Wei Ying y Jiang Cheng se encontraban en la situación de representar a su secta en la competencia anual de Laling Jin, donde debían demostrar sus destrezas en las seis artes.
A pesar de que esta competencia era una tradición para evaluar el progres...
A regañadientes, los discípulos asintieron, aceptando las órdenes del jade. Lan Wangji se adentró solo en la abertura, dejando atrás la luz del exterior para sumergirse en los túmulos funerarios. La entrada se cerró detrás de él, aislando al jade del mundo exterior.
Mientras exploraba, el jade se percató de que la energía resentida en el aire tomaba formas caprichosas, como susurros de un pasado olvidado. Voces lejanas resonaban en la penumbra, susurros de almas atrapadas en un eterno tormento. Sin embargo, Lan Wangji mantenía su determinación, enfocado en encontrar a Wei Wuxian.
A medida que Lan Wangji avanzaba en la penumbra de los túmulos funerarios, su conexión espiritual con Wei Wuxian se intensificaba, pero la presencia física del doncel parecía disiparse como una sombra en movimiento. La neblina densa en lugar de despejarse se arremolinaba con más fuerza, ocultando la verdadera naturaleza de aquel lugar.
Caminó sin rumbo hasta que halló una roca larga y plana, se sentó un momento en ella y al hacerlo descubrió una pequeña y casi imperceptible luz reflejar el árido piso, se dirigió hacia ella sin demora, mientras más se acercó descubrió un túnel el cual atravesó.
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Wei Wuxian caminó un rato sin comprender realmente en que pueblo se encontraba, estaba en un campo abierto, rodeado por colinas suaves y arboles muy grandes. Se recostó suavemente contra el tronco del árbol, sintiendo la brisa suave acariciar su rostro. El paisaje desconocido ante él ofrecía una tranquilidad que contrastaba con la confusión que albergaba su mente.
El doncel cerró los ojos, sumergiéndose en sus pensamientos mientras acariciaba suavemente su vientre ligeramente abultado. El embarazo le había brindado una nueva perspectiva sobre la vida, pero también le recordaba la ausencia de Lan Wangji a su lado. La preocupación por su amado y su familia se entrelazaba con la intriga de todo lo que estaba sucediendo.
Mientras meditaba, Wei Wuxian notó que alguien se acercaba, abrió los ojos y se puso de pie, preparándose para lo que pudiera venir. Una figura blanca apareció entre los árboles, revelando a Lan Wangji, quien lo miraba con sorpresa y alivio.
— ¡Lan Zhan!¿cómo llegaste aquí? — preguntó Wei Wuxian, su voz mezcla de asombro y alegría, pues este se acercó corriendo hacia el jade, asegurándose de que este fuera real y no un simple sueño.
Lan Wangji lo tomó en brazos, la preocupación en sus ojos era evidente — No lo sé, después de ingresar a los túmulos, encontré una salida, pero no esperaba terminar en este lugar — respondió confundido — Wei Ying, mi Wei Ying — dijo esto mientras abrazaba al doncel temiendo que este vuelva a desaparecer.
Wei Wuxian sonrió y como si entendiera lo que Lan Zhan quería decir habló — Estoy bien Lan Er-gege, aunque no entiendo nada de lo que está sucediendo —
Lan Wangji lo besó con ternura, sosteniéndolo con cuidado — Preocupado, pero al verte mi corazón se tranquiliza — respondió.
Aunque no entendían completamente cómo habían llegado a este lugar, estaban juntos y eso era lo que más importaba. Luego de un rato, decidieron caminar mientras hablaban de lo que había sucedido y lo que en ese momento estaba aconteciendo.
