"Corazones Deslumbrados"

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"Corazónes Deslumbrados"

Ella dentro del auto observaba atentamente a Franklin.

No había palabras para describir lo bien que podía sentirse inmediata de él pero por otro lado la contrariaba el haber escuchado en su inconciencia como alguien la llamaba “Nicole”.

“Quizás fue el golpe”, pensó y resolvió que le quedaba descansar.

Luego de revalidar que solo había sido eso, un golpe, Franklin llevó a la muchacha a su casa seguido por Kyle a quien le brotaba la irritación hasta por los poros.

-        ¡Dios Mío! ¿Qué le pasó a la señorita?–, preguntó la jefa Swan entelerida mientras Franklin sostenía a Angelique de los brazos.

-        Me atacaron y gracias a Dios Frank–

-        Eh… Lady Castle, es mejor que suba a descansar, yo daré las explicaciones pertinentes luego–, intervino Kyle ganándose la mirada furiosa de la aludida.

Ella, acompañada de Swan subió a su habitación y se recostó tratando de dormir; abajo se encontraba Kyle con Franklin.

-        Kyle, no fue mi intención reemplazar tu hazaña frente a Angelique pero en vista de que ella no te aprecia demasiado me tomé la libertad de proclamarme ante ella como su salvador.

-        Sabes lo que conviene, abogado.

-        La voy a proteger, estaremos juntos el resto de la vida.

Touché, se dijo Kyle al ver como levantaba una ceja el abogado.

-        Muy bien, no necesito ser un héroe frente a ella, después de todo es solo un trabajo para ganar dinero.

-        Bien.

Ambos se separaron y luego de despedirse rápidamente pues tenía asuntos importantes que atender, Heathcliff se marchó prometiendo volver para ver a su prometida y de paso darle la noticia del matrimonio él mismo.

Kyle se mordió el labio y apretó el puño con rabia, pero estaba buscando alguna manera para evitarlo aunque pensaba en algo.

Si ella es feliz… Si ella lo llega a amar en su tiempo de compromiso yo no puedo quitarle eso, no puedo ser egoísta ahora aunque nunca me ha tocado pasarla bien. Por Angelique puedo dejarlo todo… Hasta a ella misma si es feliz con eso.

Soltó el puño y cerró los ojos suavemente tratando de alejar esos pensamientos que no le hacían bien. Era la tarde, el cielo se cubría completamente por los tonos grises de un día cercano al invierno y sin sol, un día lánguido, triste.

Él caminó con las manos en los bolsillos mirando ese cielo entristecido por el céfiro invernal, sentía que estaba olvidando algo pero llanamente no recordaba eso.

-        Algo, algo. ¿De qué me olvido?–, se preguntó cuándo recordó el celular y lo encendió–, Por Dios, soy un imbécil.

Vio las 10 llamadas perdidas de una muchacha que con devoción lo estuvo esperando largo rato, cuando su cita era a las cuatro de la tarde y eran las seis con treinta minutos.

-        Camille…

La joven tenía la mirada disipada al caminar por las avenidas tan retiradas a su casa, no tenía las ganas de regresar y encarar a su madre con millones de preguntas. Tampoco quería ver a ese que la había ilusionado y luego la había plantado simplemente.

Lady CastleOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz