𝒱𝒜𝐿𝒮 | 𝙉𝙊𝙈𝙄𝙉

🌑 𝒱𝒜𝐿𝒮 🌕

Lee Jaeno era el príncipe heredero de su reino. Una persona comúnmente fría, parecía siempre estar serio y sin emoción alguna. Nunca reía, ni sonreía, nunca lloraba, y muy pocas veces se enojaba. Su madre falleció de una muy fuerte fiebre cuando el chico tenía solamente dos años. Y desde ahí, creció con su padre, el rey, y sus sirvientes. Sin un rol materno ni amor.

Hace pocos meses, el rey Lee también cayó en los brazos de la muerte. A la edad de cincuenta años, simplemente no podía seguir más. Con fuertes dolores de pecho, debilidad, tos sangrienta y varios llamados al médico de la realeza. El hombre con instrumentos médicos simplemente negó con la cabeza cuando preguntaron si podía ayudarlo.

Cuando el rey supo que ya era su tiempo, llamó a Jaeno a su alcoba. El hombre se encontraba recostado en la cama con varios cojines elevando su cabeza, cuello y parte del torso para evitar un poco de la fuerte, seca y sangrienta tos.

El rubio marcaba su fría expresión de siempre, pero se sentó junto a su padre y escuchó el último discurso de este. Cuando cumpliera diecinueve años, se convertiría en rey. El padre acercó a su hijo para abrazarlo por primera vez en su vida, pero eso no conmovió al príncipe.

Y cuando el rey viejo cerró los ojos y su respiración acabó, Jaeno llamó a los sirvientes y a la corte. Todos se arrodillaban , llorando y lamentando la pérdida del gran gobernante . Pero el príncipe rubio se mantuvo de pie, mirando el cuerpo sin vida de aquel hombre. Una vez más, fue abandonado.

No sabía lo que quería en su vida, pero lo único que tenía definido, era que, como el único hombre de los hijos, y como heredero al trono vacío, debía pronto usar la corona dorada y plateada, decorada con diamantes y perlas.

Su cumpleaños número décimo noveno llegó en un abrir y cerrar de ojos. La fecha era especial para todo el reino, pero para el rubio, era lo de menos. Se decidió hacer un baile real en el gran palacio. Debían encontrar un buen partido para que Jaeno pudiera casarse pronto para gobernar junto a alguien y tener hijos. Se había declarado que invitarían a todo hombre y mujer joven y soltero, tanto de la nobleza como de la clase baja. Al heredero no le importaba, ni tenía interés en buscar a alguien, solo debía bailar, presentarse y aguantar hasta la madrugada.

La noche se acercaba, y las puertas pronto se abrirían para dejar que comience la larga noche de baile sin parar. Mientras los sirvientes arreglaban al rubio con las más caras y lujosas prendas oscuras, el duque que lo mantuvo toda su vida y que siempre fue fiel al trono le hablaba:

—Su alteza, la corte cree que ya es tiempo de casarse y ser bendecido por el papa para un próspero gobierno del reino. Según ellos, las mejores opciones son su hermana menor Yeseo para mantener la sangre pura y que sus descendientes sean bellos como su madre. Su sobrino Jisung, ya que sus padres son hijos de la hermana de su fallecida madre. O su prima Sakura quien ya cumplió diecinueve también, ¿usted que opina?—