—Siento que quiero dormir —murmuré, de verdad quería dormir. No hallaba algo mejor que eso.

Me dio un beso en la frente, y así apagó la luz y salió de mi habitación. Nunca lo trataba así, mi papá era mi primer mejor amigo en el mundo, a quien le contaba todo. Incluso le contaba cosas que no se las contaba a mi mamá. Querer hablar, es lo último en mi lista corta de opciones por hacer hoy.


(...)


—Es una locura, de pronto estaba ahí, y... Luego todo este desastre, ¿qué clase de persona hace eso?— Wells movía sus manos, buscándole una explicación al asunto.

—Un psicópata —espeté. Le prestaba atención a cada programa que pasaba con el control, buscaba alguna película que ver. Pero todas eran repetidas.

—Imagínate, ¿quién se lo iba a imaginar? Hasta pudo haber sido Hult —el estómago se me revolvió con tan solo pensarlo —¿Cuánto habrá sufrido? Pobre chico. Era genial.

—Sí.

—¿Y sus padres? Intentaron contactar a su familia pero al parecer no consiguieron ningún número. Ni siquiera algún registro de ellos, ¿no te parece extraño? —mi amigo no se ha cansado de hacer preguntas desde que llegó a mi casa, siendo una visita inesperada.

—No lo sé Wells, no soy policía —hablaba sin ánimos. Primeramente quería evadir su curiosidad.

—Encontraron un número marcado en su espalda, como una quemada. Pero ya cicatrizada —comentó mientras engullía un pedazo de brownie que horneó su tía, y trajo para acá.

—Tal vez lo retaron a hacérselo —me encogí de hombros.

—¿Haz conocido a los padres de Hult? —indagó, mis manos flaquearon con el control en ellas. Lo miré.

—Claro, lo hice. ¿Por qué?

Hizo un gesto dudoso, con sus uñas rascando su barbilla —Esos tres chicos siempre dieron ese toque misterioso. Sus padres nunca iban a las reuniones escolares. Nunca vi a los papás de Atom ir a sus juegos, ni he conocido a alguien que los conociera a fondo. Un día se inscribieron en la preparatoria, y listo. Eso fue todo.

—Bueno... Los papás de Hult siempre están de viaje —intenté defender una cuarta parte de lo que el moreno sospechaba.

—Camille me dijo que nunca los conoció, ni tampoco los de Atom y Callum, ni siquiera los mencionan.

—¿Por qué tienes tanto interés en esto? —cuestioné frustrada por un Wells insistente.

Levantó sus manos mostrando inocencia —Lo siento, no es el momento adecuado para hacer tantas preguntas.


—Hult Sullivan—murmuré sin poder creer lo que veía. Él estaba en frente de mi realmente. Me mordí los cachetes lo más duro que pude para ver si un sueño jugaba conmigo. Pero no.

Extendió una sonrisa más amplia, esa sonrisa pícara que llevaba siempre y habló— ¿Te he dicho cuánto me gusta que me llames por mi nombre?

Antes que me desplomara en el suelo, pude mover mis pies y correr hasta sus brazos. A los que literalmente me lancé. Él me atrapó, rodeándome por la cintura, mientras mis piernas rodeaban su torso. Él estaba aquí, oh dios mío, de verdad lo sentía. De carne y hueso. Con su aroma, a ese peculiar olor a menta y perfume. Y ese pequeño toque que nunca le faltaba, a nicotina.

Mis manos se aferraban como anclas a la parte de atrás de su cabeza, mis manos no querían dejarlo ir otra vez.

—Dime que no estoy soñando, por favor. Dime que no es un sueño —supliqué entre el llanto. Su aliento expulsado en una risa, rozó en mi oreja.

Ángel 234(I&II)Место, где живут истории. Откройте их для себя