Muerte en el Manicomio

Introducción (remastered version)

   Vida puede ser un regalo o un termino abstracto. Si quieres definamos la vida como «Existencia durante cierto periodo de tiempo». El tiempo se puede acabar tarde o temprano. Pero la crueldad puede arrebatar de la manera más atroz toda el ser de un individuo, incluso sin matarlo. El sufrimiento causa cambios.

   Esperar que todo saldrá bien es solo un fiasco. La vida puede dar un cambio cuando las cosas parecen marchar bien. ¡Oh¡ Fatídica desgracia.
No, nada marchara bien...

   Realmente no hay más que sufrir para  unas almas desafortunadas. Un dolor que no se puede comparar o describir. Algo que solo te destruye lentamente.

   Olvidar la pena es algo que no se puede. El llanto provocado por el luto siempre se queda ahí dentro, en la consciencia de la oscuridad.

   Negar el caos que rodea la vida de una persona es un error.  Un error frecuente por el cual la ayuda no será presente en el desastre. Tal como en aquel frío establecimiento alejado donde un sádico tortura a inocentes, y también como hace algún tiempo la masacre se presentó en un hogar.

   Inevitable fue aquel horror en
Bournemouth - Reino Unido, donde ya hacia una familia incompleta. Era mitad del año 1939. El cielo estaba despejado. La tarde era muy tranquila, pero eso cambiaria. Desde lo ocurrido ese día la casa nunca volvió a ser habitada.

   Como un rápido destello la tranquilidad fue interrumpida. La puerta se vio forzada hasta caer dando camino a un hombre que dio fin a la paz. La desesperada madre intentó proteger a su hija. El sonido retumbo en las paredes de esa casa una y otra vez. Cada disparo fue una marca que retumbaría en los recuerdos por siempre. Todas aquellas balas destrozaron la vida de esa mujer en un daño irreversible. Entre gritos y alaridos se propagó el temor.

   Ahora  aquella niña que durante tantos años vivió feliz estaba huérfana. Aquella niña de tan solo 14 años sufría, sentía como algo dentro de ella se desgarraba. Ante sus ojos estaba la escena del homicidio de su mamá. «Este es el fin» se decía una y otra vez en su cabeza por lo que ocurría a su alrededor.

   El cañón cilíndrico de aquel arma ya hacia apoyada sobre su frente. Aquel invasor no mostraba intención alguna de detenerse. El mundo parecía moverse más lento mientras la niña esperaba que de una vez este sufrimiento acabé. Entre los ojos cristalinos por las lagrimas solo notaba la imagen borrosa de aquel rostro.

   No restaba más munición. El asesino se enfureció por ello, no fue siquiera suficientemente ingenioso para tomar un cuchillo de la cocina y pasárselo por el cuello. Matarla le pareció un caso perdido. Revisó rápidamente la hora. Sin palabra alguna aquel ente se largó dándole antes una abofeteada en la mejilla a aquella niña. Pasó por encina del ensangrentado cadáver de la mujer y se dio a la fuga. Se volvió un momento del pasado, una sombra que no se volvería a ver. Nada más y nada menos que un homicida.

  La niña lloraba sin consuelo mientras se aferraba al cascarón vacío de su familiar. Sus manos y su vestido se impregnaban de sangre mientras se abrazaba de aquella persona con una mirada vacía. De aquellos restos despojados de vida. Se mantuvo así por un tiempo prolongado. El tiempo del dolor.
   ...Oscuridad, fría y abrasante oscuridad.

   Las cosas más terribles son así: No suelen tener algún plan previo ni explicación. Muchos asesinatos en Reino Unido ocurrieron de aquel modo. Aquel hombre solo llenaba su arma y la descargaba en cualquier persona al azar. Simplemente por que si...
   ¡Muchos asesinatos se dieron así en el mundo!

   Seguramente...  ¡Obviamente! ¡Asesinos así, asesinos que son un peligro, que son unos verdaderos monstruos deberían pagar su condena! Tendrían que estar encerrados en donde se contenga la maldad. Donde no puedan volver a hacer daño nunca más.

   Los locos deberían ir al manicomio.
   Pero el miedo... es «algo» que se puede quedar donde sea.