—Pero... —Esperaba no sonar como un completo imbécil—, ¿estás segura de que es mío?

Ella me observó durante un largo par de segundos y entonces asintió mientras metía un mechón de cabello detrás de su oreja.

—Sí. Aunque no lo creas yo... Yo no suelo hacer mucho... eso.

Por alguna razón, aunque no la conocía del todo, le creía. A pesar de que era amiga de Molly, Mindy no parecía estar loca ni ser una futura novia psicópata.

—Te creo —dije. Sus hombros se relajaron visiblemente y sonrió algo melancólica.

—Gracias.

—Así que, ¿te hiciste una prueba?

—Sí —contestó mientras sacaba una pequeña caja de su bolsa. La abrió y sacó la prueba que mostraba dos rayitas azules—. Las dos líneas significan que es positivo —susurró.

Sentí cómo el aire se me escapaba al ver la prueba y entonces el mundo comenzaba a girar con rapidez. De verdad iba a ser papá. No era una broma...

Estaba jodido.

Me dejé caer contra el respaldo del sillón y llevé ambas manos a mi cabeza sin poder creerlo del todo todavía.

—No sé qué decir —murmuré.

—No tienes por qué sentirte presionado, Derek, no es como que te esté pidiendo que te cases conmigo. Solo creí que tenías derecho a saber. Iba a decirte, pero Molly se adelantó y... Lo siento.

Asentí. Era una buena chica.

—No tienes por qué disculparte, no fue tu culpa. Yo... Eh, prometo hacerme cargo de cualquier cosa que necesiten tú y el bebé. Te voy a apoyar, no lo dudes ni un segundo, ¿sí? Todo va a salir bien.

Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando escuchó mis palabras y me acerqué a confortarla. Comprendía que estuviera aterrorizada; yo también lo estaba.

—No quiero ser mamá aún —sollozó—, pero tampoco puedo deshacerme de él. Es una pequeña vida dentro de mí. —Las lágrimas caían por su rostro en una clara señal de angustia y, a pesar de que yo también tenía miedo y no estaba seguro de nada, le dije que no se preocupara.

—Todo saldrá bien.

***

Iba caminando por los pasillos del hospital en busca de Jan para hablar con ella cuando me encontré con Sonrisitas.

—¿Buscas a Janelle? —preguntó sonriente. Quería golpearlo.

—Sí, ¿sabes dónde puedo encontrarla? —pregunté molesto porque él no pareciera tener problemas.

—Habitación 104, con Dean Ferrati.

—Gracias —dije mientras me alejaba a pasos agigantados.

No estaba de humor para nada y no quería soportar ver la felicidad escrita por todo su rostro. Estaba siendo irracional, lo sabía, pero no me importaba. Solo quería ver a Jan y hablar con ella.

Cuando llegué a la habitación, entré sigilosamente para que Jan no me viera y cerré la puerta con mucho cuidado. Ella se encontraba acariciando la cabeza de Dean, quien tenía los ojos cerrados, y susurrándole al oído. Era todo tan calmo que no quise terminar con la paz que parecía rodearlos.

Cuando me fijé en Dean, me di cuenta de que lucía más cansado que de costumbre; parecía estar sufriendo más que los demás días «malos» que había tenido cuando vine a visitarlo. Sus ojos estaban apagados cuando los abrió y me miró, pero no alertó a Jan de mi presencia. Solo fijo su mirada en mí un segundo y entonces la volvió de nuevo por la ventana, donde el día parecía igual de triste que los ánimos en la habitación.

Rendirse jamás [PQY #1] ✔ versión 2014Where stories live. Discover now