Ximena Alejo

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Tres miseros guisantes y medio filete de pescado anteriormente calentado, pero ahora frio cual cubito de hielo.

Un pesado suspiro sale de la boca de mi padre al otro lado de la mesa.

Un suspiro que ya conozco muy bien.

-Me ha escrito tu psicólogo.- rompe un silencio que ha durado más de veinte minutos seguidos.- ha subido la terapia cuatro euros.- otro pesado suspiro sale d su boca antes de beber del vaso de agua que tiene enfrente.- como siga subiendo el precio nos va a tocar quitarnos de su consulta.

-Coméntaselo.- mi propuesta es interrumpida por una risa amarga e irónica.- lo digo en serio. A lo mejor, si le comentas los problemas monetarios que tenemos, nos hace descuento o nos baja el precio. No lo sé.

-Ya. ¿Y te piensas que lo va a hacer así como si nada?- me mira a los ojos fijamente. Como si quisiera plasmar su dolor en mí. Como si fuera el único que sufre en la casa.

-Por intentarlo no pasa nada.- centro mi mirada en el plato de comida que sigue frente a mí.

-Ya vere que hago.- se levanta de la mesa cogiendo su plato y dejándolo en el fregadero.

Se acerca a mí, coge mi plato y lo deja en la encimera de la cocina. Acto seguido, me da un beso en la cabeza y desaparece escaleras arriba diciendo que estará en su estudio si necesito algo.

Una rutina que lleva haciendo desde hace cuatro años.

Cuatro años de comidas incomodas, suspiros pesados o tristes y alguna que otra lágrima de promedio.

Cuando llego al sofá caigo a plomo en él, sintiendo como el aire viene a mis pulmones con dificultad.

-Joder.- respiro profundamente.

Me canso por el más mínimo movimiento que haga mi cuerpo. Lo cual es una mierda ya que antes era una persona que no se estaba quieta y ahora no puedo ni dar dos pasos sin estar fatigada.

Ya con mis pulmones funcionando con normalidad desbloqueo mi móvil y abro Instagram. Un anuncio sobre un nuevo consultorio de psicología que han abierto en Madrid es lo primero que me aparece nada más cargar la página de inicio.

¿El universo me está mandando señales?

Me meto para curiosear pero, antes de que la página web termine de cargar, una llamada entrante de mi mejor amiga me interrumpe.

-Estoy en tu porche. Ábreme.

Juraría que en otra vida fue dictadora.

Nada mas abrir la puerta me encuentro a una histérica Kiara con una bolsa blanca en la mano.

Subimos a mi cuarto y ahí empieza el drama.

-Me dijo que no sabía lo que quería y que la diera tiempo para pensar. ¡¿te lo puedes creer?!

-Kiara.- llamo su atención ya que esta dando vueltas por mi habitación como una desquiciada.- la chica te ha pedido tiempo para pensar las cosas. Simplemente tienes que darla espacio para que se aclare y cuando este lista te lo dirá. Ten paciencia.

-Ya pero no sé. ¿y si no la vuelvo a ver?

Ay querida mía, esto mismo lo he pasado yo.

-Mi madre me dijo una vez que si la persona verdaderamente te importa, vas a esperarla aunque sea toda la vida.

-Bonito consejo.- suspira recapacitando mis palabras.- vale. Voy a esperar y a ser paciente.

-Eso implica no escribirla ni petarla a mensajes.- la risa se me escapa cuando veo su reacción ante mis palabras.

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⏰ Poslední aktualizace: Feb 18 ⏰

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