Capitulo 4

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Aposentos del sultán Mehmed

Candan Sultan

Me encontraba en el cuarto de Mehmed, a su lado, tratando de conciliar el sueño pero me era imposible, sin embargo el toque de la puerta me hizo poner en alerta, dije adelante con algo de inseguridad y vi a un aga entrar, el bajo su cabeza.

—Sultana, Kadir Aga esta a fuera, dice que solicita verla— dijo

—Bien, ahora voy— el se fue sin voltear y con su cabeza aun agachada y yo me pare para salir de los aposentos de Mehmed.

Al salir pude ver a Kadir junto a tres mujeres, una de ellas era la mujer que Camila había herido, los tres hicieron una reverencia al verme

—Sultana, aquí están las mujeres que solicito para ser enviadas con nuestros príncipes, Inci— dijo señalando a la mujer de cabellos rubios y tez pálida—Kelebek— ahora señalaba a la mujer pelirroja con ojos azules— y Shahnaz— termino, señalando a la mujer herida, así que Shahnaz era su nombre.

—Bien, escuchen con atención señoritas, esta será una misión muy importante, servirán a  los príncipes de la dinastía otomana, la dinastía de Ali Osman, si me llego a enterar sobre algún disturbio, hare que les corten la cabeza, así que se comportaran y recuerden que, si se llegan a comprometer  con mis hijos, y si llegan a quedar embarazadas, sus hijos y ustedes tendrán que morir. Piensen bien antes de tomar cualquier decisión y traten de no llamar la atención.

Ellas asintieron y  les dije que se alejaran un poco para hablar con Kadir

—Kadir, hiciste lo que te pedí con respecto a Camila y sus hermanas?— pregunte, susurrando

—Si mi sultana, los guardias ya fueron por ellas y estarán aquí muy pronto— aseguró

—Bien, cuando lleguen has que las bañen y les den ropas decentes, que les den aposentos privados y que duerman bien, y trata de que tengan poco contacto con las demás mujeres del harem, tráelas mañana ante mi cuando ya haya despertado y asegúrate que estas tres lleguen al carruaje— dije y el asintió— Eso seria todo Kadir, has eso y ve a descansar, hemos tenido un día muy agitado, mandare guardias para cada puerta en el harem incluyendo la tuya, para que no tengas que preocuparte, si Allah responde a mis rezos, mi Mehmed despertara pronto— dije

—Amén mi sultana, que nada malo le pase a nuestro sultán, el la ama con toda el alma—

Sus palabras me hicieron soltar un pequeño suspiro de cansancio y tristeza y mi cara demostraba esos dos sentimientos.

Sus palabras me hicieron soltar un pequeño suspiro de cansancio y tristeza y mi cara demostraba esos dos sentimientos

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El hizo una reverencia y se fue con las muchachas. A veces me sorprendía al ver todo el poder que tenia, todos hacían lo que decía sin protestar, al principio todos creían que darme tanto poder convertiría a Mehmed en un sultán débil, pero era lo opuesto, gracias a mi el imperio brillaba o al menos eso creía, pero eso si, no permitiría que nada ni nadie dañara al imperio.

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