-        Davi. – Aprete los labio soltando el aire de mis pulmones muy despacio.

Me giré algo tensa, metí mis manos en los bolsillos de los pantalones.

-        No quería molestar. – Musite mirando hacia la gran ventana a mi derecha.

-        Nunca molestas. – Aria se levanto llamando mi atención. – Mira, ella es Irma. Amiga de la infancia de Jakob y Raynard. Crecieron juntos, junto con Molly y De... Derek.

Miré a aquella mujer que me miraba con demasiada curiosidad, una pequeña espina se clavo en mi corazón al escuchar el nombre de mi amigo. Me rasque el cuello intentando forzar una sonrisa, no obstante, desde que mataron a Derek y a Landon me costaba hacerlo. Me era más fácil permanecer seria sin mostrar expresión alguna.

-        Un placer. – Esta se levantó directa a mí.

Me moví incomoda.

-        Ray me hablo mucho de ti. – Miré de reojo a Diablo quien me miraba de esa manera tan intensa que solía hacer.

-        Oh. – Solté simplemente. – A mi de ti no.

Eso pareció sorprenderle pues abrió los ojos impactada. Poco a poco esbozo una sonrisa que me daba a entender que era sincera. Sentí la necesidad de corregir mi frase anterior.

-        Bueno, hay muchas cosas que nunca me ha contado. – Me encogí de hombros. – Así que no me sorprende.

-        Ya. – Se rio. – Tanto Jakob como Raynard tienen esa manía.

-        Bueno, yo... -

-        ¡IRMA!

Molly a mis espaldas apareció de la nada gritando el nombre de la que era su amiga. Di unos pasos hacia atrás con la intención de desaparecer cuando Diablo agarro mi muñeca y me saco de la habitación. Fruncí el ceño, su agarre era firme y sus pasos demasiados largos. Paro en seco cuando llegamos a una esquina del Hall de la mansión. Solté mi mano bruscamente.

-        ¿A que ha venido eso? – Achine los ojos desafiándole a su pregunta.

Me miraba totalmente cabreado, si seguía apretando su maldita mandíbula se le partiría.

-        ¿A que ha venido qué? – Alzo las cejas incrédulo.

Rodé los ojos provocando que se apretase el puente de la nariz.

-        Tengamos la hure (puta) fiesta en paz. – Miré hacia el techo mientras me mordía el labio inferior con una sonrisa sarcástica.

-        ¿A caso es mentira lo que he dicho? – Se cruzo de brazos. – ¿Sabes de que me he dado cuenta Raynard? – Este alzo la barbilla sin dejar de prestarme atención. – No se nada de tu vida, no me cuentas nunca las cosas y no cuentas conmigo. – Negue la cabeza soltando la enorme carga que llevaba en el pecho. – Y, sin embargo, tú sabes todo, absolutamente todo, de mí. Te he contado las cosas mientras estábamos juntos, y desde luego, jamás he dejado de contar contigo.

-        ¿Vienes a darme lecciones de vida cuando desapareciste? – Aprete los puños. - ¿Cuándo me mandaste a la mierda cuando te encontré? ¿Cuándo preferiste estar con los hudes (putos) japones que conmigo? – Negue repentinas veces dando un paso hacia atrás.

-        ¿Preferirles? Dios, ¡estas ciego! ¡Siempre te he preferido a ti joder! – Le di en el pecho con el dedo. - ¡Pero tu preferías mantenerme en una bola de cristal que dejarme cumplir mi promesa a Derek!

-        ¿¡A caso quieres que pida perdón por quererte proteger!? – Me quito el dedo de su pecho agarrando mi mano con firmeza. – Porque puedes esperar sentada.

El Ángel del Diablo. | II DIABLO |Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz