Esquimal

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Charlie estaba muy estresada por los nuevos cambios que se habían hecho en el hotel, después de la pelea su padre se emocionó mucho con la  reconstrucción del edificio, ahora era más amplio y las habitaciones eran mucho mejor, entrando varias en un solo piso, el único detalle era que su padre avía olvidado enumerarlas, ahora todos tenían un trabajo arduo por delante para revisar y enumerar cada habitación. La princesa no podía más, apenas llevaban trescientas habitaciones y se encontraba cansada, su novia se había adelantado en el trabajo dejándola descansar un momento, uno en el que aprovechó para acomodar las carpetas que llevaba con ella, a cada piso le avía dado un color específico, eso también le ayudará a acomodar a los huéspedes más difíciles de tratar y alejarlos de los que eran más sencillos.

—¿Puedo saber que la tiene tan afligida dulzura?. —preguntó Alastor parado junto a ella y mirándola a los ojos.

—No es nada, —dijo levantándose del banco puesto en el largo pasillo y dejando las carpetas. —¿surgió algún problema con el conteo o algo?. —preguntó ya que Niffty y Husk habían acudido a ella por el mismo problema deteniendo su propio trabajo.

—Para nada querida, ¡es más!, he acabado con la parte de mi trabajo y aquí traigo tus resultados. —dijo mostrándole un montón de hojas con el número y características de las habitaciones.

—oh, ¡eso es genial Al!, —brincó de alegría tomando los documentos y guardandolos en un folder de color rojo. —solo faltan veinte pisos y hemos acabado. —

Alastor aplaudió divertido, aunque el pequeño show que le daba la princesa estaba carente de algo, él la vio minuciosamente, su chaqueta roja había desaparecido y su largo cabello estaba sujeto en una coleta alta, pero era su expresión la que más le llamó la atención, ella lucía un brillo cansado, uno que no le gustaba ya que opacaba las demás emociones que a él tanto le gustaba ver.

—Sonríe querida, te aseguro que tu padre aprendió de su error y está muy apenado, —dijo levantando el rostro de la princesa con sus dedos índice y pulgar en su barbilla para que lo mirara a la cara. —deberías de ver lo miserable que se ve mientras trabaja, simplemente entretenido. —

—Al deberías tratar de llevarte mejor con mi padre. —dijo Charlie dándole una sonrisa divertida, pero recordando a su socio que en ese lugar debían promover la ayuda y compañerismo.

—Tal vez lo tenga en cuenta para la próxima. —dijo sin dejar de apreciar los pequeños gestos de la princesa. Desde hace tiempo había algo que le gustaba de ella, y que lo jalaba a acercarse más, en especial porque también así molestaba al monarca del infierno y a la ex exterminadora.

—¿Sucede algo Alastor?. —preguntó Charlie sintiendo como su cara comenzaba a enrojecer.

El rostro del demonio de la radio estaba muy cerca, demasiado cerca del suyo, casi rozando la punta de su nariz con la suya,  podía sentir su respiración caliente chocar contra su rostro y oler ese extraño perfume que el demonio cargaba siempre.

—Yo me encargo del resto, tú deberías descansar querida ya que mañana puede que vengan huéspedes ansiosos por redimirse. —dijo casi irónico, pero la princesa no prestó atención a sus palabras, su enfoque estaba en la acción que el demonio de la radio hacía mientras hablaba.

Alastor no había podido evitar rozar su nariz contra la de la princesa, una acción que hace mucho no hacía, siendo su querida madre la única mujer con la que compartió tal acción, pero ahora sentía que eso podía animar a la princesa tal como a él lo animaba. Una parte del contacto le resultó extraño pero no incómodo y hasta divertido, la princesa se ponía cada vez más roja y un brillo diferente apareció en sus ojos, sus labios oscuros se habrán de repente como si ella tratara de decir algo, Alastor estaba muy satisfecho con el resultado y antes de que una lanza atravesara su cabeza él se separó de la princesa con un gesto tranquilo. Charlie dió un brinco hacia atrás por la repentina fuerza de la lanza que se clavó en la pared, sacándola de aquella extraña bruma en la que no podía pensar en nada más que no fuera Alastor dándole un beso como ese, ella no savia si el demonio pecador era consciente de lo que eso significaba y no se sentía segura de preguntarle.

—Debo admitir que tú puntería mejora con cada lanzamiento, pero yo no soy el mejor objeto para atacar. —dijo Alastor mirando a la exterminadora que se acercaba con furia en sus ojos.

—¡Que hacías besando así a mi novia cabron hijo de perra!. —gritó dejando a ambos estáticos en su lugar.

—No se a que te refieres, pero estoy seguro que no pasaré por alto la próxima vez tu falta de modales. —dijo dándole un leve golpe en la cabeza. —como sea tengo más trabajo que hacer. —

Con un chasquido Alastor desapareció del pasillo. Charlie cubrió su rostro con sus manos apenada por la situación, ella no quería incomodar a su socio y su novia lo hizo sin detenerse a pensar, ahora cómo lo vería sin sonrojarse o recordar ese momento tan íntimo.

—Charlie, ¿Qué te hizo ese cabrón?. —pregunto preocupada, pero su novia no la vio, solo tomó sus cosas.

—Vaggie por favor te pido que tengas más cuidado con lo que dices, y no, Alastor no me hizo nada, solo estaba preocupado. —dijo dándole una sonrisa tranquila a su novia. —vamos, quiero saber si los demás necesitan ayuda. —empujó a su novia haciéndola olvidar aquel incidente. Quedándose aún con la duda de si Alastor era consciente de lo que hacía o lo que podía significar su acción.

Después de un tiempo el hecho volvió a repetirse,  siendo un gesto que él demonio de la radio usaba para darle ánimo a la princesa, acción que los acercaba más el uno del otro.

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Kiss Me Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ