oiii. capítulo tres

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Pero si no era por eso, ¿por qué estaba tan enfadada?

―Entonces ¿por qué es?

Ainhoa se mordió el labio.

―Es por Gavi—confesó.

Mapi frunció el ceño.

―¿Gavi? ¿El niñato del masculino? ¿Ese Gavi?

―Sí, ese mismo. La otra noche tuve una discusión con él en la fiesta de Eric y me dejó muy mal sabor de boca.

Mapi sabía que Ainhoa y Gavi se llevaban fatal desde el primer día que se conocieron. Siempre estaban discutiendo y peleando por cualquier cosa. No se soportaban el uno al otro. Aunque no entendía por qué tenían tanta tirria. Ella pensaba que Gavi era un buen chico, aunque un poco arrogante y bocazas. Y que Ainhoa era una buena chica, aunque un poco orgullosa y temperamental.

Quizás eran demasiado parecidos y por eso chocaban tanto.

―¿Te ha insultado? ¿Quieres que le pegue?

Ainhoa se rió ante la reacción de su compañera.

―No, no hace falta que le pegues―respondió―. Ya me encargué yo de ponerlo en su sitio.

Mapi sonrió con orgullo.

―Esa es mi chica. Y si alguna vez quieres que le dé una paliza, solo tienes que decírmelo. Eso sí, no se lo cuentes a Ingrid y Alexia. Ya sabes que ellas son muy pacíficas.

Ainhoa le dio las gracias con una sonrisa. Mapi e Ingrid eran pareja desde hacía un tiempo y se querían mucho, a pesar de sus diferencias. Mapi era más impulsiva y combativa que Ingrid, que era más calmada y razonable. Ingrid siempre buscaba solucionar los problemas con palabras y no con violencia.

Alexia, por su parte, era la más extrovertida y amigable del equipo femenino. Se esforzaba por mantener una buena relación con el equipo masculino y por evitar las peleas. No le haría ninguna gracia enterarse de que Ainhoa y Gavi habían vuelto a discutir.

―No te preocupes. No se lo diré a nadie―le aseguró al final.

Sin previo aviso, el equipo masculino irrumpió por el otro extremo del campo. Iban en grupo, bromeando y riendo a carcajadas. Vestían las equipaciones de entrenamiento y cargaban con sus bolsas de deporte como si fueran trofeos de guerra.

Ainhoa los observó con desdén desde la distancia. Odiaba verlos pisar su campo como si les perteneciera. Le parecía una afrenta y una desconsideración hacia las chicas. Pero era consciente de que no podía hacer nada para evitarlo. La decisión estaba tomada y tenía que acatarla.

Así que optó por hacer como si no existieran y se dirigió a los vestuarios para ducharse y cambiarse. Pero antes de que llegara, alguien se interpuso en su camino.

Gavi se plantó delante de ella y le soltó con ironía:

―Vaya, vaya, mira a quién tenemos aquí.

Ainhoa le lanzó una mirada asesina que habría fulminado a cualquiera.

―¿Qué pasa, nen? ¿No te bastó con lo de la fiesta? ―le espetó con rabia.

―Por eso mismo quiero hablar contigo. Quiero que me digas por qué me agrediste sin razón ―le dijo él con fingida seriedad.

Ainhoa se le quedó viendo atónita. No podía entender que tuviera la desfachatez de hacerle esa pregunta. Él conocía perfectamente el motivo de su enfado. Era evidente que estaba tratando de provocarla.

― ¿Que te diga por qué te agredí sin razón? ―repitió, incrédula―. ¿Estás de coña?

―No, no estoy de coña― le respondió él, cruzando los brazos― . Estoy muy serio. Me agrediste sin razón y quiero saber por qué. Además, exijo una disculpa.

CONTRAATAQUE ━━ pablo gaviWhere stories live. Discover now