Capítulo 13.- Secretos

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"Los secretos son aquellos sucesos que optamos por reservarnos para nosotros. Son los dueños del mundo y es que no hay persona que se salve de ellos. Les digo algo, si pudiera elegir un súper poder, sin duda alguna sería el saber los secretos de todos"

            —McKengsly no es posible —refunfuña pateándole la pierna.

            —¿Qué? ¿Qué? ¿Qué pasa? —se incorpora totalmente desorientado.

            —Debes bañarte, te lo dije hace rato. Ven —jala su mano, pero nunca podrá mover a ese monstruo —¡Levántate McKengsly!

            —¡Deja de gritar! —refuta y se pone de pie.

            —Entonces despiértate de una buena vez.

            Lo jalamos hasta el baño, yo ya he visto su baño, pero Haydee que en estas semanas parece una pueblerina se queda viendo todo maravillada. Creo que de tanto ver la pequeña ducha de Christina se ha olvidado de los espaciosos que son los baños de los ricos. Aquí les digo señoritas, señoras y bueno por qué no señores, quien sabe tal vez hay por ahí algún señor elegante que disfrute en la intimidad de su hogar de ver videos de chicos jóvenes y apuestos, que sueñe con que le rasquen el repollo, uno nunca sabe. En fin luego de esa similitud no comeré más ensalada, medio asquito. Pero continuo, señoritas, señoras y señores en este baño bien podría llevarse a cabo las escenas de aquel librito de poca fama ¿cómo es que se llama? Tal vez ni lo sepan, porque la verdad es un libro olvidado, de esos que se llenan de polvo en las librerías, tiene que ver con un número y sombras. Bueno tal vez nunca lo adivinen, abro un paréntesis para enmarcar mi sarcasmo.

            Volviendo a lo nuestro y es que Muerte está aquí diciéndome que hablo incoherencias. Haydee soltó a McKengsly para darse un recorrido por el lugar. Otra vez aquella tina, que corrección, es un yacusi, la llama. Con emoción lo toca con miedo de romperlo. Y McKengsly que extraño, está bostezando.

            —Oh McKengsly ¡Ya basta! —Molesta se acerca a él, quien ya estaba recostado a la pared cerrando los ojos —Vas a bañarte.

            Lo empuja hasta la ducha. Mete la mano y abre la llave y se prepara para empujar a McKengsly dentro. Pero... ¿qué es esto? McKensgly como que despierta un poco y empuja a Haydee, quien se topa contra la pared de cerámica de aquella ducha y el agua cae sobre ella empapándola. Está ahí con la boca abierta sin poder respirar.

            —¡Desgraciado! Muy dormido que estabas —McKengsly se está riendo y ella lo jala con fuerza, pero ese tipo es una pared. Por favor que nadie me vea, lo que voy a hacer está mal, muy mal, pero... ¡Qué demonios! McKengsly fue empujado con fuerza y ahora está ahí sobre mi Haydee. Pero no fui yo la que lo empujó ¿Quién fue? ¡Díganme! ¿Quién lo hizo? ... ¡No puedo creerlo! Mi enemigo me ayudó, hay algo muy raro en esto.

            —¡Está helada! —se queja y Haydee se escabullé debajo de él.

            —Dime algo que no sepa —dice furiosa.

            —Esto es tan extraño —indica divertido —, tú y yo en la misma ducha. Siempre supe que me deseabas señorita Ramírez.

            —¡Ja! Ni en mis peores pesadillas. Te traeré tu ropa, espero que ya te hayas despertado.

            Ni loca sale por el lado de McKengsly así que desliza el otro lado de la puerta. Empapadas vamos mojando todo a nuestro paso. Hace un rato todo estaba impecable, pero estas son las cosas que hace el terremoto Haydee. Encontramos una toalla y nos comenzamos a secar. Toma el mono deportivo, el suéter, unas medias y hasta un bóxer para pasárselo a McKengsly. Entramos y ¡Oh que delicia!

En Horario Laboral. Maldita Competencia. Место, где живут истории. Откройте их для себя