capítulo 02 - Amy

6 0 0
                                    

Amy

Habían pasado diez años de arduo entrenamiento y Amy ya era una experta en el arco y flecha, su padre le había enseñado a luchar cuerpo a cuerpo con espadas, Frank le enseñó a lanzar los cuchillos como él lo hacía y su madre le enseñó a usar sus sentidos para la batalla así como le enseñó a activar sus reflejos. Amy era una gran guerrera, pero lo mantenían en secreto incluso a la Rebelión a la que formaban parte, seguía trabajando en su granja desde el amanecer al ocaso, solo que en las noches en vez de leer los antiguos libros ahora entrenaba en el viejo y abandonado sótano secreto, las cosas parecían estar en calma en Lighthold, hacía meses que no enviaban a nadie a cobrar impuestos ni se oían rumores del reino asesinando personas, todo estaba tranquilo.

-Amy, debo hacer un viaje a Ordova, una ciudad no muy lejos de acá, necesitamos vender mercancía, ¿te gustaría ir conmigo?-

Preguntó Frank, Amy lo miró unos segundos, Frank nunca la había invitado a hacer viajes, sería su primera vez fuera de Reims, la idea de conocer un nuevo lugar la llenaba de emoción, y a su vez le inquietaba un poco, aún con sus respectivas dudas, accedió a acompañar a su hermano, tal vez necesitaría refuerzos en caso de que intentaran robarle.

Al otro día Amy y su padre conversaban acerca del viaje, la joven no podía dejar de sentir que algo estaba mal, pero la confianza en la voz de su padre le otorgaba calma, le dio un fuerte abrazo y antes de irse quitó de su cuello un collar con un dije de madera, en él estaba una runa de Nealdstrag, la runa Teiwaz. (Fortaleza).  Amy lo había tallado en madera en su tiempo libre, su padre la miró con una sonrisa en su rostro, le dio un beso en su frente y se colocó el collar. Amy y Frank tomaron camino al pueblo desconocido, era un largo viaje de dos días, un día para ir y uno para regresar.

Luego de un largo día de viaje habían llegado a la ciudad de Ordova, un lugar repleto de casas de barro y madera, el centro de la ciudad era un gigantesco mercado repleto de vendedores deambulantes, podía encontrar cualquier cosa que imaginara si miraba con cuidado, habían arcanos vendiendo medicinas y pociones, herreros vendiendo armaduras y espadas, campesinos vendiendo frutas y verduras, trigo, leche y cualquier alimento que pudiera pensar, Ordova era conocida como la ciudad que tenía todo, en cuanto a comercio se refiere, pero también tenía la fama de ser el hogar de mercenarios y caza recompensas, ladrones, criminales y asesinos.
Frank ordenó a su hermana vigilar el carromato mientras conversaba con su comprador, un vendedor con una enorme tienda de frutas en todo el centro del lugar, Amy bajó del carromato y se recostó en él, observando a su alrededor a todas las personas que transcurrían el lugar, vio a un par de niños fingiendo jugar a las tocadas, mientras un chico corría detrás de sus amigos llamando la atención de todos, otro par de chicos robaban el pan de un vendedor.

Amy ignoró eso y prestó atención a su carromato, vio pasar a dos hombres vestidos de piel de lobos, uno de ellos con el cabello plateado y ojos grises y el otro con el cabello verde y un parche en su ojo, ambos la miraron de abajo a arriba, la ignoraron y siguieron su camino.

-Mercenarios-

Pensó Amy. Segundos después una mujer anciana se acercó a ella, tenía un aspecto horrible, su cara arrugada y sus dientes negros, su cabello despeinado y con canas y vestía una túnica negra desgarrada y harapienta.

-Quien dice ser tu amigo es realmente lo opuesto, serás traicionada por quien más amas, pero eso te llevara a algo grande, puedo verlo en tu aura, serás grande, hermosa mujer-

Amy ignoró a aquella mujer y echó a andar su carromato tirando de sus caballos, Frank regresó a ella y partieron de regreso a su hogar.

Durante su regreso Amy solo hablaba de sus entrenamientos, fantaseando con que llegara el día de ir a la guerra y acabar con el  reinado corrupto que los oprimía, sentía adrenalina en su cuerpo solo con pensarlo, sin embargo notaba que Frank lo veía como algo que nunca sucedería. La chica no podía entender por qué su hermano estaba tan distante en sus pensamientos, y su rostro no mostraba otra cosa sino tristeza, algo le sucedía. Amy intentó preguntárselo pero su hermano no le dejó tiempo de soltar sus palabras.

El Templo De Los Caidos - Saga 12 Vidasحيث تعيش القصص. اكتشف الآن