— Le mostrare su habitación – interrumpe mis pensamientos haciéndome subir por las largas escaleras de roble que conducen a los pisos siguientes.

Bruno me hace detener en una habitación en especial, abre la puerta para y revelar lo que hay dentro, es hermosa, pintada en tonos blancos y dorados, finamente adornada como el resto de la casa.

—¿Te gusta?

¿Me está preguntando en realidad esto? Siento que esa habitación es como las de monarquía.

— Es muy bonita.

— Espero puedas estar cómoda.

— Señor Lombardi, esto es demasiado, puedo quedarme en otro cuarto..

— ¿Cree que dejaría quedar a una dama en un lugar que no sea propio? Esta noche es mi invitada señorita Steinfeld, mi deber es atenderla bien.

— No debería, me siento avergonzada con todo lo que ha sucedido.

— ¿Porque? No ha hecho nada malo, si desea algo, puedo pedirlo y mis empleadas lo traerán.

— Gracias por todo.

Prego (de nada) —sale de la habitación sin decir más nada.

Me dejo caer encima de la cama, es suave y reconfortante. Hace mucho que no tenía esta sensación. No puedo creer que haya llegado al extremo de quedarme en su casa, él claramente es un hombre elegante y refinado envuelto en un mundo de negocios y he venido a aparecerme en su vida en el momento más bochornoso de la mía.

Sólo una duda asalta mi cabeza. Sí Bruno tiene una casa tan enorme como esta ¿Porque hospedarse en el hotel? Algo de esto no es normal.

La vida de Bruno Lombardi es todo un misterio.

El sueño aparece casi de repente, y en cuestión de segundos caigo rendida sobre la cama.

**

Despierto cuando escucho un leve sonido proveniente de la parte inferior de la casa, miro el reloj que reposa en la mesa de noche y descubro que son un poco más de las siete y media.

Salgo de allí de un solo tirón, tendré que explicar mí llegada tarde al hotel. Me introduzco al cuarto de baño en el cual hay un enorme ropero con toallas. Me cambio de ropa y me meto debajo de la regadera, el agua cuenta con calefacción incluida, hay hasta una bañera con adornos dorados en sus costados, la habitación es más que lujosa.

No puedo demorar mucho adentro, no si aún quiero conservar mi empleo. Así que me he dado esa ducha en tiempo record. Me envuelvo en la toalla quitando el exceso de agua sobre mi piel, atravieso la puerta y descubro encima de la cama un vestido con zapatillas incluidas y ropa interior limpia.

Eso ha aparecido de repente, es posible que algunas de las empleadas de Bruno la trajesen.

A este punto siento que he atravesado por suficientes vergüenzas de las que una persona humana normal estaría dispuesta a soportar.

No tengo tiempo para cuestionarme sobre lo que ha pasado en estas últimas horas, así que sólo tomo las prendas. El desayuno ha sido traído también, en la charola hay huevos revueltos, tostadas, y algunas otras cosas que no sé de qué se traten, pero todo luce delicioso.

Me tomo un tiempo rápido para apenas probar un bocado de aquello, tengo el tiempo medido.

Bajo la escalera dispuesta a regresar a mi casa, debo sacar algunas cosas de allí y debo hablar con mi madre, atravieso el inmenso pasillo con piso brillante de mármol, Bruno se encuentra en la mesa del comedor, desayunando solo y leyendo el periódico. Esta enfundado en un traje igual de elegante al que acostumbra a usar, su aspecto es totalmente varonil y maduro.

Pasión Italiana (Ya en Físico)Where stories live. Discover now