— ¿Estás seguro de lo que solicitas? Merlon.
El anciano asintió a las palabras de uno de los dioses. El lugar de piedra y bien iluminado hacia que cualquier bicho no deseara acercarse.
— Es raro tu petición. —comento otro.
— No veo el por qué autorizar el matrimonio a los guerreros en general. ¿Es por los guerreros Auron y Lolito? —el tercero se les unió.
El viejo barbón asintió y antes de que los dioses le pidieran una explicación —como suelen pedir cada vez que quiere que algo sea autorizado para sus guerreros— se las dio. —Hablan el mismo lenguaje. Se entienden de una manera que a los demás les parece absurdo. Uno es el agua y el otro es el sol. Uno protege al otro de la fierra oscura, el otro lo alumbra en su camino por la vida.
Los tres humos flotando en aquel altar guardaron silencio ante las palabras de Merlon, sabían lo cual persistente puede ser para lograr su objetivo, pero estaba vez, quedaron satisfechos con sus palabras.
—Heberon, tú eres el encargado de vigilar a Lolito, Auron y Alexby ¿Las palabras de Merlon son válidas a tu criterio?
Se remolineo y poco a poco fue desapareciendo, hasta finalmente decir sus palabras.
— Mañana anunciaremos que los guerreros de Karmaland están autorizados a casarse.
