Krist. Su hijo más preciado. El que había significado todo para él, y en ese momento supo que Zhan no estaba mintiendo.

Noeul era su hijo.

La realidad de eso lo golpeó tan violentamente que casi lo puso de rodillas. Tenía otro hijo y estaba vivo...

Noeul tragó mientras lo estudiaba.

—¿Tú eres Yiboius? ¿El hijo de Apolo?

Yibo asintió.

Noeul comenzó a avanzar hacia él pero su papá lo agarró del brazo y lo obligó a detenerse.

—No te atrevas a abrazarlo. No después de que nos abandonó.

—¡Yo nunca hice eso! —le gruñó él—. Tú fuiste el que me mentiste y me dijiste que habías perdido al bebé.

—Porque no quería atarte a mí. Quería que te quedaras porque me amabas. Pero yo solo no era lo suficientemente bueno para ti, ¿no es así? Tú fuiste arrastrándote hasta tu padre ¿y para qué? ¿Para que él pudiera maldecir a todo aquel que tuviera una gota de sangre Apólita en sus venas? Te dije en ese momento que tu padre no daba una mierda por ti. Debiste haberme escuchado.

Zhan había tenido razón, pero eso no disculpaba su mentira. Su traición era tan grande como la de su padre.

—Tú me echaste.

Zhan rodó sus ojos.

—Siempre fuiste un idiota.

Kessar rio en voz alta.

—Finalmente, alguien que está de acuerdo conmigo.

Yibo miró al demonio, de cuya presencia se había olvidado por completo.

—¿Por qué estás aquí todavía?

—El entretenimiento que se consigue con esto no tiene medida. Nunca había visto a un chico fértil patear a un hombre de esa manera.

Apenas había terminado de hablar cuando Noeul estiró el brazo.

Algo negro voló de su mano y no fue hasta que se envolvió alrededor de la garganta de Kessar y le tiró al suelo, que Yibo se dio cuenta de lo que era.

Asfyxen. Boleas, era mucho más pequeña y mucho más mortífera.

Noeul caminó hacia el demonio como un verdadero guerrero. Agarró una de las bolas que eran del tamaño de pelotas de golf negras y tiró del demonio hacia él mientras este luchaba por respirar, tratando de aflojar el cable que lo estrangulaba.

—Nunca nos subestimes, demonio. En este mundo, nosotros mandamos.

Yibo sintió un escalofrío bajar por su columna vertebral. Él era Krist...

Sólo que en versión chico fértil. No podía estar más orgulloso.

Empujando a Kessar lejos de él, retiró el cable del cuello con un elegante movimiento.

—La próxima vez, piensa antes de perder la cabeza.

Los ojos de Kessar brillaban de ira.

—Tú y yo, bebé, vamos a bailar otra vez. Cualquiera de estos días.

Noeul guardó el asfyxen bajo su manga.

—Yo pondré la música.

Kessar desapareció.

Noeul se giró para mirarlos con una sonrisa satisfecha. Yibo ocultó su diversión.

—Supongo que sabes que es el más peligroso de su especie.

˗ˏˋ 16 YiZhan ˎˊ˗Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu