Capítulo 03.

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—¿Chicas?— susurra-pregunta Mike.

—¡¿QUÉ?!— responden ambas al unísono.

—¡¿POR QUÉ GRITAMOS?!—responde-pregunta Mike de regreso.

—Lo que Dios no te dió de atractivo te lo multiplicó de menso, que pena— dice Miley luego de bufar.

—Ya, lo dice la amargada. Puedes estar jodimaente buena, pero si tu personalidad es fea, tú eres fea. Y aquí entre nos, creo que tú resultas más fea que yo, amargada.

¡Uff!

No espero más y le aplaudo y vitoreo.

—¡La riña la gana Mike! —vocifero y todos comienzan a aplaudir—. Lo siento, sangronita, pero Mike uno, tú cero.

Ella me dispara dagas con la mirada y se dispone a sentarse a mi lado con una expresión que no indica que esté enojada sino más bien ¿dolida? Cuando se percata de que la estoy escudriñando pone su típica cara de que nada le importa, se dedica a hacer algo en uno de sus cuadernos, pero no puedo distinguir el qué ya que su larga cabellera se interpone como cortina. Me encojo de hombros al tiempo que el señor Crover regresa del baño y se dispone a escupir todo su vómito verbal.

Bien, saco mis audífonos y finjo que lo estoy escuchando mientras asiento con mi cabeza, pero lo que realmente hago es seguir el ritmo de la música.

Reviso un mensaje recién recibido por parte de Paty. Me informa que ya se encuentra en Clansix City, pero que no vino hoy porque espera instalarse y comprar algunas cosas que le hacen falta. 

Sonrío deseando verla ya, la extraño demasiado. Se lo hago saber por otro mensaje de texto y continúo en lo mío.

Tres canciones después pongo mi atención al frente dándome cuenta que el señor Crover parece estarse dirigiendo a mí, y para fingir que lo estoy escuchando asiento con la cabeza, cuando mira hacia otro alumno saco los auriculares tan rápido como puedo y me dedico a escuchar lo que resta de su vómito verbal.

No me malinterpreten, soy excelente alumno, pero no creo que escuchar sobre sus hijos y esposa sea necesario para graduarse.

—Entonces está de acuerdo, ¿verdad Flavio?— habla dirigiéndose a mí nuevamente.

—Este, sí... Sí, dije que sí. 

No tengo ni puta idea a lo que dije que sí, pero luego le pregunto a unos de mis compañeros qué fue lo que me preguntó.

—Bien, entonces en dos o tres días que termine de organizar todo les indico lo que deberán hacer— culmina al tiempo que todos nos ponemos de pie para irnos a nuestras casas o a donde sea que se dirigen los otros.

Paso de largo deteniéndome al lado de Miley.

—Oye, si te ofendi disculpame, no era mi intensión solo estaba bromeando.

—Tranquilo, no me ofende todo el que quiere, sino aquel que yo le de el poder de hacerlo, y tú no lo posees. Adiós —cota pasándome de largo y dirigiéndose a la salida.

—¡No sé si era un insulto, pero eso definitivamente se escuchó muy bien! Utilizaré esas líneas cuando escriba un libro, tranquila que te daré tus derechos de autor, sangronita—. le vocifero antes de perderla de vista viendo que niega ligeramente con la cabeza en forma de respuesta.

30 Días en detención ©Onde histórias criam vida. Descubra agora