1. Atípico a lo convencional [*]

Začít od začátku
                                    

Hell llegó a mí como un regalo de cumpleaños, o al menos eso dijo Drake ―mi padre en esta vida―. Al principio no distaba demasiado de un salvaje. Le faltaban mechones de cabello en la cabeza, su ropa estaba destrozada, el cuerpo desnutrido, varias heridas sangrantes intentaban sanarse así mismas bajo sus harapos sin demasiado éxito... supongo que tuvo la desgracia de perderse en el laberinto, intentó robar, y le pegaron una paliza hasta que Drake consideró darle una utilidad mejorada. 

Eso era antes. Ahora, Hell, era completamente diferente después de cuatro años viviendo con nosotros bajo un contrato de sobreprotección que estaba vinculado a mí. Yo no conocía las condiciones ni las pautas, ni las excepciones, pero el tipo era un poco cansino con que no podía salir de los límites del hogar para ingresar en el laberinto. Así que, en pocas palabras, era como mi guardaespaldas y mi "maestro" cuando nadie ponía la oreja.

Estudiar a Hell me ayudó un poco a comprender que este mundo no era falso y que, de alguna manera, yo había muerto en mi primera vida pero no sabía exactamente la razón. Sólo sabía que una mujer estúpidamente hermosa, humana y que brillaba como centenares de espejos en una sala blanca impoluta, me miraba con asco y me lanzaba al vacío mientras me llamaba "criatura desagradecida" y que "no era divertido". Pensar en ella llenó mi corazón de emociones oscuras y un sentimiento de venganza que casi rallaba lo demencial, aunque sólo tuviera esa primera vez que pensé en ella menos de un año de vida.

Hellvargen Di Castrian era su nombre completo, siendo lo único que podía ver de su ficha holográfica ―pantalla que, al parecer, yo era quien tenía la posibilidad de visualizarla―. También me dijo de joven que pertenecía a la 9ª generación vampírica de su ciudad natal, de familia noble, compuesta por una hermana y dos hermanos. Nada más. 

―Todos los años dices lo mismo ―resoplo, volviendo mi atención a mis pergaminos.

―Y todos los años seguiré recordándole que usted es, entre muchos, una criatura que nace cada muy pocos miles de años en la familia de su padre.

―Ya, bueno, pero no tengo alas ni escamas ―le recuerdo, pasando la pluma sin bañarla en tinta todavía sobre mi piel tan verdosa como lo sería el musgo en la vera del río, o del liquen que parasita al árbol para sobrevivir―. Tampoco tengo un hálito como ellos.

Hell emite un sonido que reconozco como una especie de risa que varía entre la dulzura y la tristeza, lo cual es algo que me molesta aunque no se lo diga directamente. Cada vez que sale el tema de que soy lo más parecido a un lagarto que a un dragón, él simplemente adopta esa postura silenciosa y guarda su opinión hasta que yo se la exijo. Siempre es la misma: "Hasta los doce años, usted puede hacer un cambio majestuoso. Todos sus hermanos dejaron de cambiar a esa edad", me diría como cada vez que me veo en la obligación de esperar una respuesta diferente.

Lo peor es que tiene razón en esa repetitiva afirmación.

―Además ―continúo, intentando ignorar su presencia aunque a él no le importe mi frialdad a tan temprana edad―, pensé que estarías ayudando a las Ermis.

―No considere a esas buenas mujeres como aprendices, joven amo. Son bastante trabajadoras como su raza indica, y muchas de ellas han dado a luz varias generaciones en esta ciudad.

Las "Ermis", en resumidas cuentas, son lo que consideraríamos como "Personas-Hormigas", una variante de "hombre bestia" de los videojuegos pero orientado a los insectos. En este caso, como ya he dicho, a las hormigas. Ellas prefieren que las llame así antes que usar los calificativos que usan algunos de mis hermanos contra ellas, como si se creyeran que nosotros éramos nobles y no un título diferente.

𝕮𝚞𝚛𝚜𝚎𝚍 [Actualizándose sólo en Inkitt]Kde žijí příběhy. Začni objevovat