—Se supone que soy el rey, que debería saber cómo ayudarte y qué es lo que te ha ocurrido esta noche... —continuó mientras me acariciaba—. Pero no tengo ni la menor idea.

—¿Eso es malo? —mis ojos seguían fijos en los suyos.

—No lo sé.

—¿Qué es lo que tú crees?

—¿Lo que yo creo? —sus caricias bajaron hasta mi nuca, masajeando lentamente.

Asentí con la cabeza. Sí, quería saber qué era lo que él pensaba de todo aquello. Qué se le ocurría.

—Creo que eres muy especial.

—¿Esto tiene que ver con mis dones?

—Podría ser —su cabeza se movió arriba y abajo de forma pausada—. ¿Cómo te sientes?

Era una buena pregunta, aunque difícil de contestar. Estaba cansada, abatida, nerviosa, preocupada, histérica, ofuscada, confusa, enfadada, triste... Demasiados sentimientos para una persona que no debería tenerlos. Mi mente estaría a punto de colapsar. Quizás era eso.

—No tienes que estar asustada —sí, ese era otro sentimiento que se me había olvidado—. No es nada malo.

—¿Cómo lo sabes? —mi labio inferior tembló ligeramente—. ¿Y si estoy enferma?

La risa que salió de su garganta fue ligeramente ronca, pero sincera. ¿Se estaba riendo de mí?

—Nunca he visto a un vampiro enfermo —sacudía la cabeza con la sonrisa aún pintada en sus labios—. Debe de ser interesante.

Yo tampoco sabía si los vampiros enfermábamos o no, pero era la única opción que tenía en mente. ¿Cómo si no iba a poder explicar lo que había sucedido aquella noche? No tenía ningún sentido.

—Quizás soy especial para eso también.

El vampiro apartó un mechón de pelo que comenzaba a caer sobre mi rostro y lo colocó detrás de mi oreja. Por primera vez en mi vida me había sentido vulnerable, en peligro, con verdadero miedo. Ahora comenzaba a tranquilizarme. Algo tenía que ver la presencia de aquel hombre. ¿Sería uno de sus dones?

—¿Cómo llegaste a ser...? —dejé la pregunta en el aire, temerosa de que no le gustara hablar sobre eso.

Él continuaba mirándome a los ojos. No parecía haberle molestado. Su mano continuaba en mi nuca, acariciándome.

—Mi padre fue uno de los primeros en llegar a este lugar —parecía el principio de una historia muy larga—. Fue un caos al principio, como todo. Luchas, peleas, combates, disputas, agresiones... Parecíamos verdaderos animales. Yo llegué aquí un poco después que él. No había nada construido, solo un paisaje hermoso que nosotros estábamos destruyendo con nuestros actos. Él se impuso y, junto con otros vampiros que también querían la paz, combatió una y otra vez, haciendo valer su fuerza y su destreza. Los vampiros lo eligieron como líder por eso, entre otras cosas. Establecimos que sería un cargo que pasaría de padres a hijos siempre y cuando se vieran capacitados para gobernar. Y esperemos que sea así porque no creo que sobreviviéramos a una guerra por el trono.

—Entonces, ¿tu padre...?

Su mano se apretó más sobre mi nuca durante un instante, pero después se aflojó y retomó sus masajes. Solté suavemente el aire que había retenido sin querer.

—Murió —saba la impresión de que aún le dolía—. En una de las últimas peleas, de hecho. Fue un golpe sucio.

No quise preguntar más.

El mundo oculto del Espejo [SILENE #1]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz