La Bestia Decide

Votos Rotos pt2.

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Esquivé una rama, luego otra. La noche parecía llorar sangre mientras el aire espeso pulsaba su camino áspero hacia mis pulmones. Notablemente asustada, recogí mi camisón de seda rosado intentando evitar tropezarme con él, y busqué incansablemente con la mirada algo sin realmente saber qué y sin detener mis pasos apurados. El bosque se iluminaba poco a poco, con una intensidad que terminó por obligarme a levantar mi mano en un intento de detener su reflejo, pero para cuando pude entender hacia dónde me dirigía, me vi entrando al claro donde descansa la orilla del río que ahora picada, brillaba  roja como la misma luna de sangre que había tomado posesión del cielo.

Tapé con mis manos un grito desgarrador desde lo más profundo de mi ser cuando ese torso moreno yacía sin vida en el suelo amoratado entre sangre y heridas, producto de las fauces del lobo negro que victorioso se alzaba a su lado. Los ojos que me miraban ya nunca serían lo mismo para mi, y antes de procesarlo me vi desesperada abrazando la figura y manchando mi camisón de seda en su sangre, mientras intentaba mantenerla dentro suyo al rogar que no me dejara entre alaridos que horrorizaban mi propia alma.

Y desperté por fin.

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Nunca supe realmente en que momento me levanté de la cama o siquiera cómo conseguí ponerme las pantuflas en una fracción de segundo, o cómo es que bajé las escaleras de un tirón sin haber aterrizado boca abajo sobre los últimos cinco escalones, pero la cuestión es que para cuando comprendí que la mañana ya había cruzado los cielos, yo ya estaba atravesando ente gritos el jardín con dirección hacia el claro de entrenamiento.

-¡Ryan! ¡Ryan! ¡¿Ryan dónde estás?! -mis gritos horrorizaban a cada hombre o mujer lobo con el que me encontraba, y no hubo uno que no hubiese abierto paso para mi, más yo no podía detener ni mis lágrimas ni mi desesperación -¡Ryan por favor!

Su esbelta figura de piel morena brillante por el sudor y con sus cicatrices dibujando su espalda, se giró hacia mi con sus rasgos torcidos en preocupación, y en una fracción de segundo, me sostuvo entre sus brazos con firmeza y suavidad. Su calor me obligó a soltar mis preocupaciones y sollozos violentos en incontrolables se desprendieron de mi pecho, no podía entender lo que me sucedía, pero, dolía. Dolía muchísimo, y yo sentía tanto en aquél momento que mis manos no dejaban de arañar su tersa piel intentando apretarlo aún mas contra mi.

-Shhh, calma, calma mi Luna. ¿Qué sucede? -más yo no podía hilvanar dos palabras seguidas sin que un sollozo se escapara de mis labios y me abrazara como boa constrictora a su alrededor - Háblame, Rae - con firmeza y sin dañarme me separó de su pecho y buscó en mis ojos una explicación a semejante escenario, mientras alejaba mi cabello de mi rostro- ¡Raven!

Me había sacudido si, pero por fin conseguí enfocar mi vista en sus ojos opales, desencajados, reflejando los mios - Oh por Dios- susurré sosteniendo su rostro- Oh por Dios estás bien. Estás vivo, no me dejaste, estás vivo.

Poco a poco fui logrando respirar mejor; mis sentidos comenzaban a despertarse y pude reconocer sus caricias tranquilizantes en mi cabello, la fina capa de sudor envolviendo su piel, y el exhalo de su boca en mi nariz dada la cercanía que en ese momento nuestros cuerpos mantenían, y por un segundo, tuve que ordenarme a mi misma como respirar. 

-¿Raven? ¿Qué sucede? Hablame.

- Es que yo... el sueño.. e-en el sueño, vos, vos estabas allí tendido y-y..y yo mirando, y la sangre! Tu cuerpo estaba lleno de sangre y por un momento pensé... - ni siquiera pude terminar mi intento pobre de explicación. Él ya estaba allí abrazándome nuevamente.

-Shh, ya todo pasó, calma. -Me dejé sostener y abandoné mis últimas lágrimas, dejando que el susto, el miedo, la desesperación y el dolor se alejaran de mi. Ryan estaba entre mis brazos y estaba bien.

 Así como el estupor fue abandonando mi cuerpo, lentamente fui cayendo en la realidad: estaba en el campo de entrenamiento con el frío de las primeras mañanas pre-primaverales, rodeada de hombres lobo en plena lucha, colgada en los brazos de Ryan, descalza, en un camisón de seda, y sin corpiño! ¿Podría el día empeorar? No hizo falta que mire mi pecho para entender las razones por las que Ryan había comenzado a gruñir, tan sólo tuve que mirar a los cachorros a nuestro alrededor.

-Oh, mierda.

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Buenas, buenas mis lectores ¿me extrañaron? Gracias a @AdrianeEncinasSauced por haber contestado y continuar apoyando esta lenta novela, este capítulo va dedicado a vos. Prometí maratón ¿verdad? Vamos 1/? Por favor dejen en los comentarios un total de capítulos que les gustaría recibir este fin de semana, el más votado será con el que tenga que cumplir para el lunes a las 16hs horario Argentina.

Beso gigante y saludos pandix! N.