Abrí la boca ofendida y le pegué un zape en la nuca, ella se cagó de risa, obligándome a reírme con ella. No nos tomó mucho más tiempo llegar a la casa de Lucio, puesto que eran calles relativamente cortas, se escuchaba música dentro, Álvaro tocó la puerta mientras Drea y yo nos acomodamos los vestidos de piscina que traíamos puestos, con fuerza ajusté una de mis trencitas cocidas antes de entrar.

— Pero si son cosa uno y cosa dos.— Nos picó el cumpleañero una vez entramos, a Andrea le revolvió el cabello y a mi me desató una trenza a lo que yo me quejé antes de volver a atarla.

— Y nosotras que veníamos con toda nuestra buena voluntad a celebrar tu cumpleaños.— Se quejó la rubia fingiendo llanto.

— Sin regalo.—

— Gasté mis últimos tres euros en unos resaltadores monísimos con aroma a frutas.— Le comenté dejando el bolsito con nuestras mudas de ropa en una silla cerca de la cocina.— Si querés te regalo uno siempre y cuando no te drogués con eso, tenés cara de adicto.

Andrea apretó los labios en un intento de no reírse, cubriendo su boca con ambas manos.

— Pero... ¡Álvaro!— Lo llamó desde lejos.— Que les has dicho a las niñas Álvaro.

Abrí el bolsito entregándole su toalla a Drea y sacándo la mía cuando ví como una figura se le acercaba por atrás a Lucio.— Si la cría esta va a terminar siendo más lista que tú, ya te sacó la ficha.

Alcé la vista encontrándome con Mihail, casi me ahogo con saliva al verlo de torso desnudo con su traje de baño tipo bermuda, Andrea me miró lila de tanto aguantar la risa, estaba a pinto de explotar.
La tomé de la mano y sin esperar respuesta caminé hasta el patio donde ahora se nos presentaron caras nuevas, tres chicas, Luisana, Paola y Cielo, las tres muy amables nos habían ofrecido de tomar, comer, inclusive se habían puesto a charlar con nosotras. Por un segundo me había molestado esa actitud sin embargo no podía esperar que me tratasen de otra forma cuando había casi cinco años de diferencia, ellas eran casi adultas y nosotras seguíamos en ese tramo entre le niñez y la adolescencia, era raro puesto que no podíamos estar en ninguno de los dos lados.

Los mayores eran demasiado mayores para juntarnos con ellos y los menores eran literalmente niños. Con algo de vergüenza me quité el vestido quedando en bañador y me senté en el bordillo de la piscina, el sol me calentaba la piel y la cabeza sin embargo no quería meterme sola. Andrea estaba adentro con los demás con la excusa de que no quería quemarse con el sol.

Balanceé mis pies en el agua hasta que sentí una presencia cerca mío, levanté los ojos y vi como Mihail se me acercaba y se sentaba a mi lado, automáticamente me empezó a latir el corazón con fuerza.

— ¿Que haces aquí?— Preguntó, yo concentré mi mirada en mis piernas mientras balanceaba los pies dentro del agua.

— Me invitaron. — Respondí bajito, lo suficiente para que el me escuchase, lo pude ver negar con la cabeza.

—Me refería a aquí afuera.— Gesticuló con las manos.

—Ah... Quiero entrar a la pileta.— Respondí con simpleza.

— ¿Y por qué no estás adentro?— No sabía a dónde quería ir con esta conversación pero me estaba poniendo incómoda.

— Porque no quiero entrar sola.—

—Ya veo...— Y se hizo el silencio.

En otras situaciones le hubiera sacado charla e inclusive hubiera bromeado con el sin embargo las imágenes me bombardearon la cabeza como flashes, sabía que tenía que pedirle perdón, sabía que había sido mi culpa y sabía que no había estado bien.

— Perdonáme.— Le dije, por primera vez mirándolo a la cara desde aquella noche de verano.

Él me sonrió con la boca cerrada y negó con la cabeza.— No te tengo que perdonar nada.— Yo no lo sabía, lo averiguaría años más tarde pero en ese momento él se había arrepentido de haber maldecido hasta a mí abuela en el momento en que pasó lo que pasó.

— Si, perdonáme, te mentí y me re desubiqué.— Le insistí.— Yo no tendría que haber hecho lo que hice, tampoco haberte mentido así.

— Yo te lo ofrecí, tendría que haberme dado cuenta, haber conectado dos neuronas.—

—Vos no sabías.— Le recordé. — En el contexto en el que estábamos y con las mentiras que yo te dije no estaba tan mal...

— Pero eres la amiga de la hermanita de Álvaro, debería haberme dado cuenta...— Yo agaché la mirada al agua otra vez. —

— Si seguimos hablando de quién tiene la culpa, que igual la tengo yo, no terminamos más. — El asintió y suspiro, inclinándose a tocar el agua.

Con una vista sin obstrucciones a su espalda observé como una gran cicatriz se mostraba a lo largo de esta, casi sin pensarlo pasé mis dedos mojados por encima, el pegó un respingo y después bajó un poco la guardia.

— ¿Que te pasó ahí?— Pregunté con intriga, él pareció pensárselo antes de responder.

— Me sacaron un pedazo de pulmón.— Lo miré realmente sin entender si era una broma o no, no lo conocía casi nada como para descifrarlo.— Cuando era más joven, un poco más grande que tú, estaba metido en cosas en las que no debía, era tonto y me terminaron apuñalando.

Abrí los ojos en grande. — La puta madre, no tenés pulmón.— Dije en un impulso de idiotez, el se rió a carcajadas captando la atención de una de las chicas del grupo la cuál se acercó rápidamente a los dos.

— Tengo los dos pulmones, solo me falta un trocito.— Me explicó como a un niño de tres años, me sentí un poco estúpida. La chica, la cuál creía que era Paola, le rodeó el brazo con las manos y tironeó de él con insistencia.

El se levantó sin más y la siguió mientras ella ponía como excusa que lo necesitaban en la cocina, Drea, quien había observado al escena desde lejos, se acercó a mi casi corriendo con un vaso de refresco en mano.— ¿Me cuentas todo lo que te dijo y después jugamos a las sirenas?—

—Me pinta.—







NOTA DE LA AUTORA:

Esto iba a ser un simple regalo del día del amigo, un agradecimiento por el apoyo, pero debo admitir que me tiembla todo el orto.
Subestimé a Mango Amoli, lo admito, pensé que con las amenazas se lo iba a pensar dos veces antes de leer Wattpad otra vez.
Ahora no solo siento la presión de su respiración en mi nuca, ahora también me volví obsesiva con lo que escribo y lo que no. Por qué tenía que leer "Cúrame" 😭😭😭😭

Yo no puedo superar eso, llega a leer mi simple historia de yo, una simple chica, y no solo me mete una perimetral. Me escribe en su lista negra, me banea de Twitch, me saca del canal de Instagram, todo.
Estoy siendo exagerada, y ya me lo dijeron, nadie sabe quién soy. PERO YO SI SE QUIEN SOY Y SE QUE ESCRIBÍ ESTO, AY QUE ANSIEDAD.

en fin, feliz día del amigo para todos menos para Musgo Alioli.

REFLECTIONS | Misho AmoliDove le storie prendono vita. Scoprilo ora