-Hola – la abracé por detrás, dándole varios besos - ¿Cómo estás hoy?

-Hola hermanita – frotó su nariz con mi mejilla – Bastante bien. Estoy muy animada

Después de repartir el resto de besos correspondientes entre mi padre y la Mari, me senté en una de las dos sillas que quedaban libres.

-¿Y Natalia? – preguntó mi madre mirando en dirección a mí

-Levantándose, supongo – ahora mismo, todo lo que implicase hablar de ella me ponía nerviosa por lo que acababa de pasar – Mari, ¿tú qué haces aquí?

-Venir a ver a Marina. Y de paso a ti. Pero si quieres me voy – me miró con cara de indignada

-No – dije alargando la o – Si me encanta tonta. Por cierto, tenemos que… - Natalia entraba justo en ese instante

-¡Mari! – corrió en dirección a la rubia, abrazándola fuerte – Te echaba de menos

-Exagerada. Llevas tres días sin verme. Tampoco es para tanto – ambas se rieron y después de saludar al resto se sentó a mi lado

-Bueno, esta noche después de cenar saldremos, ¿no?

-Obvio Mari. No sé cómo se te ocurre dudarlo – Natalia se llevó un trozo de pan con mantequilla a la boca - ¿No Albi?

-Eh…sí claro. Salimos – me estaba mirando y mis nervios iban en aumento. Nunca había tenido tantas ganas de acabar de desayunar – Así vemos a… - Justo en ese momento, como si alguien hubiera escuchado mis súplicas, mi móvil empezó a vibrar – Tengo que cogerlo, lo siento

Me levanté de la mesa y fui corriendo a mi habitación como si no hubiera un mañana. Miré la pantalla. Hostia.

-¿Lorenne? – ni me había acordado

-Hola Alba. ¿Cómo estás? – sonaba animada

-B-bien, y ¿tú? ¿Ya estás en Alicante?

-Sí claro. Llegué el 24 por la mañana. Oye, te llamaba para contarte un par de cosas de la universidad. ¿Te pillo ocupada?

-La verdad es que estaba desayunando

-Ah, lo siento – se quedó unos segundos en silencio – Te lo mando por whatsapp

-Sería genial. Gracias – realmente tenía que agradecerle que me hubiera salvado el culo con lo de la universidad

-De nada. Por cierto, ¿te apetece que nos veamos? – eso me había pillado totalmente por sorpresa

-¿Por qué no? – no estaba segura de lo que estaba haciendo. Para nada

-¿El 28 te parece bien?

-Claro. Vamos hablando de eso

-Hablamos. Ahora te mando eso. Un beso

-Adiós – colgué. Me llevé la mano a la frente.

Eres tonta Alba, tonta”, me repetí varias veces mientras volvía al comedor. Volví a sentarme para terminar el desayuno. Ni me había acordado de ella. No porque no hubiera querido o porque me diese igual. Es que había estado tan pendiente de pasar tiempo con mi hermana y de aclarar qué me pasaba con Natalia que no había tenido tiempo para nada más.

-¿Quién era?  - preguntó mi madre

-Eh… - dudaba si decirle la verdad o mentir, porque la morena seguía a mi lado

-Era Lorenne. Tenía cosas que decirme de la universidad. Me ha dicho que ahora me las manda

Natalia me miró arqueando una ceja, no sabía si intrigada o molesta.

Sinmigo Where stories live. Discover now