Capítulo 24

Beginne am Anfang
                                    

— Yo... Lola... — el habla me regresa, aunque sigo afónico, pero he tragado saliva varias veces para hablar — No sé quién es. ¿Don... dónde estás? — miedo me está dando la respuesta.

— Yo — baja un poco la voz — Estoy en un calabozo.

— ¿Calabozo? De... ¿Cárcel? — Tengo que preguntarlo porque entre que no coordino bien lo que hablo ni lo que oigo, vete tú a saber.

— Si

— Pero... ¿por qué?

— No lo sé. No lo recuerdo Javi. No recuerdo nada.

— Ya somos dos. Mándame la ubicación. Iré a buscarte, en cuanto sepa dónde estoy yo. Te quiero Lola. Pase lo que pase. Te quiero

— Yo también — la oigo sollozar.

Cuelgo y dejo caer el teléfono en la cama, a mi lado. No tengo fuerzas para nada.

— ¿Bombón? — la voz de la mujer me saca de mi mierda y me trae de nuevo a donde quiera que esté. Giro la cabeza despacio y la miro de nuevo.

— ¿Quién eres?

— Soy Melodie bombón — de repente me percato que lleva un anillo en su dedo. ¡Oh, mierda! ¿Me he casado con una mujer que no conozco? Me levanto la sábana que me tapa y descubro dos cosas. Estoy en pelotas y me arde el pecho, como si me abriesen en canal, porque ¡ME CAGO EN LA HOSTIA! ¿¡TENGO UN TATUAJE!?

¡¡¡UN PUTO TATUAJE!!!

15 HORAS ANTES

Acabamos de aterrizar en Las Vegas. Lola tenía muchas ganas de venir aquí. Además, estaremos tres días y dos noches. La aerolínea nos tenía habitaciones en un hotel en la ciudad, pero Lola, ha querido tirar la casa por la ventana y me convenció para cambiarlas por unas en un hotel temático, típico de la zona de casinos y vivir al menos una noche de locura en las vegas. Le prometí que solo sería una noche. Y la verdad es que a mí también me apetece mucho. Hemos reservado una cantidad de dinero para gastarlo en esa noche de locura. Fuera de ahí, no tocaremos ni un céntimo más. Cogemos un taxi y nos dirigimos al hotel temático, hemos decidido que la noche de locura será la primera, porque Lola no hace más que decir que así tenemos margen si se nos va de las manos. ¿Por qué se nos va a ir de las manos? A ver, sí, es Las Vegas, pero podemos controlar de todas maneras.

Llegamos al hotel, Lola ha cogido uno que se llama París Las Vegas, creo que no es necesario decir, en qué está ambientado. La verdad es que parece casi un parque temático. Y la habitación ambientada en el romanticismo parisino es espectacular, es moderno, muy moderno, pero con ese aire clásico de Paris. No sé cómo explicarte. Además de las vistas a la Torre Eiffel, porque déjame decirte que, hay una torre casi del tamaño de la original. Es la leche. La verdad. Nada más llegar Lola abre la ventana que da a la Torre y le hace fotos.

— Quiero que me hagas el amor, frente a la torre Eiffel grandullón y quiero hacernos fotos.

— ¿Mientras lo hacemos? — No sé cómo podríamos hacer eso. ¿En serio te planteas seguirla el rollo con eso? Parece una locura ¿No?

— No, después, con nuestras caras de satisfacción y alguna postura sugerente — me levanta ambas cejas insinuantes mientras se deshace de su ropa. Y ese es mi pistoletazo de salida. Bien ¡No tengo puto remedio! Lo hacemos, porque hace tiempo me rendí a todos sus caprichos. Y porque estos caprichos sexuales cada día me gustan más.

Después de una buena ducha. Nos vestimos y decidimos que cenaremos por ahí. Lola se ha puesto un vestido extremadamente ajustado de color negro en terciopelo, con escote corazón y un largo indecente. Yo opto por unos vaqueros ajustados negros y una camisa blanca sencilla. Me pongo zapatos, porque me han dicho que en playeras no te dejan entrar en muchos sitios. Caminamos cogidos de la mano, besándonos en cada rincón que se nos antoja y haciéndonos fotos locas. Comemos perritos en un puesto callejero, y la verdad es que están de muerte. A pesar de que llevan guarrerías a tope. Lola y yo somos felices, los más felices del mundo.

Enséñame a volarWo Geschichten leben. Entdecke jetzt