-¿Qué esperas, "Peter", a caso le tienes miedo al agua? -gritó después de dejar salir un chorro de agua de su boca, y aunque se veía totalmente sexy con su cabello mojado y gotas de agua cayendo por su rostro, aún sentía la necesidad de golpearlo.

Estaba molesta y ese idiota no podía estar simplemente disfrutando a mi costa y no recibir una penitencia. Me acerqué a la orilla de la piscina despacio y Harry hizo lo mismo con una sonrisa triunfadora en el rostro.

-Está bien, cariño, creo que tienes razón, necesito relajarme un poco -sonreí falsamente. Comencé a quitarme la ropa llena de lodo lentamente, porque también me bañaría, claro, después de burlarme de él también. Comencé por mi sudadera, después mi blusa de tirantes. Miré a Harry un segundo y parecía que estaba a punto de comenzar a babear. Terminé sacándome los jeans, dándole la espalda a Harry para que pudiera tener un buen vistazo de mi trasero. Cuando terminé y quedé con mi ropa interior rosa le dediqué una gran sonrisa. Él me miró con ilusión y una sonrisa traviesa que me hacía odiarlo un poco más en ese momento, porque era malditamente sexy. Después tomé toda su ropa y salí corriendo con ella en mano, él estaba demasiado en shock como para reaccionar inmediatamente así que me dio tiempo de ventaja para salir del gimnasio y pasar a los pasillos para llegar a nuestra habitación, cerrar con seguro y se viera obligado a estar desnudo cuando nuestros compañeros legaran. Oh, dulce desnudez.

Me paseaba por los pasillos vacíos del instituto, medio desnuda tal como Harry había sugerido por la mañana, decidiendo que hacer con su ropa, quizá debía colgar sus bóxer en el asta de la bandera o algo típico como eso. Pero mientras corría por ahí sintiendo más libertad que nunca, escuché unos pasos y deslumbré una figura alta por el pasillo. Sabia que no era Harry, porque lo escuchaba tras de mí, corriendo bruscamente. Me invadió el desasosiego y me di la vuelta dejando de reír por completo y tratando de correr para esconderme, pero Harry me alcanzó en ese momento.

-¡Ja! Dame mis maldi... -se quedó callado a cinco centímetros de mí, mirando con miedo algo sobre mi hombro. Me quedé helada, sabiendo antes de voltear que alguien estaba ahí y que yo le estaba dando un buen vistazo de mi cuerpo femenino. Harry se adelantó y cubrió mi cuerpo al mismo tiempo que yo volteaba para ver al señor Mayer mirando de mí al muy, muy desnudo, mojado y al descubierto cuerpo de Harry. Todos nos quedamos callados e inmóviles unos segundos.

El señor Mayer era el profesor más joven y más atractivo de todo el instituto. No es que fuera un adonis súper hermoso y sensual, pero no era gordo ni viejo, lo cual lo convertía en el hombre de 29 años más sexy de este lugar, y me estaba mirando con algo muy parecido a lujuria.

-¿Qué hace aquí, señor Mayer? -preguntó Harry con la voz medio temblorosa, aun tratando de cubrir mi cuerpo y sin intentar esconder algo del suyo.

-Me empecé a sentir mal y regresé temprano -pasó los ojos de Harry a mí varias veces y sonrió malévolamente- obviamente usted no esperaba que nadie llegara a esta hora ¿no era que se sentía mal, señor Styles, y por eso ha estado faltando tanto a clases?

-Nos estábamos bañando desnudos nada más. No estábamos teniendo sexo o algo así -soltó descaradamente, como sólo él podía hacer frente a una situación de ese tipo. El señor Mayer miró mal a Harry un momento y después regreso la mirada a mí. A pesar de que estaba desnuda sentía gordas gotas de sudor caliente correr por mi espalda, las tripas se me revolvían como si hubiera comido un gran plato de costillas con mucho picante.

-Pero ¿Quién esta encantadora jovencita, señor Styles? ¿Es que no sabe que está prohibida la entrada a personas ajenas al instituto fuera de los días de visita familiar? Y me da la impresión de que ella no es ninguna familiar suya -murmuró manteniendo los fijos en mí. Tenía la fea sensación de que estaba a punto de partirme en dos con la mirada.

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