42. Panquques, huevos revueltos y sirope de arce.

Začít od začátku
                                    

—¿Sería eso todo señorita? —pregunto, siguiendo su farsa.

Lorelai se golpeó la barbilla con el dedo índice y frunció el ceño. —Hmm, no estoy segura—, comenzó. —Quizás quiera un pony más tarde.

—Habla de eso con Santa—, le respondo antes de dirigirme a la cocina.

Cuando Luke me vio allí de pie con un pedido en la mano, me lo quitó. —¿Conseguiste que Kirk renunciara a su orden original?— Preguntó.

Cada vez que venía Kirk, quería una comida exagerada o increíblemente rara, que se había convertido en una rutina habitual para nosotros. —Deberías alegrarte de haberlo hecho—. Llamé por encima del hombro cuando volví a salir.

Cuando pasé por la cortina que conducía al piso de arriba, sentí que chocaba contra algo duro. Me habría caído al suelo, trayendo la taza de café caliente conmigo si no fuera por la ayuda de Jess. Envolvió su brazo alrededor de mí, asegurándose de que estaba lo suficientemente estable antes de soltarme.

Jess usó uno de sus muchos surtidos de camisetas gráficas con un par de pantalones. Tenía una sonrisa mientras me hablaba, —Cuidado, Cherry. La gente podría pensar que estás cayendo por mí.

—Ja, ja, muy divertido— le digo sarcásticamente con una sonrisa mientras pongo la taza de café en mi mano sobre el mostrador.

Cuando se dio cuenta de la forma no tan sutil en que mi madre nos miraba, miró hacia mí con una mirada preocupada. —¿Supongo que le hablaste de nosotros?

Asentí con la cabeza para responder a su pregunta. Jess miró a su alrededor por un momento antes de llevarme al almacén y cerró la puerta detrás de él mientras encendía el interruptor de la luz.

—¿Es esta la escena en las películas donde el chico y la chica se besan en el armario de suministros?— Bromeo mientras me apoyo contra la pared.

—Llegaremos a esa parte más tarde—, coquetea, parándose frente a mí. —Entonces, ¿Qué dijo ella?

—¿Estamos hablando de Julia Roberts en Notting Hill o Kate Winslet en Titanic?— Bromeo aunque pensé que sabía de quién estaba hablando.

—Sabes a lo que me refiero—dice con una leve sonrisa. —¿Qué dijo tu mamá?

—Después de una buena cantidad de discusiones y gritos, ella dijo que estaba bien—, levanté las manos, como si no me lo creyera.

Él junta sus cejas, —¿Está bien como en 'está bien, te encerraré hasta que tengas treinta' o 'está bien, voy a apuñalarlo primero y luego a ti'?

Me encojo de hombros, —Está bien, está bien—. Le digo con una sonrisa. —No creo que vaya a venir por nosotros pronto.

—Wow, esa es la primera vez— dice sorprendido. —Ahora que eso está resuelto, ¿por qué no saltamos a la parte de la película donde se besan en el armario?

—Bien por mí— digo ansiosamente antes de tirar de él por la camisa y cerrar nuestros labios.

La pequeña cantidad de tiempo que tuvimos a solas no fue suficiente para ninguno de los dos. Habríamos continuado durante horas si Luke no hubiera abierto la puerta inesperadamente. No nos dio suficiente tiempo para separarnos antes de que Luke pudiera ver claramente lo que estábamos haciendo.

Los tres nos quedamos de pie en el almacén tenuemente iluminado en un triángulo algo deformado. Jess y yo no dijimos nada, con la esperanza de darle a Luke suficiente tiempo para comprender lo que acababa de presenciar.

Luke solo miró entre Jess y yo con los ojos muy abiertos. —¿Qué acaban de... Ustedes dos...— Luke comenzó a tartamudear mientras Jess y yo tratábamos de contener nuestra risa por su estado de angustia. —¿Puede alguien explicarme lo que acabo de ver?— No quería ser la causante de que Luke sufriera un paro cardíaco, así que miré a Jess para que le explicara.

—Estamos saliendo— dice simplemente Jess mientras pone un brazo alrededor de mi hombro como para exagerar su punto. —Lo hemos hecho por un tiempo ahora— agrega, causando más angustia a Luke.

—Ustedes...ustedes dos son... —se atragantó con sus palabras como si estuvieran malditas.—¿Es esto cierto?— Dirigió su pregunta hacia mí. Luke entrelazó sus dedos detrás de su cuello con nerviosismo.

Asiento con la cabeza en confirmación. —Tan cierto como que el cielo es azul.

—¿Tu mamá lo sabe?

—Síp— digo haciendo estallar la p. Me muevo en mi lugar mientras juego con los dedos de Jess que cuelgan de mis hombros. Luke volvió a guardar silencio mientras Jess y yo intercambiábamos miradas divertidas.

Luke asintió con la cabeza antes de señalar la puerta detrás de su espalda. —Me voy a ir ahora—dice mientras nos mira a los dos. Su estado de angustia se convirtió en uno de sospecha, sin duda él temeroso de dejarnos de nuevo.

—Ya era hora— susurró Jess en mi oído, haciéndome reír en voz baja. —¿Por qué no cierras la puerta al salir?—, sugirió Jess cuando Luke atravesó el marco de la puerta.

—Ni hablar— dijo Luke sin darse la vuelta. Deja la puerta tan abierta como sea posible, dándonos una vista clara de la mesa de la señorita Patty y Babette.

Las dos damas miraron dentro de la pequeña habitación y sus ojos se posaron en Jess y en mí. Las dos dieron un par de gritos ahogados antes de susurrar entre ellas en voz baja. Sin molestarse en cubrir sus odiosas miradas en nuestra dirección.

—Ahora es seguro decir que todo el pueblo lo sabe—, le digo a Jess mientras salimos del almacén, ganándonos algunas miradas de los clientes.

Los dos nos paramos detrás del mostrador mientras Jess habla. —¿A que hora sales del trabajo?

—Creo que te refieres a qué hora salimos del trabajo— lo corrijo con una ceja levantada.

—¿A qué hora?— Repite mientras le entrego la cafetera del mostrador.

—En unas pocas horas—, le digo mientras cojo el pedido de Kirk de Luke en la cocina. —¿Por qué?

Jess sigue mis movimientos, flotando detrás de mí. —Vamos a almorzar juntos— dice con orgullo.

—¿En el pueblo?

—En este mismo pueblo—, repite con una sonrisa. —¿Qué dices?

—Digo que es una cita.

Cherry | Jess Mariano Kde žijí příběhy. Začni objevovat