miles' secret.

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«El secreto de Miles.»

Estabas nerviosa, no importaba que tuvieses diez meses de noviazgo con Miles, el moreno aún lograba ponerte los pelos de punta. Sin embargo, también estabas algo pensativa, ya que en todas sus citas Miles llegaba más que tarde, siempre con una excusa, lo cual te ha hecho dudar  de si realmente él te amaba como tú a él.

Ese día lo averiguarías. Habías dejado pasar sus retrasos y ausencias por suficiente tiempo, así que habías decidido que si ese día sucedía lo mismo, hablarías seriamente con Miles, y si era necesario darías fin a la relación. Sentías un nudo en el estómago de sólo pensarlo, pero él tenía que darte tu lugar como novia.

Llegaste a la cafetería y tomaste asiento cerca de la puerta para estar atenta a la llegada de Miles. La mesera se acercó dos o tres veces para preguntarte qué deseabas ordenar, pero sólo respondías que esperarías a tu novio antes de pedir.

Y esperaste.

Esperaste.

Esperaste.

Pasaste casi tres horas esperando a Miles, lo llamaste, le enviaste mensajes de texto. No contestó.

Con algo de vergüenza, te retiraste del local. Mentalmente, discutías con él, y contigo misma por haber pensado si quiera que él iba a ir a su cita. Seguramente ni siquiera lo recordó. Pasaban muchas ideas por tu cabeza.

¿Acaso Miles te engañaba? ¿Dónde estaba que parecía no querer que tú lo supieras? Algo era seguro, ibas a querer halar sus orejas cuando lo vieras. En definitiva, iba a oír todo lo que tenías para decir.

Caminaste entre las calles, escuchando a algunas personas comentar acerca del reciente enfrentamiento entre Spiderman y un tal Buitre. Al parecer, a unas pocas calles de distancia, hubo una pelea entre ambos en la cual Spiderman había salido victorioso. O al menos, eso decían las personas a tu alrededor.

Bufaste pensando que seguramente Spiderman sí llegaba a tiempo a sus citas.

Tenías las mejillas rojas del enojo y las ganas de llorar.

―Juro que cuando lo vea, voy a decirle sus verdades bien dichas ― hablaste para ti misma mientras caminabas ― Sólo porque sabe que lo amo, no significa que pueda hacerme esperar siempre ― estabas tan frustrada que no te fijaste que giraste en dirección equivocada, entrando a un callejón ― Ya me tiene cansada.

Notaste que habías entrado a un callejón donde sólo habían unas bolsas de basura, rodaste los ojos. Eso te pasa por distraída. Quisiste dar vuelta para regresar a tu camino, pero un hombre que apareció de la nada te lo impidió.

―¿A dónde vas con tanta prisa, jovencita? ― el hombre se acercaba lentamente a ti, haciéndote retroceder poco a poco. Dedujiste que era un ladrón o un hombre ebrio, lucía como cualquiera de los dos.

―Disculpe, ya me voy ― intentaste rodear al hombre, este te tomó del brazo y te empujó dentro del callejón nuevamente, acorralándote entre una pared. Bajaste la mirada no queriendo ver al tipo a los ojos.

―Si cooperas, vas a ver que nos vamos a divertir mucho ― sonrió cínicamente, acariciando una de tus mejillas. Cerraste los ojos incómoda, asqueada y asustada.

―¡Auxilio, por favor! ― gritaste con todas sus fuerzas ― ¡Alguien ayúdeme!

―Cierra la boca ― exclamó el hombre, levantando su puño para golpearte. Cerraste tus ojos esperando el golpe, pero cuando volviste a abrirlos, viste a Spiderman atrapando al sujeto entre telarañas, dejándolo pegado a la pared.

―Tal vez eso te enseñe algo de modales ― le habló el arácnido. Spiderman volteó hacia ti y en un movimiento rápido, te tomó de la cintura y te llevó con él, columpiándose por la ciudad.

miles morales|one shotsWhere stories live. Discover now