El Despertar de Natasha

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Natasha estaba atrapaba en su propia vida, aburrida y metida en un circulo de inquebrantable rutina. Esa mañana aún sentada en la cama suspiro con la frente en la rodilla y tomó una decisión.

Quizás había llegado el momento de hacer algo, de romper con todo, miró el hueco vacío donde poco antes había estado el cuerpo caliente y distante de su pareja y se levanto dándose una ducha. Rodrigo no era mal tipo, la trataba muy bien y le daba todo lo que ella podía desear, el problema es que hacía meses que se había vuelto distante, siempre estaba mal humorado y cuando ella quería tocarlo el la apartaba sin más. Su rostro mostraba el cansancio de un exceso de trabajo que tampoco le compensaban y ella se iba sintiendo cada vez menos importante y más sola. Pues nunca lo tenía cuando más lo necesitaba y ya eran muchas veces en las que le había fallado en cosas importantes ¿acaso Rodrigo ya no la quería? ¿Había dejado de importarle?

La noche anterior habían discutido y ella apenas había podido pegar ojo pensando en toda aquella asfixiante situación, siempre siendo paciente, siempre siendo correcta, siempre dejándole pasar todo, creyendo que sólo era el cansancio y el trabajo el que lo hacían estar así pero no. No podía engañarse, esa situación hacía mucho que duraba, había perdido la pasión y las ganas, se miraban el uno al otro y sólo veían a una constante en su vida con la que convivir.

Así que, decidida no quedarse ahí compadeciéndose se arreglo y quedo con Nico.

Un chico con el que llevaba más de un año chateando, con él se entendía, reía y bromeaba como cuando aún estaba soltera. Él la comprendía y la había apoyado mucho con todo lo que le había pasado y siempre detectaba su humor o le dejaba una nota de animo, un buenos días o cualquier bobada que le daban fuerzas para seguir y le pintaban una sonrisa en la cara.

Se planto frente a la esquina donde habían quedado y un nuevo revoltijo de nervios se retorció en su estomago, no estaba haciendo nada malo, pero una parte de ella se sentía como si estuviese engañando a Rodrigo pese a que lo suyo hiciese tiempo que estuviese  muerto. No se merecía aquello pero ella también tenía sus sueños y sus necesidades. Sólo había ido allí a ver a un amigo, nada más.

Habían visto más de una foto de Nico y la verdad no podía decir que no fuese atractivo por que mentiría...

Él era el príncipe con el que tanto había soñado de jovencita, con una sonrisa arrebatadora, pícara y tímida a la vez con un pequeño hoyuelo, rostro anguloso, ojos azules como el mar y el cabello rubio medio despeinado como ella decía. Le había contado de él, a que se dedicaba sus sueños... y ella le había creído, no había puesto nunca en duda nada de lo que él le dijo pese a las advertencias de sus amigas sobre los engaños en Internet. Pero ella estaba seguro de Nico, era como si se conocieran desde siempre y ambos se habían apoyado el uno en el otro cuando sus vidas se había sacudidas por problemas que parecían insalvables y hoy por fin, iba a conocerlo en persona.

Y por allí llegaba él, seguro, alto, con su abrigo ondeando tras él mientras ella trataba de sujetar el pelo que el furioso viento gélido de ese día se empeñaba en sacudir, estaba nerviosa y sin embargo no podía dejar de sonreír. Alzó la mano para llamar su atención y la sonrisa que él le devolvió la dejo son respiración,las rodillas le flojearon y una vez lo tuvo enfrente se quedo atrapada en sus ojos y por un instante, no hubo nada más en el mundo que ellos dos, nada se oía alrededor salvo la respiración acelerada de los dos.

__Hola ¿entramos? hace mucho frío para que estés aquí parada__dijo él poniéndole cuidadosamente la mano en el hombro.

__Claro_Natasha sonrió y entró delante de él que le abrió la puerta y no pudo evitar pensar lo diferente que era de Rodrigo.

Él no se habría parado a pensar que hacía demasiado frío para ella ni nada de aquello.

Ambos se quitaron el abrió y se sentaron en la mesa más íntima que encontraron. No es que fueran a esconderse pero después de tanto tiempo hablando a través de una pantalla tenían esa pequeña necesidad.

El Despertar de NatashaWhere stories live. Discover now