Tal vez Erwin podría perseguir elsueño de su padre y ser profesor de historia. Tal vez Hanjipermanecería encerrada en un laboratorio. Tal vez.

Mientras veía su ancha silueta abandonar la puerta para buscar a su habitación a la mujer que debía fingir ser su amante, recapacitó en silencio. Solo poseía diez falanges en sus dedos y sabía que no eran suficientes para contar la cantidad de veces que debería arriesgar su vida para conseguir su verdadera liberación. Contar era complicado, pero no imposible. Sus arriesgadas estrategias siempre eran efectivas. Aunque le costase la vida, sabía que, su derramamiento de sangre traería consigo una pronta redención.

Pero, ¿y ella? ¿Acaso no merecía vivir una vida apacible sin ser esclava de sus orígenes? Tal vez, si aquella confianza plena no se hubiese instaurado en él, le hubiera asfixiado con aquella misma corbata. O tal vez, no.

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La planta principal dispone de más de 12 salas capitulares entre las que encontramos varios almacenes dónde acumulan algunos de los alimentos de la cocina principal. También hay algunos jardines que permanecerán innacesibles por la ceremonia. Innacesible, guardad siempre este concepto en vuestra memoria.

Sobre la primera planta encontramos cuatro plantas más y una azotea desde dónde vigilan la entrada de carros. No podréis avanzar por el exterior. Deberéis ser sigilosos y trabajar sin ser vistos. La ceremonia durará varias horas. Pretenden disuadir al cortejo de nobles adinerados para depositar caudal en las arcas reales. Así que han montado un espectáculo.

Primer acto, orquesta inaugural para presentar a la concubina del gobernante. El ruido debería ser lo suficientemente ensordecedor como para atraer la atención de todos. Así cómo para evitar atraer la atención sobre vosotros.

Según acto, discursos de agradecimiento. A todos los representantes de las distintas facciones del ejército se nos ha cedido un discurso diferente que tenemos que leer. Palabra a palabra. Por supuesto, ninguno de nosotros sabemos siquiera que dicta dicho discurso. Probablemente, algún tipo de agradecimiento que no corresponde con la realidad.

Tercer acto, entrega de regalos. De igual manera, al llegar nos darán varios artefactos que deberemos fingir regalar al gobernante, con lo que la opinión de las  personas más adineradas crezca.

Cuarto acto, cena. No estaréis invitados tampoco a este acto, se os designará una mesa junto a varios criados de los asistentes en una habitación contigua. Necesitaré que estéis de vuelta para este acto. Es usual que los criados salgan fuera del castillo a fumar o pasear. Pero será sospechoso que desaparezcan durante la cena.

Quinto acto, despedida y cierre. Los asistentes abandonaremos la sala que habremos ocupado por horas. Pero tanto los criados como los ayudantes de cada asistente, deberán recoger y abanonar la estancia junto con su protegido. Si no pudieseis llegar a la cena, será obligatorio que salgáis de allí conmigo. Es una orden.

Aquellas palabras reverberaban en sus oídos como si de un eco se tratase. Una y otra vez. Mientras avanzaba ciego por aquel laberinto de pasillos. Aún podía escuchar aquella retumbante música. No pretendía ser relajada, solo pretenciosa. Nada que pudiese escuchar a diario, demasiado ruido, demasiado inestable, nada que realmente ansiara.

Giraron por tercera vez. Un largo pasillo con distintas puertas a cada lado, conforme avanzaban, parecía que el uso de cada puerta era más notable. La madera se desgastaba y le confería un aspecto lúgubre. Hanji recitaba en voz baja, de manera que sólo él podía oírla.

-Despensa, segunda cocina. Almacenaje. Cuarto de la limpieza. Sala común...

Un laberinto, solamente podía ser eso. Diseñado específicamente para evitar asaltos. Cualquier persona que no hubiera estado antes allí no podría diferencia fácilmente el contenido de una habitación sólo por su contenido. Pero ella lo hacía sin abrir ni una sola de ellas. Sus ojos se fijaban en un pequeño detalle. Huellas de harina junto al marco inferior, cocina. Aspecto ligeramente emohecido junto al pomo, lavandería. Probablemente aquella humedad se debiese al abrir aquella puerta con las manos húmedas. Nadie podría darse cuenta de aquellos detalles, pero ella sí.

Decisiones y arrepentimientosМесто, где живут истории. Откройте их для себя