courageous| neville longbottom

De SolinneGarte

218K 18.9K 22.5K

Neville Longbottom y Sophie Weasley son mejores amigos. Han compartido lágrimas, promesas y risas. Ambos se... Mai multe

introduccion
prólogo
𝐀𝐂𝐓𝐎 𝐔𝐍𝐎
capítulo 1
capítulo2
capitulo 3
capítulo 4
capítulo 5
capítulo 6
capítulo 7
capítulo 8
capítulo 9
capítulo 10
capítulo 11
capítulo 12
capítulo 13
capítulo 14
capítulo 15 (parte 1)
capítulo 15(parte2)
𝐀𝐂𝐓𝐎 𝐃𝐎𝐒
capítulo 16
capítulo 17
capítulo 18
capítulo 19
capítulo 20
capítulo 21
capítulo 22
capítulo 23
capítulo 25
capítulo 26
capítulo 27
capítulo 28
capítulo 29
capítulo 30
capítulo 31
capítulo 32
capítulo 33
capítulo 34
capítulo 35(parte 1)
capítulo 35(parte 2)
capítulo 36 (parte 1)
capítulo 36 (parte 2)
capítulo 37
𝐀𝐂𝐓𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐒
capítulo 38
capítulo 39
capítulo 40
capítulo 41
Capítulo 42
capítulo 43
Capitulo 44
Gracias por su apoyo.

capítulo 24

3.8K 342 260
De SolinneGarte

Maratón 3/3

━━━━━━━※━━━━━━━

Desde que Hermione me dijo que Harry ha aceptado enseñarnos Defensa Contra las Artes Oscuras, hemos pasado todas las tardes recorriendo Hogwarts de arriba abajo para informar a todos nuestros compañeros, esos que resultan confiables, sobre la reunión que tendremos en la primera excursión a Hogsmeade. Algunos rechazan la idea de inmediato, y otros se muestran muy entusiasmados pero muy pocos nos confirman su presencia.

La mañana de la excursión amanece despejada pero ventosa. Después de desayunar formamos una fila delante de Filch, que comprueba que nuestros nombres aparezcan en la larga lista de estudiantes que tenemos permiso de nuestros padres o tutores para visitar el pueblo.

—Quiero comprar una bufanda, y chocolates... también una pluma nueva, y dos cajas de varitas de regaliz. —les digo a mis amigos mientras vamos de camino al pueblo.

—¿Dean no pasará la tarde con nosotros? —pregunta Seamus, viendo con el entrecejo fruncido a Dean, que está caminando junto a su novio a unos metros de nosotros.

—Dijo que se reunirá con nosotros en Cabeza de Puerco. —le dice Neville.

Seamus suelta un bufido.

—Nos cambia por su novio... y lo peor es que me deja solo con la parejita acaramelada.

—Nosotros no somos una parejita acaramelada. —replico ofendida. —Rara vez nos hemos besado frente tuyo.

—Porque la última vez que lo hicieron vomité.

Neville y yo rodamos los ojos ante su exageración.

Bajamos por la calle principal y pasamos por delante de la tienda de artículos de broma de Zonko, donde no nos sorprende nada ver a Fred, George y Lee Jordan, también están los chicos de Ravenclaw.

—Primero pasemos a Honeydukes. —les digo, tomando esa dirección .

Dentro la tienda está a reventar, como suele estar en cada excursión del colegio. Seamus compra una cantidad insana de dulces, a pesar de nuestros regaños sobre que debe de cuidar más su salud.

—¡Déjame lidiar con la soledad de la mejor manera, Sophie! —murmura ofendido, mientras añade otra caja ranas de chocolates. —Tú no lo entiendes porque tienes pareja.

Veinte minutos después caminamos hacia la pequeña posada con un estropeado letrero de madera que cuelga de un oxidado soporte sobre la puerta. Tiene un dibujo de una cabeza de jabalí cortada que gotea sangre sobre la tela blanca en la que está colocada. Cuando nos acercamos a la puerta, el letrero chirria agitado por el viento y los tres vacilamos un instante.

—Cabeza de Puerco. —murmura Seamus asqueado.

Este pub no se parece en nada a Las Tres Escobas, que es un lugar limpio y acogedor. Cabeza de Puerco consiste en una sola habitación, pequeña, lúgubre y sucísima, donde se nota un fuerte olor a algo que podría tratarse de cabras.

Las ventanas tienen tanta mugre incrustrada que entra muy poca luz al exterior. Por eso el local está iluminado con cabos de cera colocados sobre las bastas mesas de madera.

—¿Por qué nos citaron en este lugar? —continua Seamus quejándose, posando la mirada en el suelo sucio.

—¿Dónde están Hermione, Harry y Ron? —pregunta Neville, girando la cabeza en todas direcciones.

No resulta difícil encontrarlos tomando en cuenta de que solo hay como tres personas en la taberna, la mayoría encapuchadas y con algo cubriéndose la cara. En una de las mesas del fondo distingo la pelirroja cabellera de mi mellizo.

—¿Es legal estar aquí? —cuestiona Seamus a Hermione.

—Claro que lo es, le pregunté al profesor Flitwick si a los alumnos les está permitido entrar a Cabeza de Puerco, y me dijo que sí, aunque me aconsejó que lleváramos nuestros propios vasos.

—Y no imagino por qué. —murmura disgustado.

El camarero sale de la trastienda y se nos acerca con sigilo. Es un anciano de aspecto gruñón, con barba y una mata de largo cabello gris. Es alto y delgado.

—¿Qué quieren? —gruñe.

—Seis cervezas de mantequilla. —contesto.

—Cinco. —corrige Seamus, y cuando el camarero se aleja susurra. —No tomaré nada de este lugar, está asqueroso.

Y señala al camarero que mete la mano debajo de la barra y saca cinco botellas sucias y cubiertas de polvo.

—Seis sickles. —dice cuando llega a nuestra mesa.

—Pago yo. —se apresura a decir Harry, y le entrega las monedas de plata.

—¿Saben qué? —murmuro mirando hacia la barra con entusiasmo. —Aquí podríamos pedir lo que quisiéramos. Apuesto algo a que ese tipo nos serviría cualquier cosa, seguro que le importa un rábano. Siempre he querido probar el whisky de fuego.

—Deberíamos de pedir uno. —se apresura a añadir Ron, poniéndose de pie para caminar hasta la barra.

—¡Ron! ¡Ahora eres prefecto! —lo regaña Hermione.

—¡Ah, sí! —exclama Ron y la sonrisa se le borra de los labios.

—Y si algún profesor descubre que has bebido whisky de fuego, te sacarán del equipo Sophie.

—Odio que siempre tengas que ser la voz de la conciencia, Hermione. —murmuro enfadada.

—¿Quién más va a venir? —pregunta Neville, arrancando el oxidado tapón de su cerveza de mantequilla y dando un sorbo.

—Sólo un par de personas. —le digo dándole un trago a mi bebida.

Hermione consulta su reloj y mira nerviosa hacia la puerta. —Ya deberían de estar aquí, estoy segura de que saben el camino... ¡Oh, miren, deben de ser ellos!

La puerta del pub se abre, primero entran Dean, Ernie Macmillan, Lavander y Parvati, seguidos de cerca por Padma Patil con Cho (aprovecho para lanzarle una mirada burlona a Harry) y una de sus risueñas amigas. Luego entra Luna Lovegood con Ophelia Owen, la primera luce como si hubiera entrado allí por equivocación y la segunda da saltitos mientras observa todo como si fuera el lugar más precioso que haya visto en su vida.

A continuación, aparecen Katie Bell, Alicia Spinnet y Angelina Johnson, Colin y Dennis Creevey, Finn Owen, Daniel y Darren Berrycloth, Marlon Davies y tres chicos de Ravenclaw que no conozco. Ginny, seguida por un chico alto y delgado, moreno y con la nariz respingona a quien identifico de inmediato como Michael Corner, su novio.

—Es el novio de Ginny. —le susurro emocionada a Neville, dándole unos golpecitos en el brazo. —¿Puedes creer que mi hermanita ya tenga novio? ¡Se ven tan lindos juntos!

Neville me sonríe con ternura, y asiente mirando a mi hermana.

—Es atractivo.

—Es un idiota, pero a Ginny le gusta. —me encojo de hombros. —Ron todavía no sabe nada así que no lo nombres enfrente de él.

Hago una mueca al ver a Hannah Abbott entrar por la puerta, seguida muy de cerca por Fred, George y Lee Jordan, los tres con enormes bolsas de papel llenas de artículos de Zonko.

—¿Un par de personas? —se queja Harry con voz quebrada. —¡Un par de personas!

—Bueno, verás, la idea tuvo mucho éxito. —comenta Hermione alegremente. —Ron, Neville ¿quieren traer unas cuantas sillas más?

—Iré por las bebidas. —digo poniéndome de pie y yendo hasta la barra.

El camarero, que estaba secando un vaso con un trapo tan sucio que parece que no lo han lavado nunca, se queda paralizado. Seguramente, en la vida había visto su pub tan lleno.

—¡Hola! —saludo llegando a la barra. Me pongo a contar con rapidez a nuestros acompañantes. —¿Puede ponernos... veinticinco cervezas de mantequilla, por favor?

Echo una mirada a mi alrededor, asegurándome de que Hermione no está cerca.

—Y dos whisky de fuego. —le guiño un ojo.

El camarero me fulmina un instante con la mirada; luego, de mala gana, deja el trapo como si lo hubiera interrumpido cuando hacía algo importantísimo, y empieza a sacar polvorientas botellas de cerveza de mantequilla de debajo de la barra.

—¿Haciendo cosas ilegales, Sophia Weasley? —murmura Fred junto a mí.

Pego un respingón.

—Fred, no te había visto. —le digo tratando de lucir casual.

—Que sean cuatro whisky de fuego, amigo. —le dice al camarero, y me guiña un ojo con complicidad.

Esbozo una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Salud! —exclamo mientras reparto las cervezas de mantequilla. —Suelten la pasta, yo no tengo suficiente oro para pagar todo esto...

Recojo el dinero que los numerosos y ruidosos estudiantes me dan, después de hurgar entre los bolsillos de sus túnicas buscando monedas.

—Si Hermione pregunta, esto es limonada. —le digo a mi mellizo mientras le entrego la botella con whisky de fuego.

—Eres la mejor, hermanita. —contesta él, sonriendo de oreja a oreja.

Camino hasta tomar asiento junto a Neville, él levanta una ceja en dirección a mi botella y yo me limito a guiñarle un ojo.

Los recién llegados comienzan a sentarse en grupos de dos y tres alrededor de Harry, Ron y Hermione. Algunos lucen muy emocionados, otros, curiosos.

—¡Hola, Sophie! —murmura una muy extasiada Ophelia mientras se sienta junto a nosotros. Luna Lovegood está a su lado, mirando en torno con ojos soñadores.

—¿Qué tal, Lia? —la saludo con una sonrisa.

—¿No te sientes super emocionada por estar aquí? ¡Siento como si estuviera en una película de espías! ¿Te imaginas lo que ocurriría si de repente Umbridge entrará por la puerta y nos descubriera a todos conspirando en su contra? ¡Sería asombroso! ¿Verdad, Luna?

La rubia asiente despistadamente.

—Siento como si estuviéramos haciendo historia, yo escribiría un libro sobre esto "La rebelión en Hogwarts" —dice elevando las manos frente a su rostro como si contemplara un titular. —Creo que debería escribir una historia, definitivamente empezaré a hacerlo. Me gusta mucho escribir, creo que soy buena porque Luna siempre termina todos mis relatos.

—Es buena. —contesta ella.

—El papá de Luna una vez publicó uno de mis relatos en el Quisquilloso, creí que iba a desmayarme cuando me enteré. Estaba tan emocionada que me tomé docenas de fotos con la pagina en donde salía mi relato, regalé esas fotografías a un centenar de personas...— y después de eso comienza a enumerar a todas las personas. —...una a la profesora McGonagall, a Hagrid, Myrtle la llorona, Narcissa Malfoy...

—¿Narcissa Malfoy? —pregunto extrañada.

—Era amiga de mi madre. —explica sonriendo. —También a mi prima Nymphadora...

—¿Nymphadora?

La azabache asiente.

—Es mi prima favorita aunque realmente no es mi prima, no de sangre, mi madre y su madre eran mejores amigas y ¡Oh, creo que ya van a comenzar!

Es hasta ese momento que me percato de que el parloteo ha cesado por completo y todos miran a Hermione, quien se ha puesto de pie.

—Esto...—empieza Hermione hablando en voz más alto de lo habitual debido al nerviosismo—Esto... bueno..., hola. Bueno... esto.... Ya saben por qué hemos venido aquí. Verán, nuestro amigo Harry tuvo la idea..., es decir.

Suelto una risa al ver la mirada furibunda que Harry le lanza.

—Yo tuve la idea de que sería conveniente que la gente que quisiera estudiar Defensa Contra las Artes Oscuras, o sea, estudiar de verdad, ya saben, no esas chorradas que nos hace leer la profesora Umbridge. —de repente la voz de Hermione se vuelve mucho más potente y segura. —Porque a eso no se le puede llamar Defensa Contra las Artes Oscuras.

—¡Eso, eso! —la anima Ron, quien ya ha bebido la mitad de su whisky de fuego.

Mierda, creo que fue mala idea.

El comentario parece animar a Hermione.

—Bueno, creí que estaría bien que nosotros tomáramos cartas en el asunto. —hace una pausa, me mira de reojo y prosigue. —Y con eso quiero decir aprender a defendernos como es debido, no solo en teoría, son poniendo en practica los hechizos.

—Pero supongo que también querrás aprobar el TIMO de Defensa Contra las Artes Oscuras, ¿no? —la interrumpe Micheal Corner.

—Por supuesto. Pero también quiero estar debidamente entrenada en defensa porque... porque...—inspira hondo y termina la frase. —Porque lord Voldemort ha vuelto.

La reacción de nuestros compañeros es inmediata y predecible. La amiga de Cho Chang suelta un grito y derrama un chorro de cerveza de mantequilla; Lavander da una especie de respingo involuntario; Padma Patil se estremece y Neville suelta un extraño chillido que consigue transformar en una tos.

—Me asuste, perdón. —murmura apenado.

Ruedo los ojos sonriendo, y recargo mi cabeza en su hombro.

—Mi hombre valiente. —le digo dejando un beso en su mejilla.

—Bueno, pues ése es el plan. —concluye Hermione. —Si quieren unirse a nosotros, tenemos que decidir dónde vamos a...

—¿Qué pruebas tienen de que Quien-ustedes-saben ha regresado? —pregunta el novio de Ginny.

Le doy una mirada de "¿En serio?" a mi hermana, señalando al estúpido de su novio. Ella se encoge de hombros y murmura algo que no logro entender.

—Bueno, Dumbledore lo cree...—empieza a decir Hermione.

—Querrás decir que Dumbledore le cree a él. —aclara un muchacho rubio señalando a Harry con la cabeza.

—¿Cómo te llamas? —le pregunta Ron con brusquedad.

Suelto una maldición al ver que su botella está casi vacía.

—Zacharias Smith. —contesta él. —Y creo que tenemos derecho a saber qué es exactamente lo que les permite afirmar que Quien-tú-sabes ha regresado.

—Mira. —intervengo con rapidez, poniéndome de pie. —Ése no es el tema de esta reunión.

—Déjalo, Sophie. —dice Harry, y se gira hacia Zacharias para mirarlo a los ojos. —¿Quieres saber qué es exactamente lo que me permite afirmar que Quien-tú-sabes ha regresado? Yo lo vi. El año pasado, Dumbledore le contó al colegio en pleno lo que había ocurrido, pero si tú no lo creíste, no me creerás a mí, y no pienso malgastar una tarde intentando convencer a nadie.

El grupo en su totalidad había contenido la respiración mientras Harry hablaba, y me da la impresión de que hasta el camarero lo escucha.

—Lo único que nos contó Dumbledore el año pasado fue que Quien-tú-sabes había matado a Cedric Diggory y que tú habías llevado el cadáver a Hogwarts. No nos contó los detalles ni nos dijo cómo habían matado a Diggory, y creo que a todo nos gustaría saber...—continúa diciendo desdeñosamente Zacharias Smith.

—Si has venido a oír un relato detallado de cómo mata Voldemort, no puedo ayudarte. —lo interrumpe Harry. —No voy a hablar de Cedric Diggory, ¿de acuerdo? De modo que si es eso a lo que has venido aquí, a puedes marcharte.

Y entonces Harry nos lanza una mirada airada a Hermione y a mí, reclamándonos por haberlo exhibido de esa manera. Hermione me mira pidiendo auxilio, con los ojos alarmados. Yo me encojo de hombros, tomando asiento lentamente.

—Bueno. —salta Hermione con voz chillona. —Bueno, como decíamos... si quieren aprender defensa, tenemos que decidir cómo vamos a hacerlo, con qué frecuencia vamos a reunirnos, y dónde vamos a...

—¿Es verdad—la interrumpe una chica de larga trenza, mirando a Harry. —que puedes hacer aparecer un patronus?

Un murmullo de interés recorre el grupo.

—Sí. —contesta Harry poniéndose a la defensiva.

—¿Un patronus corpóreo?

—Oye, ¿tu conoces a la señora Bones? —pregunta Harry.

—Es mi tía. —dice la chica sonriendo. —Me llamo Susan Bones. Me contó lo de la vista en el Ministerio. Bueno, ¿es verdad o no? ¿Sabes hacer aparecer un patronus con forma de ciervo?

—Sí.

—¡Vaya, Harry! —exclama Lee, que parece muy impresionado. —¡No lo sabía!

—Mi madre hizo prometer a Ron y a Sophie que no lo contarían. —interviene Fred dirigiéndole una sonrisa a Harry. —Dijo que ya atraías suficiente atención.

—Está en lo cierto. —murmura Harry, y un par de personas reímos.

—¿Y mataste un basilisco con esa espada que hay en el despacho de Dumbledore? —inquiere Marlon Davies, de Ravenclaw. —Eso fue lo que nos dijo uno de los retratos de la pared cuando estuvimos allí el año pasado.

—Pues sí, es verdad...—admite Harry.

Darren y Marlon sueltan un silbido; Ophelia y Luna comparten una mirada asombrada y Lavender Brown exclama "¡Ahí va!" en voz baja.

—Y en primero. —dice Neville dirigiéndose al grupo. —Salvo la Piedra Filológica.

—Filosofal, amor. —lo corrijo con una sonrisa tierna

Hannah Abbott rueda los ojos con fastidio.

—Eso, sí... de Quien-ustedes-saben. —concluye Neville.

—Por no mencionar. —interviene Cho, y pongo una mirada burlona ante la sonrisa boba que Harry tiene en el rostro. —Las pruebas que tuvo que superar en el Torneo de los tres magos el año pasado: se enfrentó a dragones, a la gente del agua, a las acromántulas y a todo tipo de cosas...

Nuestros compañeros tienen una mirada asombrada y emiten un murmullo de aprobación que recorre la mesa. Harry tiene una pequeña sonrisa en el rostro, aunque trata de ocultarla.

—Si, bueno. —los interrumpe Hermione. —Siguiendo con lo que decíamos... Lo que importa es; ¿estamos de acuerdo en que queremos que Harry nos dé clases?

Hay un murmullo general de aprobación.

—Muy bien. —dice Hermione aliviada. —Entonces, la siguiente pregunta es con qué frecuencia queremos reunirnos. Creo que, como mínimo, deberíamos reunirnos una vez por semana...

—Un momento. —terceo, de pronto preocupada por algo. —Tenemos que asegurarnos de que esto no interferirá con nuestros entrenamientos de Quidditch.

—Eso. —coincide Cho. —Ni con los nuestros.

—Ni con los nuestros. —añade Zacharias Smith.

—Estoy segura de que podremos encontrar una noche que le vaya bien a todo el mundo. —afirma Hermione con un poco de impaciencia. —Pero piensen que esto es muy importante, estamos hablando de aprender solos a defendernos de Vol-Voldemort y de los mortífagos.

—¡Así se habla! —brama Ron, que luce una sonrisa de oreja a oreja y los ojos rojos. —¡Ahora todos vamos a levantar nuestras bebidas y brindar por... porque Umbridge muera envenenada este año!

—¡Salud! —gritamos todos en general, levantando las bebidas.

—Ejem, ejem. —carraspea Ginny imitando a la perfección a la profesora Umbridge.

Todos damos un respingón y giramos la cabeza asustados para luego reírnos al ver la sonrisa burlona de mi hermana.

—¿No estábamos intentando decidir cuántas veces nos íbamos a reunir para dar clase de defensa?

—Sí. —se apresura a confirmar Hermione. —Exacto. Tienes razón, Ginny.

—Bueno, a mí una vez por semana no me parece mal. —opina Daniel Berrycloth.

—Siempre que...—comienzo a decir.

—Sí, sí, ya sabemos lo del Quidditch. —concede Hermione con voz tensa. —Bueno, la otra cosa que queda por decidir es dónde vamos a reunirnos...

Todo el grupo se queda callado.

—¿En la biblioteca? —propone Neville tras un largo silencio.

—No creo que Madame Pince se ponga muy contenta si nos ve haciendo hechizos en la biblioteca. —comenta Harry.

—¿Y en algún aula que no se utilice? —sugiere Dean.

—Sí. —afirma Ron, tambaleándose mientras se pone de pie. —Quizá la profesora McGonagall nos deje la suya. Nos la prestó cuando Harry tenía que practicar para el Torneo de los tres magos.

A pesar de que estoy segura de que esta vez la profesora McGonagall no será tan complaciente, decido quedarme callada porque no tengo una mejor idea.

—Bueno, ya buscaremos un sitio. —dice Hermione. —Cuando tengamos el sitio y la hora de la primera reunión les enviaremos un mensaje a todos.

Hermione me da una mirada, y yo rápidamente rebusco en mi mochila para sacar un rollo de pergamino y una pluma.

Vacilo un momento antes de hablar.

—Creo que ahora cada uno debería escribir su nombre, para que sepamos que ha estado aquí. Pero también. —añado suspirando hondo. —que todos deberíamos comprometernos a no ir por ahí contando lo que estamos haciendo. De modo que si firman, se comprometerán a no hablar de esto ni con la profesora Umbridge ni con nadie.

Fred toma el pergamino y decidido, firma en él. George, Neville, Luna y Ophelia también se acercan a firmar, pero enseguida me percato de que varias personas no parecen muy dispuestas a poner su nombre en la lista.

—¡Es que somos prefectos! —se excusa Zacharias Smith, señalando a Ernie.

—¿De verdad piensan que voy a dejar esta lista por ahí? —le pregunto con irritación.

—Yo tambien soy prefecto y voy a firmar. —dice Hermione lanzándole una mirada molesta.

—E-eso yo también so-oy prefecto—comenta Ron, arrastrando las palabras y sonriendo bobalicón. —¡Já! Soy prefecto, sigo sin cre-ermelo.

Me llevo una mano al puente de la nariz al ver a mi mellizo tambaleándose entre las mesas para firmar torpemente en el pergamino.

—¿Ron, estás ebrio? —murmura Hermione entre dientes, lanzándole una mirada de advertencia.

—¿Yo-o? —pregunta mi hermano, señalándose con el dedo. —¡No-op, claro que no-pi!

Hermione me lanza una mirada molesta por encima del hombro, y yo giro el rostro en otra dirección para evitar mirarla.

Cuando el último de nuestros compañeros hubo firmado, tomo el pergamino y yo guardo con cuidado en mi mochila.

—Bueno, el tiempo pasa. —dice Fred con decisión y se pone de pie. —George, Lee y yo tenemos que comprar unos artículos pendientes. Ya nos veremos más tarde.

Sigo con la mirada a mi hermano mayor, viéndolo detenidamente cuando él se acerca a Ophelia Owen y le susurra algo en el oído. La azabache le lanza una mirada molesta.

—No puedo creer que te tomaras ese Whisky de fuego, Ronald Weasley —exclama Hermione furiosa unos momentos más tarde, mientras ella, Ron, Harry, Neville y yo salimos de Cabeza de Puerco a la intensa luz de la mañana.

Harry y Neville caminan cerca de Ron, cuidando que no se vaya a caer pues camina como si no sintiera las piernas.

—Hermione-e-e no seas ta-an seria. —replica Ron, soltando una carcajada. —¿El cielo siempre estuvo tan alto? Quiero atrapar el sol.

—¿Quién le dio el whisky de todas maneras? —pregunta mi amiga, negando con la cabeza al ver a Ron correr tras una paloma y a Harry seguirlo de cerca.

—No tengo ni la más mínima idea.

Hermione me lanza una mirada sospechosa, pero no comenta nada más.

—Exceptuando esto, yo creo que la reunión ha ido muy bien. —opina alegremente, aunque su sonrisa se pierde cuando ve a mi hermano. —¡Ron maldita sea no abraces a ese árbol!

—Creo que lo mejor será que vayamos al castillo de una vez. —murmura Harry con preocupación. —Si algún profesor lo ve así, se meterá en graves problemas.

Comparto una mirada con Neville.

—Los acompañamos. —dice él.

—Toma, Ron. —le digo pasandole una botella de agua. —Te ayudará a sentirte mejor.

—¡Pero si ya me siento muy, muy bien! —murmura arrastrando las palabras.

—Ya lo creo. —bufa Hermione negando con la cabeza. —Volviendo al tema de la reunión, pensé que no vendrían muchas personas.

—Yo pensaba lo mismo, pero me alegra que se extendiera la noticia. Y en realidad, cuantos más seamos, mejor. Mira, Micheal Corner y sus amigos no habrían venido si él no estuviera saliendo con Ginny...

Ron, que se estaba bebiendo las últimas gotas de la botella de agua, se atraganta y derrama toda la que tiene en la boca.

—¿Saliendo CON QUIÉN? —grita. Tiene las orejas ardiendo. —¿Qué está saliendo... que mi hermana está saliendo con...? ¿Ginny sale con Micheal Corner?

—Mierda...—murmuro arrepentida. —Ron estás ebrio, no escuchas bien...

—¿Desde cuándo salen juntos? ¡No-o puedo creer que otra de mis hermanas tiene pare-eja!

—Se conocieron el año pasado en el baile de Navidad y a principios de curso empezaron a salir. —explica Hermione con serenidad.

Le lanzo una mirada ofendida.

—¡No le cuentes más, tratará de sabotear su relación!

—¿Quién de ellos era Micheal Corner? —pregunta Ron, furioso. Ninguno le responde. —Neville recuerda que sales con una de mis hermanitas y te conviene tenerme de aliado si no quieres que...

—El moreno. —contesta Neville mirándolo asustado.

—¡Neville! —replico ofendida.

—No me ha caído bien. —dice Ron de inmediato.

—No me sorprende. —respondo por lo bajo.

—Pero ¡si yo creía que a Ginny le gustaba Harry! —comenta Ron, que de pronto parece más sobrio que antes, mientras caminamos por la calle que conduce hasta el castillo.

Lo miro con desdén y muevo la cabeza negativamente.

—No voy a traicionar a mi hermana contándote más sobre su vida amorosa. —replico molesta.

—A Ginny le gustaba Harry, pero se le pasó hace meses. No es que no le caigas bien, Harry...

—¡Traidores, le diré a Ginny que todos son unos traidores! —murmuro mirando a Hermione y a Neville.

—¿Por eso ahora me habla? —pregunta Harry con interés, ignorándome por completo. —Antes nunca abría la boca delante de mí.

—Exacto. —confirma Hermione.

Ron sigue respirando con agitación.

—Ron. —le digo con severidad, camino hasta él y le doy un pisotón. —Por eso precisamente Ginny no te ha dicho que sale con Micheal, porque sabía que te lo tomarías mal. Así que haz el favor de no insistir en el tema. Siempre exageras.

—¿Qué quieres decir? ¿Quién se lo toma mal? Yo no exagero en nada...—contesta mascullando Ron cuando llegamos a los terrenos del castillo.

—Sí, claro. —murmuro con ironía rodando los ojos.

—Es solo que no entiendo por qué mis hermanas se fijan en puros idiotas... sin ofender, Neville...

—N-no hay problema. —murmura él, tragando saliva con nerviosismo.

—¡Claro que lo hay! —me quejo ofendida. —Ya te dicho que si vuelves a decir algo grosero o amenazar a Neville, me quejaré con mamá.

Ron suelta un bufido.

—No puedo creer que ella prefiera a Neville en lugar de a su propio hijo.

→←

—Y entonces ella se rio de mi chiste.

—¿De verdad?

—¡Sí! Y su risa fue preciosa... definitivamente le gusto. Es decir, soy Draco Malfoy le gusto a todas. —dice con una sonrisa egocéntrica en el rostro.

Lanzo otro largo suspiro, y recargo mi mejilla en mi puño.

Definitivamente no planeaba pasar el último día del fin de semana encerrada en el salón de Encantamientos hablando sobre la vida amorosa de Malfoy, pero después de que Neville, Harry y Ron se ocuparan terminando todos los deberes atrasados, y Hermione decidiera tomar una ducha relajante en el baño de prefectos, quedé completamente sola y cuando iba de camino a las cocinas por un bocadillo cierto rubio me interceptó y me arrastró a una de las conversaciones más aburridas de la historia.

—¿Has pensado en que hay una gran posibilidad de que ella solo sea amable y no le gustes? —pregunto interrumpiendo su relato.

Malfoy me observa como si me hubiera vuelto demente.

—¿De qué hablas? Eso es imposible, soy Dr...

—Draco Malfoy. —repito. —Y precisamente por eso lo digo. No eres material para novio.

—¿Tú qué sabes de eso? —replica molesto y suelta una carcajada seca. —Estás saliendo con Longbottom.

—Un punto menos, te quedan nueve. —apunto.

Malfoy me lanza una mirada confundida.

—Por cada estupidez que digas sobre mi familia, o amigos te restaré un punto y si llegas a cero dejaré de ayudarte a conquistar a Ember.

El rubio suelta un bufido.

—Tampoco eres de gran ayuda. —murmura entre dientes.

—Entonces me iré, no quiero estar aquí de todos modos—y me pongo de pie.

Malfoy levanta las manos en son de paz.

—¡Bien, bien! Ya entendí. —agrega rápidamente. —No necesitas ser tan dramática. Solo estoy diciendo que no me has dado ningún consejo que valga la pena.

—Tú ni siquiera me quieres decir el nombre completo de la chica. —me defiendo. —¿Cómo quieres que te ayude si no la conozco?

—Eso no tiene importancia ahorita. —dice dándole una mordida a su manzana. —¿Crees que debería comprarle algo por su cumpleaños? Es la próxima semana.

—Probablemente deberías hacerlo. —añado sin interés. —¿Por qué no quieres decirme su nombre completo?

—Porque no es necesario. —sacude la mano restándole importancia. —Podría regalarle una escoba nueva, o un brazalete de plata. O quizá le gustaría una colección de túnicas de Grecia, puedo conseguirlo, solo necesitaría unos cuantos días y mandarles una carta a mis padres y...

Levanto la cabeza hacia él para saber si está bromeando o lo dice de verdad. Y al ver la seriedad de su rostro me doy cuenta de que lo dice de verdad.

—No puedes regalarle nada de eso. —exclamo escandalizada. —Es demasiado caro.

Malfoy levanta una ceja lentamente.

—A ti todo te parecerá caro, eres una Weasley.

Abro la boca con indignación, y me pongo de pie.

—Y con ese comentario pierdes cinco puntos, suerte tratando de conquistarla con los cuatro puntos restantes. —añado furiosa.

—Ophelia Owen. —grita cuando llego a la puerta.

—¿Qué? —pregunto dándome media vuelta.

—Ophelia Ember Owen es la chica que me gusta. —dice encogiéndose de hombros.

Estoy segura de que mi rostro en este momento debe ser digno de una fotografía porque definitivamente me resulta difícil creer eso. Es decir, Ophelia Owen es una chica asombrosa, guapa y muy divertida pero no es el tipo de Draco Malfoy, o al menos eso pensaba.

—No me jodas.

—Jamás podría joder contigo, me resultas repugnante. —murmura contrariado haciendo una mueca de asco.

—Voy a ignorar eso solo porque sigo sorprendida y un buen chisme siempre es bien recibido. —le contesto, caminando hasta el asiento en donde estaba anteriormente. —Te gusta Ophelia Owen.

—No sobre actúes, no es la gran cosa. —dice encogiéndose de hombros.

—¡Claro que lo es! —exclamo dando una palmadita. —Esto es increíble, mejor aún; es completamente divertidísimo porque tú no le podrías gustar ni en un millón de años.

Malfoy se gira a verme disgustado, poniéndose de pie y caminando hasta el otro lado de la habitación como si le diera asco estar cerca de mí.

—No sabes de lo que hablas.

—Conozco a Ophelia Owen, y no eres su tipo. —suelto una carcajada. —No eres para nada su tipo.

—Soy el tipo de cualquiera.

—No el de ella. —aclaro burlona.—Ophelia es toda alegría, sonrisas y amabilidad... y tú eres Draco Malfoy.

—No me está gustando el rumbo de la conversación.—murmura entre dientes.

—Malfoy, te diré esto desde el fondo de mi corazón; creo que deberías olvidarla y fijarte en otra chica. —le digo con seriedad. —Ophelia Owen es demasiado buena para ti.

—¡No sabes lo que dices! —exclama contrariado, aventando el resto de la manzana hacia una de las ventanas.

—¿Por qué te gusta? —le pregunto.

Malfoy duda unos segundos antes de responder.

—Porque... porque ella es muy diferente a todo lo que estoy acostumbrado a ver. —dice pensativo, con la mirada fija en una de las ventanas. —Bee es graciosa, no le importan los prejuicios y pareciera que nada le avergüenza... siento que ella puede ver a través de mí, como si me conociera desde hace tiempo.

La sonrisa tonta que esboza me hace durar si de verdad estoy hablando con Draco Malfoy, o es alguien más disfrazado del imbécil de Slytherin.

—Y claro que sé que ella es demasiado buena para mí, pero no me importa porque podría ser alguien mejor solo por ella.

—Malfoy... Ophelia no es como Parkinson, no puedes utilizarla y dejarla cuando te aburras de ella. No voy a dejar que la lastimes.

—¡Claro que sé que ella no es como Parkinson! —dice contrariado. —Tú no entiendes lo que yo estoy sintiendo, Sophia... ¿Y sabes qué? Ya no necesitaré tus servicios de cupido, puedo arreglármelas yo solo.

Y sale del salón dando un portazo.

Vaya, quién diría que los imbéciles tienen sentimientos.

━━━━━━━※━━━━━━━

Sé que es un capítulo cortito y aburrido, pero les prometo que estoy trabajando en unos muy buenos que pronto publicaré. Les debo un capítulo del maratón, lo sé jajaja.

Hoy me sentí un poco decaída e insegura respecto a todo lo que me rodea, y los comentarios bonitos que dejaron en mi perfil ayudaron a que me sintiera mucho mejor. L@s quiero, muchas gracias.

No olviden votar y comentar, nos leemos muy pronto se los prometo.

Continuă lectura

O să-ți placă și

44.2K 8.4K 39
Cassiopeia Polaris, melliza de Draco y princesa de la familia Malfoy - Black, vuelve a Inglaterra luego de estudiar dos años en Durmstrang, pero.. po...
695K 19.4K 80
"...Vamos a pecar juntos..." ❝One-Shots sobre personajes masculinos del anime "Naruto" , escritos por un fan para otros fans , con alto contenido +18...
512K 52.4K 131
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
204K 11.3K 101
Segunda parte de One Shots - Selección Mexicana La primera parte se encuentra en mi perfil más de 100 One Shots Pequeñas historia de tus futbolistas...