—¿Qué?—dijo disgustada —¿Alex se le esta acercando de nuevo a esa bruja? ¿Han salido los dos solos?

—No —respondió firme —, pero cuando habla de ella dice cosas como "Le hace bien al niño que Angelina sea así" "Nunca Angelina se comportó de esta forma" "Angelina esto y lo otro"

—Jenna... tranquila, es madre del niño y si está asumiendo su rol como tal no significa que Alex vuelva a sentir algo por ella más que aprecio y admiración por el cambio que está generando, pero tú eres la mujer que está en su vida —le puso la mano en el hombro —. No demuestres tus inseguridades, recuerda la vez que estuviste husmeando entre sus pales para saber sobre el divorcio y el secreto de él que terminó siendo su hijo y estaba buscando el momento adecuado para decírtelo.

—Lo sé, Zoey, me sentí tan mal esa vez —le generaba vergüenza recordar ese momento.

—Por eso, tranquila, si te tiene a su lado viviendo con su hijo es porque te toma en serio. Si no te quiere más, simplemente te lo dirá y se acabó, no se termina el mundo por eso ¿cierto?

—Tienes razón. Debo trabajar más en mi autoestima. Le llevaré su café a Alex —dijo señalando la taza.

***

Alex miraba una fotografía enmarcada que tenia entre sus manos, lo había quitado del cajón de su escritorio. Era él, Fede y Jenna, los tres sonreían felices, Fede estaba sentado sobre su cuello y el tomaba sus piernitas mientras que Jenna lo rodeaba con sus brazos, parecían una verdadera familia. Nadie sabia que el guardaba esa foto como un tesoro y lo miraba cada mañana. Lo motivaba a seguir adelante, ellos dos eran lo que más quería en su vida.

¿Quién diría que su secretaria terminaría formando parte de su familia?

¿Quién diría que con esa sonrisa y ese carácter tan atolondrado lo atraparía por completo?

Habían pasado cuatro meses de que Jenna y Fede estaban viviendo con él en el departamento. Su hijo había tenido sus bajas en su enfermedad, había días en los que estaba con una fiebre bastante alta y tenían que internarlo y Jenna... ella simplemente estaba ahí, al lado del pequeño, preocupada y derramando lágrimas al igual que él. Con seguridad podía decir si nuevamente al amor. Él había mejorado mucho su falta de confianza luego de lo sucedido con Angelina, y dijo que no se dejaría vencer por ello y lo logró. Ahora quería comenzar una nueva historia con Jenna.

Alguien golpeó la puerta.

—Adelante.

Vio entrar a Jenna con su taza de café y el guardó la fotografía en su lugar. La esperó con las manos cruzadas sobre el escritorio y con una sonrisa picara en los labios. Ella cerró la puerta y se acercó dejando la taza a su alcance. Aunque la veía todos los días con la misma falda y la misma blusa, siempre se veía guapa para él... y bastante provocante.

—Si no necesitas nada más, me retiro.

—Necesito que te sientes en mis piernas —dijo estirándose con la silla hacia atrás para darle paso a ella.

—Alex...—lo dijo en forma de reproche.

—Es una orden.

Ella simplemente sonrió con gracia, ese hombre no perdía tiempo para tenerla cerca. Ella hizo caso a su pedido y se sentó en sus piernas y rodeó el cuello de él cuello con sus brazos.

—¿Algo más? Señor Forbes.

—Quisiera tenerte desnuda ahora mismo y hacerlo sobre mi escritorio o abusar de esa boquita tan tierna y dulce que tienes —le susurró al oído haciéndola estremecer con cada palabra y cada aliento que soltaba —pero tengo mucho trabajo por hacer.

LA ASISTENTE ©Where stories live. Discover now