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El día estaba nublado, una brisa traviesa envolvía raudamente el frágil descenso de las hojas, los vuelos rapaces de unas cuantas aves golpeaban el gris paraje y unas delicadas gotas de lluvia rozaban mi rostro. Mi mente divagaba en un mar de posibilidades, en un mar de infinitos pensamientos de lo que había ocurrido aquella noche, sentía como mi cuerpo caía a aquel abismo de oscuridad, por aquel ayer del que nadie fue testigo. 

¿Quién pudo haber hecho esto? ¿En qué momento? No encontraba las respuestas necesarias para estas interrogantes, solo conseguía observar a mi alrededor expectante por alguna pista, pero  el silencio de la atmósfera invadía mi cometido, nada servía, sólo la investigación resolvería el misterio.

El tiempo transcurría en cientos de pisadas que deambulaban en aquellos callejones abandonados por la modernidad de una ciudad, pensaba incesantemente en los incoherentes testimonios de los sospechosos a la hora de declarar, en los objetos de la escena del crimen, del cual solo unas frases ilegibles escritas en un papel se logró hallar a un lado de la víctima, inexistencia de huellas digitales en su cuerpo y el rechazo de la policía para realizar una autopsia, todo era muy confuso.  La policía no ayudaba, habían cerrado el caso en suicidio pero yo sabía que no era así.

Las posas de agua se acumulaban con el acontecer de las horas y el deseo prematuro de hallar alguna conexión posible de los acontecimientos se volvía cada vez más  inalcanzable. Necesitaba ir en búsqueda de más información, de más pistas que me dirijan al camino correcto y que no solo merodee en hipótesis incompletas, necesitaba volver al lugar en el que todo comenzó. 

Las altas puertas, las pronunciadas escaleras que conducían al reloj principal, sucumbian ante la estrepitosa caída de la lluvia, mis ojos se posicionaron lentamente en los pasillos que conducían a los trenes, en aquella zona en la que se encontró el cuerpo a un costado de las vías. Debía inspeccionar todo nuevamente aunque la policía hubiese estado varios días patrullando el lugar. Me acerque con cuidado al primer vagón que se encontraba detenido a un lado de la caseta, observe con atención los adoquines que rodeaban el camino en dirección a la puerta del conductor del tren, sin embargo, unas pisadas en la lejanía me detuvieron en seco.

La penumbra de la noche se hacía cada vez más espesa con el pasar de los segundos al momento de volver la vista hacia atrás y observar con atención mi alrededor, dificultosamente lograba distinguir en la distancia una sombra que se movilizaba raudamente entre los trenes, dejando caer consigo un trozo de papel que afortunadamente pude rescatar antes que se disolviera con la lluvia.        

 “Calle Velasco nº 1 a las 22:00 horas, se que necesitas la información Alicia”.

Me tomó algunos minutos decidir si ir al lugar acordado, me sorprendí que supieran mi nombre y lo que posiblemente había ocurrido, sin embargo,  la curiosidad invadía mi mente poco a poco, quedaba solamente treinta minutos para la hora acordada, tenía que llegar si quería respuestas aunque estuviese en peligro mi vida.

Camine por extensas avenidas hasta llegar al lugar, todo estaba solitario y oscuro, solamente había una vaga luz que lograba alumbrar sin mayor esperanza unos botes de basura que estaban al final de la calle, parecía que toda la realidad se circunscribía en aquellos callejones sin vida. Luego de algunos minutos, logré divisar como alguien se aproximaba, era alto y corpulento y se acercaba con lentitud, en respuesta sustraje mi arma y le apunte con la mayor precisión que pude obtener en aquel momento, él se detuvo e inmediatamente dijo en la oscuridad:

-Detente, tengo información que necesitas.

Consternada le dije que se identificará y para qué me había escrito aquella nota, pero pasaron largos segundos para que me respondiera. 

Secretos Inesperadosحيث تعيش القصص. اكتشف الآن