Capítulo 10

13K 2.6K 104
                                    


Helou flores!!! Normalmente no actualizo los viernes, pero ayer se me hizo tardísimo y decidí subirlo hoy. Que lo disfrutéis y tengáis un espléndido fin de semana florecillas!!!!

La salida espontánea por los alrededores se vio interrumpida por una lluvia liviana que chafó los planes de preparar un picnic junto a las pequeñas, pero aquellas tres horas le habían servido a Amelia para recabar información de las aptitudes de c...

Ups! Ten obraz nie jest zgodny z naszymi wytycznymi. Aby kontynuować, spróbuj go usunąć lub użyć innego.

La salida espontánea por los alrededores se vio interrumpida por una lluvia liviana que chafó los planes de preparar un picnic junto a las pequeñas, pero aquellas tres horas le habían servido a Amelia para recabar información de las aptitudes de cada niña, saber desde que nivel debía partir con cada una de ellas y también pudo recoger algunas plantas mientras les enseñaba el nombre de cada una de ellas a las pequeñas.

A pesar de la reticencia de Charlotte hacia ella, parecía la más interesada por saber el nombre de las plantas que encontraban, sin embargo Amanda, estaba más entusiasmada en pisar los charcos que encontraba a su paso con el permiso de Amelia.

El pequeño acercamiento que tuvo hacia ellas no impidió que esa misma tarde encontrara un sapo entre sus sábanas, el problema no fue el anfibio en sí, sino que había dejado toda la habitación incluyendo la cama llena de barro y el poco tiempo libre que disponía para descansar un rato, tuvo que emplearlo en limpiarlo todo, incluyendo el cambio de cama mientras las niñas se aseaban.

Amelia no vio al duque de Leinster en todo el día, él almorzaba y cenaba por su cuenta mientras ella lo hacía junto a las niñas. Tampoco se cruzó con él por algún rincón de la casa, ni siquiera en la siesta de las pequeñas, momento que aprovechó para leer uno de los libros que había llevado consigo hasta quedarse también dormida.

Tras la cena, subió junto las escaleras tras Charlotte y Amanda en dirección a la habitación de ellas y se sorprendió que a su disposición tal como había mencionado esa misma mañana el duque, había un pequeño sillón disponible para ella. Mientras la doncella preparaba los camisones de dormir, Amelia destrenzaba el cabello de Amanda y Charlotte intentaba hacerlo ella sola.

—¿Qué hacían las otras institutrices antes de que fuerais a dormir? —preguntó Amelia solo por acallar aquel silencio extraño solo irrumpido por las quejas de alguna de las pequeñas.

—Nos ordenaban dormir y apagaban la luz —proclamó Charlotte.

—Mamá nos leía un cuento... —dijo Amanda apenada.

—La echaréis mucho de menos, ¿Os apetece que os lea algún libro en especial? —preguntó con ilusión.

—¡No! —gritó Charlotte enfadada y Amelia vio la carita de Amanda apenada, como si en realidad a ella si le hubiera agradado que lo hiciera.

—Muy bien, nada de leer, ¿Y que os parecería si os lo cantara? —preguntó con esperanza.

—¿Cantar un cuento? —preguntó Amanda—. ¿Eso puede hacerse? —La pregunta era hacia Charlotte como si su hermana mayor tuviera las respuestas.

—Si no aceptáis, no podréis descubrirlo... —puntualizó Amelia y para su sorpresa la curiosidad de Charlotte era más fuerte que su fidelidad materna.

La Cuarta InstitutrizOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz