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En un mundo de mierda está quien lo convierte en el paraíso.

*

Dione Sallow.

Sentía las lágrimas recorrer mis mejillas, mi espalda ardía, y mis brazos no eran excepción; una mala nota era mi sentencia, mis lágrimas eran en vano, mis sollozos son desvanecidos y mi cuerpo no resistía más.

—Lo hago por tu bien... ¡Sabes que una imperfección así es intolerable, Dione!—Mi llanto no lo detuvo, solo salió de mi habitación y aquella boleta de calificaciones cayó frente a mi.

Tomé entre mis manos aquel pedazo de papel y comencé a destrozarlo, no me importaba cual fuera la siguiente consecuencia, no quería saber nada de la perfección en mi vida, de ese maldito momento en el cual estoy sentenciada.
Sentía una gran impotencia. Los golpes dolían mucho, lloraba demasiado, mi llanto no cesaba; estaba enojada, desesperada por acabar con ese maldito pedazo de papel, un absurdo puntaje me destruye por dentro, me esta acabando lentamente toda esta situación.

16 años en la misma situación, sentenciada a fingir ser perfecta, moría por gritar lo cansada que estaba de esto. Estaba muriendo por dentro, pedía auxilio con cada una de mis lágrimas, rogaba por alguien que me ayudara a eliminar cada maldita lágrima; pedía por alguien que me mostrara la manera de ser útil, acabar con esto y no dejar que me acaben... Me están dañando y yo estoy muriendo.

—Acabas de arruinar la poca compasión que tu padre puede tenerte.—Escuche a mis espaldas.

¿Compasión? Esa palabra no se encuentra en el vocabulario de la bestia infernal que es mi padre. Arruino mi niñez y se convirtió en el único monstruo que he logrado temer.

—Deberías agradecer que se detuvo. Recuerda lo que sucedió la última vez.—No la miré a los ojos, ni siquiera mire si silueta, quería gritarle lo mala madre que se veía al permitir todo esto. —Colocare algo en tus golpes, y espero que tu padre no vea esa boleta destruida o no podré detenerlo esta vez.

Un "lo siento" no está de más, madre.

Al par de los minutos; me encontraba sobre la cama, boca abajo y presionando una almohada con fuerza, temblaba cada vez que la piel de mi madre hacia contacto con mi piel lastimada, podía sentir demasiado ardor, debería estar acostumbrada, más, trataba de mantener la compostura, era débil, pero no demasiado.

—Es por tu bien, Dione.—Dijo.— Tu padre es un gran hombre, pero eres demasiado desobediente.

Me hundía en mis pensamientos y el dolor, era mejor no escuchar como defendía ha aquel monstruo sin disfraz.

(...)

—Sallow.—Escuché. Cada uno de mis compañeros se giró hacia mi, esperando mi respuesta.—¿Me podría repetir las palabras que he dicho?

En un mundo de mierda está quien lo convierte en el paraíso.

—Evitemos las ofensas y está correcto.—Asentía sin observarlo. Trataba de no recargarme por completo en la silla de mi pupitre, dolia demasiado cada una de mis heridas.

Me concentré en acomodar bien mi suéter y parecer que pongo atención a lo dicta mi profesor, debo destacar si no quiero sentir aquel cinto de cuero en mi piel otra vez.

—¡Sallow!—Ese grito me hizo sobresaltar, mire al profesor de nuevo y los demás estaban ya saliendo de él aula.—Necesito hablar con usted.

Me levanté de mi pupitre guardando mis cosas. Me acerqué a el hasta quedar a una distancia prudente para ambos.

—Está muy distraída, ¿algo que comentar?

—Lo lamento profesor, le prometo que no vuelve a pasar

—Dione. He visto casos como el tuyo, fuiste una de las pocas en reprobar mi materia...—Claro, recuerdeme.—Esto será un secreto, uno pequeño si está vez accedes.

Esta loco.

—Dices que quieres esto.—Señaló el numero diez en la pizarra.— Solo acepta, dímelo de frente y yo puedo ser esa persona que convierta tu mundo en un paraíso.

Sentía asco, esto comenzaba a repugnarme.

—Este tema es demasiado incoherente, profesor. Puedo conseguir esto—Señalé—, por mi propio esfuerzo.

—Se nota que te gusta jugar con fuego.—Dijo mirando mi brazo izquierdo; tome la tela del suéter posicionado la manga donde debería cubrir.

—Profesor, eso no le incumbe.

—Lamento haber causado ese desastre, permíteme arreglarlo.

—No se mueva. Esto termina y si se le ocurre amenazar con una calificación más baja, usted lo único que recibirá de mi parte será una gran confesión en una oficina policial. Que tenga buena tarde.

Salí de el aula con rapidez, caminé por los pasillos hasta salir de la gran construcción. Ha los minutos de caminar me solté a gritar, y si, van a pensar: "¿Qué hace una loca en medio de la calle gritando como idiota?" Comprendanme, estaba muriendo por dentro, quería escapar de todo esto, huir de este lugar y acabar con tanta tortura. No soportaría otra mala nota, una calificación más baja... Una imperfección más.

Quisiera derribar tanta miseria y salir corriendo a cualquier lado, incluso quisiera que me atropellen en esta misma calle.

¡CARAJO!

—No era literal...—Susurro. Aquel gran Cadillac se detuvo antes de arrollarme contra el pavimento. Sentía un gran hueco en mi estómago, todo esto me estaba haciendo mierda y cualquiera de mis malos deseos se cumplen menos el que quisiera yo.

—¿Que te sucede, preciosa? —Oí al tipo.

—Q...¿Que? Y-yo... ¿Quién eres?

—Eso pregunto yo, niña.

—No soy una niña, se nota que soy todo menos una mocosa chillona y molesta.

—Tu rostro dice otra cosa.

Dejando todo de lado, realmente esto es raro. Hablar con un desconocido que estuvo apunto de atropellarte, en medio de la calle y con un sol infernal.

—Debo irme a mi casa, desconocido.

—Puedo ser un conocido, ¿no te suena mi físico?

—No es música para escuchar sobre el.

—No te queda el sarcasmo, niña.

—Nos vemos, desconocido.

Era una tontería total hablar con este tipo en medio de la calle, el sol quemaba mi rostro y las heridas comenzaban a arder otra vez..

𝐒𝐄𝐌𝐏𝐈𝐓𝐄𝐑𝐍𝐎; ᴛᴏᴍ ᴋᴀᴜʟɪᴛᴢWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu