- Si-Sirius...

La voz le temblaba y lo dijo en un susurro tan bajo que no estuvo segura de si el chico la había escuchado. Su abuela, aquella mujer que había sido la mayor constante en su vida, su maestra, su cuidadora, la voz de su conciencia. Sus palabras siempre habían quedado grabadas a fuego en su memoria, hiciera o no caso de ellas posteriormente. Era la persona a la que siempre había tenido más miedo de decepcionar, a quien había querido y admirado siempre. Su abuela siempre había sido su abuela por encima de todo y a pesar de todo.

Ahora existía la posibilidad de tener que enfrentarse a ella y no sabía si podría soportarlo.

¿Cómo iba a enfrentarse a que la mirara sin saber quién era ella? ¿Sin ver esa luz de reconocimiento en su mirada? ¿Qué le diría? ¿Qué pasaría si la descubría?

Su abuela no podía saberlo. No podía saber todavía hasta que punto había metido la pata y echado por tierra todas sus enseñanzas. Le daría igual que lo estuviera intentando por un bien mayor, los sentimientos no tenían nada que ver en todo aquello, siempre se lo había dicho. Si su abuela se enteraba de que estaba reescribiendo la línea temporal, la mataría.

Quería huir, salir corriendo y esconderse bajo la capa de invisibilidad de James para el resto de su vida. Que su abuela no la viera, que no se enterara de que estaba allí, no todavía. No quería que la viera y no supiera quién era ella. No quería ver su rostro decepcionado o escuchar de ella todo lo que había hecho mal.

Y sin embargo, al mismo tiempo, estaba deseando acercársele. Suplicarle perdón, decirle quién era y cuánto la quería. Quería que esos ojos severos la miraran de arriba abajo y vieran en ella algo que le dijera que sí que eran familia, que podía volver a entrar a sus vidas aunque nada volviera a ser como antes. Quería a su familia de vuelta, a su abuela aleccionándola, a su tía Lisbeth y su primo Lysandro organizando las comidas familiares de los domingos, a su madre besándole la frente cada vez que le apetecía, a su padre llegando a casa con un par de pizzas bajo el brazo. Quería la seguridad que todo ello le proporcionaba, quería su amor.

¿Cómo podría tan siquiera enfrentarse a todo?

Sus ojos se desviaron de los grises de Sirius a la figura de su abuela y tía. Hubo un instante en que Moira miró hacia ellos y el cuerpo de Avril se tensó como las cuerdas de un arpa. Sin embargo, se dio cuenta, su mirada no se dirigió a ella, sino al muchacho que ahora mismo la sujetaba.

El mismo que de repente juntó sus labios con los de ella. Por un instante, Avril se preguntó qué diantres estaba haciendo Sirius. Correspondió por inercia, porque sus labios ya resultaban familiares sobre su boca, se sentían seguros y reconfortantes. Luego salió del estupor inicial y empujó fuertemente a Sirius por el pecho, separándolo de ella.

- ¿Qué haces? – preguntó con los inicios del enfado notándose en su voz.

- Distraerte – respondió simplemente -. Parecías una gárgola asustada. Pensé que si te besaba...

- ¿Acaso eres idiota? – su voz aumentó una octava -. ¿En un momento como este te pones a besarme? ¿Justo cuando estoy pasando por una duda existencial? ¿Cuándo tengo a dos palmos de mí a mi abuela? ¿Te das cuenta de lo estúpido que suena?

- Bueno, dicho en voz alta... en mi cabeza sonaba mejor – Sirius se llevó la mano a la nuca, rascándose nervioso. Luego su sonrisa perruna se instauró lentamente en su rostro y sus ojos grises la miraron con intensidad.

- ¿Qué?

- Nada, que después de todo sí que ha funcionado.

- ¿De qué hablas?

Recuerdos Pasados (Actualizaciones lentas)Where stories live. Discover now