presurosa a saludarlo con una sonrisa.

B.: Buenos días, doctor. ¿Descansó bien?

A.: -Devolviéndole la sonrisa- Sí Betty, gracias y buenos días. -Y casi sin pausa- Oiga Betty, ¿cómo tenemos la agenda para hoy?.

B.: A partir de las tres tiene varias citas con algunos de los clientes que ayer se mostraron interesados en la colección. Hasta esa hora su agenda está en
blanco. Recuerde que siempre dejamos la mañana libre el día después de la presentación de la colección para que pueda descansar.

A.: Muy bien, Betty. ¿Entonces no tengo ningún compromiso para almorzar?

B.: No doctor, hasta las tres no tiene ningún compromiso.

A.: Entonces la invito a almorzar.

B: -Creyendo haber entendido mal- ¿Cómo ha dicho doctor?

A.: Que la invito a almorzar. A las doce nos iremos los dos a algún restaurante tranquilo y alejado de la empresa. -Bajando la voz como si se tratara de algo muy confidencial- Tengo que hablar con usted de algo muy importante.

B.: ¿Y no lo podemos hablar acá, doctor?. A.: No Betty, es mejor que no.
Betty está muy intrigada. No sabe, qué es lo que le quiere decir su jefe con tanto misterio, que no puede decírselo en la oficina. Por más que lo piensa no se le ocurre nada. No parece estar enfadado, más bien diría que está de buen humor. Finalmente decide no darle más vueltas y esperar a la hora del almuerzo. Tiene mucho trabajo que hacer y se concentra en él.

Armando se dirige a un discreto pero selecto restaurante bastante alejado de la zona industrial donde se halla Ecomoda. No quiere encontrarse con nadie conocido y mucho menos con Marcela o alguno de los Valencia. A su "novia" le dijo que tenía un almuerzo con unos clientes y que Betty lo acompañaba como su asistente.

Tras encargar la comida, Armando abordó el tema que lo preocupaba sin más dilación.

A.: Vea, Beatriz yo quiero hablar con usted de algo que es un poco delicado y no quisiera que usted se molestara...

B.: -Cada vez más intrigada- ¿Molestarme? ¿Por qué doctor?

A.: Es que... quizás usted considere que es algo... personal...

B.: No sé a qué se refiere, Don Armando.

A.: Se trata de su... novio.

B.: ¿Mi novio?. Pero doctor, ¿cuántas veces le tengo que decir que yo no tengo novio?.

A.: Yo sé Beatriz. Yo sé que usted me dijo, que le había dicho a las muchachas, que Nicolás Mora era su novio para que no le hicieran más preguntas. Pero hay algo que no entiendo.

B.: ¿El qué?.

A.: ¿Por qué ese tal Nicolás va diciendo por ahí que "ES" su novio?, y... ¿por qué va enseñando tarjetas, que dicen que es el Gerente General de Terramoda?.

B.: ¡Ay doctor! Oj oj oj oj., si usted conociera a Nicolás, lo entendería.

A.: Sí Betty, pero como no lo conozco, me lo va a tener que explicar usted,
¿cierto?...

B.: -Sonriendo- Vea doctor. Nicolás y yo nos conocemos desde que nacimos. Mis papás y los de Nicolás eran muy amigos y a pesar de que él es tres años mayor que yo, de pequeños jugábamos juntos. Nos hemos criado como si fuésemos hermanos y... nos queremos mucho. Pero nunca ha habido entre nosotros otro interés que no sea puramente fraternal. Cuando hemos tenido problemas nos hemos apoyado y reconfortado mutuamente y para mis papás es como el hijo que nunca tuvieron. De hecho, él casi vive en mi casa. - sonriendo de nuevo-, sobre todo a las horas de las comidas no falta nunca.

Betty hace una pausa que Armando prefiere no interrumpir y continúa diciendo:

B.: Cuando usted me propuso crear una empresa para proteger a Ecomoda, yo se lo consulté a él... -viendo el ademán de protesta de Armando- Sí, ya sé que usted me dijo que no lo hablara con nadie, pero no podía tomar una decisión tan importante yo sola. Él es economista, y muy brillante, ¿sabe? Por eso, él
me podía aconsejar mejor que nadie.

A.: -Con un deje de ironía en su voz- ¿Y qué le aconsejó su brillante amigo economista, Beatriz?...

B.: -Rotunda- Que no aceptara lo que usted me proponía. Que poner esa empresa a mi nombre no me traería más que problemas.

A.: -Sin dejar la ironía- Pues al parecer no hizo usted mucho caso a los consejos de su amigo.

B.: No, no le hice caso.

A.: -Curioso- ¿Y se puede saber por qué?.

B.: Vea, doctor, él me dio el mejor consejo que se podía dar desde el punto de vista del economista. Como economista yo también hubiese aconsejado lo mismo. Pero yo lo analicé desde otra perspectiva...

Armando no contesta, pero con la mirada la invita a seguir.

B.: Cuando decidí ayudarle con la creación de Terramoda, sabía que esa decisión no era buena para mí. Pero era la mejor decisión para... Ecomoda y ... para usted. Era la única forma de salvar la empresa de los acreedores y de
que... usted siguiera en la presidencia... Por eso es que yo tomé esa decisión en contra de los consejos de Nicolás.

Armando se quedó impresionado con la confesión de Betty. Una vez más le demostraba su lealtad y su apoyo incondicional aún a costa de sus propios intereses.

A.: ¿O sea que usted lo hizo sólo por la empresa y -sonriendo- por ... mí? -Y sin esperar respuesta de ella- ¿Y qué le dijo Nicolás cuando se enteró de lo que había hecho?...

B.: Sus palabras textuales fueron -Imitando la voz de Nicolás- "¡Ay Betty, se va a arrepentir de eso!... Pero vea, si yo le puedo ayudar para que todo salga bien, cuente conmigo"

A.: Y entonces usted lo nombró Gerente General de la empresa.

B.: No doctor. Yo nunca he hecho tal nombramiento. Verá, como economista yo veía que el capital de Terramoda estaba inmovilizado y eso es malo para una empresa. Usted sabe que si el dinero no se mueve, va perdiendo valor. Entonces pensé que sería bueno mover ese capital. Si recuerda yo lo consulté
con usted y me dio su autorización.

A.: Yo sé Betty, pero yo no sabía que era Nicolás el que iba a "dirigir" la empresa...

B.: Doctor, yo estoy todo el día ocupada en Ecomoda. No dispongo de tiempo para eso, así que pensé que Nicolás podía hacer ese trabajo. De paso él se entretenía y se ganaba un pequeño sueldo, porque el pobre está sin trabajo, y
la empresa podía obtener buenos beneficios. Y no me equivoqué. ¿Recuerda el balance que le presenté de los movimientos del capital de la empresa?, en
tan solo dos meses se ha duplicado...

A.: Sí, yo sé eso, Betty. -Sin poder evitar el tono sarcástico- Al parecer Nicolás está haciendo un "buen trabajo". Pero no me ha contestado a mi pregunta. ¿Por qué él va repartiendo unas tarjetas en las que pone que es el Gerente General de Terramoda?.

B.: Ay doctor, es que a Nicolás le encanta "presumir"...

Armando poco a poco se va dando cuenta de la personalidad de Nicolás, pero sigue sin saber nada del hombre a quien ama su asistente. Está loco por saberlo pero le da pena preguntarle. Es algo tan íntimo... Pero al final su curiosidad gana la batalla interior.

A.: Betty, yo quería preguntarle algo... muy personal.

B.: Usted dirá doctor.

A.: Vea, todos sabemos lo acertada que es Mariana con las cartas. Y según me comentó Berta, ella le dijo a usted que... estaba muy enamorada de un hombre...Yo pensaba que ese hombre era Nicolás, pero usted me dice que no
y yo .. yo la creo. Pero...si no es de Nicolás...¿de quién está enamorada usted, Beatriz?

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