Prólogo.

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Tirín... tirín... tirín.

Lan SiZhui captó el tintineo de lo que parecían ser cadenas arrastrándose y golpeándose entre sí. El sonido producía una sensación inquietante, hasta espeluznante. Se escuchaba fuerte, se detenía y cada vez que volvían a sonar crujía con mayor fuerza.

Tirín... tirín... tirín.

Era una amenaza lo que se aproximaba, todos lo podían sentir hasta el punto más recóndito de su ser. Como hielo bajando por su espalda.

Tirín... tirín... tirín.

Su corazón se aceleró, más, cuando incluso la Diosa Danzante detuvo su marcha para "mirar" hacia el lugar de donde provenía el tintineo.

Tirín... tirín.

De la oscura espesura del bosque emergió una figura que hizo a todos palidecer y guardar silencio por cortos y eternos segundos.

Tirín.

Lan SiZhui tuvo un extraño sentimiento de melancolía y profundas ganas de llorar.

Lo que había emergido de las entrañas de la noche era un hombre. Tenía los largos y oscuros cabellos desparramados a los costados del rostro. La ropa, de mangas y piernas colgaba desbaratada y del resto del cuerpo se llenaba de suciedad. De tobillos y muñecas efectivamente colgaban pesadas cadenas de hierro, causantes del tintineo.

Y el rostro... El rostro era pálido. No, era más que pálido. Era una tez enfermiza con grietas negras que subían a su cara y que también se escondían bajo su ropa.

Las facciones del hombre pudieran considerarse hermosas pero no había ninguna expresión en ellas, ni en sus labios... ni en sus ojos blancos.

Era un cadáver caminante.

Y por algún motivo desconocido ese cadáver hizo sentir a Lan SiZhui con las piernas temblorosas y el corazón le dolió. Muy muy fuerte.

—¡Es el General Fantasma! ¡Es el General Fantasma, Wen Ning! —escuchó la voz aterrada de un cultivador mayor.

Todos se olvidaron de la amenaza de la Diosa Danzante. Aún si devoraba almas nada en el mundo del cultivo representaba más amenaza que el General Fantasma, el perro fiel del Patriarca Yiling, Wei WuXian. Ése que les podía arrancar el corazón antes de que se dieran cuenta.

Pero, a pesar de que todos temblaban de miedo e inconsciente retrocedía varios pasos, Lan SiZhui no pudo ni moverse ni mirar hacia otro lado. Ése era Wen Ning, el General Fantasma que junto a su amo arrebató cientos y cientos de vidas sin siquiera pestañear y aún con todo eso, tenerlo de frente no le causaba temor.

Pero simplemente no lo entendía.

Había leído sobre él, sabía lo letal y poderoso que el cadáver feroz más fuerte que alguna vez existió podía ser cuando se le comandaba atacar pero, ¿Por qué el rostro inexpresivo de un hombre que había muerto incluso antes de que él pudiera decir sus primeras palabras le resultaba tan familiar? ¿Y por qué en lugar de empuñar con fuerza su espada sentía que se le resbalaba de la mano?

Y sobre todas las cosas, ¿Cómo es que estaba ahí, de pie frente a ellos, cuando debía haber estado convertido en cenizas desde hace trece años?

Según la historia, después del fallecimiento de Jin ZiXuan y antes del asedio en el monte Luanzang tanto él como su hermana, Wen Qing, la más famosa doctora del mundo del cultivo, habían ido a la Secta LanLing-Jin a entregarse a su muerte. Si bien Wen Ning se había descontrolado ambos fueron aprensados y ardieron hasta que sólo quedaron las cenizas. Cosa que fue festejada por el mundo entero.

Escucha los latidos de un corazón ámbar | Lan MeiLing | C A N C E L A D ADove le storie prendono vita. Scoprilo ora