O18; No me sueltes.

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Sin embargo parecía que no podían ir más allá de la línea sin un condón. Parecía que lo que tenía en mente Hongjoong no iba a funcionar. Hasta que sus ojos se abrieron cuando aquel alfa sacó de su bolsillo un pequeño sobre, que contenía un preservativo.

¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué siempre guardaba un condón en su bolsillo? Miles de preguntas se le habían venido en mente al pelirrojo. Pero estar justo arriba de Song Mingi lo ponía tan avergonzado, jamás había llegado a tal punto en el que él había comenzado, dándole la iniciativa a el placer. Por supuesto que decidieron avanzar, la primera fase había comenzado. Y no iba a perder su tiempo, no iba desperdiciarlo por nada del mundo.

Aquellas manos presionaban con fuerza en su cintura, podía sentir el contacto ajeno. Sus dedos eran enormes. Y sentir como algo chocaba entre su entrepierna lo dejo casi anonadado cuando supo de que se trataba. Aquel alfa estaba caliente, tanto como él.

Con brusquedad el más alto cambio lugares con el pelirrojo, quedando sobre éste, viendo sus ojos que se movían con desesperación. Aquellos finos y cortos dedos se enredaron en el cabello del alfa, masajeando su suaves hebras, esperando por el placer. Comenzó a desabrochar la bragueta de su pantalón, haciendo que el pequeño se tensionará. Sintiendo como su corazón palpitaba de una manera inimaginable, era una montaña rusa de emociones. Suaves besos comenzaron a ser dejados en el pálido cuello del pelirrojo, mientras el alfa miraba con detenimiento aquel lunar que se posicionaba en su blanca y lechosa piel. Era hermoso. Deseaba morderlo, deseaba dejar su marca allí, deseaba poder saborear cada parte de él. No podía aguantarlo ni un segundo más. Con suma delicadeza comenzó a lamer los pezones del omega, viendo la cara de placer que hacía, sintiendo como su bulto comenzaba a crecer.

Con rapidez abrió aquel paquete de preservativo y lo colocó entre su glande, con suavidad para completarlo en todo su falo. Mientras veía la hermosa vista que tenía al frente suyo, aquel pelirrojo tumbado completamente en la cama, su cabello pelirrojo revuelto y desordenado, sus labios relamidos y húmedos. Su cuerpo expuesto y perfecto, su pequeña cintura. Pero sobretodo aquel anillo que complementaba su dedo anular. Todo lo enloquecía completamente.

Se aferró rápidamente de su cintura, para ordenarle que se volteara quedando cara a cara con la cabecera de la cama, viendo aquella vista trasera del omega. Lo calentaba demasiado, deseaba poder hacerlo suyo. Y lo haría, no había nada que lo detuviera en ese instante.

Con suavidad introdujo poco a poco su falo dentro de la entrada de aquel omega, provocando que un espasmo recorriera su espina dorsal, sintiendo como su miembro comenzaba a llenarlo, dentro de su interior. Cada vez con más fuerza lo embestía, sintiendo como aquel pene golpeaba repetitivas veces su próstata, sentía como lo apretaba en su interior, como las manos de Mingi sostenían sus caderas, aferrándose de estas para producir una embestida más veloz. Sintiendo como los gemidos roncos de Mingi ya sus respiraciones agitadas se mezclaban, provocando un sonido tan obsceno en aquella habitación.

Lo embestía cada vez con más fuerza, sentía como sus grandes y formados muslos chocaban con el trasero del pequeño haciendo un ruido tan caótico.

─A-ahg Mingi-Ah.─Gimió el pequeño largando suaves gemidos provenientes de su lasciva boca.

Los labios de pequeño chico fueron relamidos suavemente, dejándolos humectados. Song Mingi dió vuelta al pequeño quedando cara a cara con él y pasó su pulgar con suavidad por aquellos labios, y los unió junto con los suyos. Sintiendo como unos brazos habían rodeado su cuello, aferrándose fuertemente a él. Sus lenguas se chocaban, ardían. El éxtasis los consumía por completo.

─Prométeme algo, una última promesa.

─Dime, te escucho.

─Quiero que antes de que te cases, disfrutes este momento conmigo, y luego de que este día terminé, puedes quitarte el anillo. Yo haré lo mismo.

Song Mingi miró curioso al pequeño omega pelirrojo, casi confundido de las palabras que había dicho. Aún tenía algo que decir, pero sus labios nuevamente fueron aprisionados por los finos labios de Kim Hongjoong, endulzando sus labios. Sintiendo su respiración agitada y sus mejillas ruborizadas de un tenue y suave rojizo.

Hongjoong era una de las personas más preciosas que había conocido en su vida, no puedo olvidarlo ni un minuto. Tal vez estuvo ausente en su vida durante seis años, pero el sentimiento que aún tenía en su corazón era el mismo. Aún lo amaba, de eso estaba seguro.

Al llegar la mañana, Mingi abrió sus ojos. Era un nuevo día, sin embargo cuando su vista se volteó al otro lado de la cama, aquel omega ya no estaba. Su aroma a vainilla tampoco. Él había desaparecido.

Curiosamente aquel pelirrojo había desaparecido, no dejó rastro alguno. La cama yacía fría, y Song Mingi se preguntaba ¿había hecho algo mal? ¿había hecho algo que no le gustase?

Tenía algo que decirle, no podía guardarse aquellas palabras, no ahora que lo había encontrado después de seis años.

No había venido aquí por nada, finalmente iba a confesarle aquellas palabras.

¡el final se acerca! así que esperen el próximo capítulo,, gracias por leer este fic

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¡el final se acerca!
así que esperen el
próximo capítulo,,
gracias por leer este fic.

YUNHOREO ©

Omega por equivocación ➸ MinJoong.Where stories live. Discover now