-No creas que he escogido ese tema porque te tenga manía. Pero es uno de los mas difíciles, y con las notas tan bajas que tienes en esta asignatura he creído oportuno que lo hagas de este tema.

-Si tengo malas notas, ¿Que le hace pensar que haré bien el trabajo? -En ese momento quería estrangularla.

-Aunque no lo crea, eso también he pensado -comenzó a tratarla de usted, al ver que Cristina no le tuteaba. -Si me hace este trabajo perfecto, le aprobaré el trimestre.

Su cara debió de ser como un chiste, porque la profesora se rio delante de sus narices.

-Vaya a casa y póngase con ello. Verá que el tema le llamará más la atención de lo que espera.

Se marchó sin despedirse. No sabía por dónde empezar, pero necesitaba aprobar esa asignatura, fuera como fuese. Eva ya no estaba allí, por lo que cogió camino y se marchó directa a casa de sus abuelos. Deseosa de que ese día pasara rápido. Pondría al trabajo como escusa para marcharse antes.

-Hola cariño -Su abuela siempre tan sonriente. ¿Como lo hacía para ser tan feliz? -Que ganas tenía de verte. -Clavó sus ojos grises en ella, siempre conseguía intimidarla.- ¿Qué te pasa? ¿Estás mala?

-No, estoy bien. -Dejó sus cosas en la entrada y se sentó en el salón, a esperar la comida.

Sus primos y tíos al final no vendrían. Por lo que solo iban a estar sus padres, sus abuelos y su hermano César. En parte era un alivio.

-A comer -le avisó su madre.

Se levantó de mala, llegó a la cocina y se dejó caer sobre la silla. Frente a ella, una pechuga de pollo empanada con patatas fritas reposaba sobre su plato.

-Mama te dije que no como carne -Estalló hecha una furia.

Sus abuelos le miraron atónitos, su hermano se rio y su padre como de costumbre pasó del tema.

-No me acortaba, perdona. -Se disculpó su madre. -Comete eso por hoy, que no hay mas comida hecha.

-No pienso comerme esto...-Dijo señalando con cara de asco la pechuga.

Su madre empezó a ponerse roja del cabreo. Su abuela no tardó en levantarse de la silla.

-Tranquila cariño. Ahora mismo te hago otra cosa. -Su abuela siempre tan servicial.

Le preparó unas verduras salteadas que le quedaron buenísimas. Al terminar, se levantó de la silla y se dirigió a la habitación de su abuelos, donde se hallaban infinidad de libros. Seguro que algo encontraba allí.

Se encontraba sumergía en un libro, cuando alguien entró en el cuarto. Era su abuela.

-Perdona abuela, no quería molestar. -Se disculpó nerviosa.

-Mi niña, tu nunca molestas. ¿Qué haces? -Su abuela era muy curiosa.

-Buscando información para un trabajo. Un tostón, para que me entiendas.

La risita tímida de su abuela inundó la estancia.

-¿De qué trata el tema? -preguntó curiosa, acercándose a ella.

Cristina suspiró.

-Del Holocausto judío... No sé ni por dónde empezar...

Laila la miró fijamente.

-No vas a encontrar nada de ese tema en los libros. ¿Sabes algo sobre ello?

-Pocas cosas. Que les encerraron, que les marcaban con un números en el brazo y que estaban obligados a llevar la estrella esa amarilla.

Amor bajo dictadura (Segunda Parte De Amor En El Infierno) #FBAwards2017Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz