44. Los gatos comen cebollín

4.2K 672 311
                                    

Esperar es una de las cosas en las que tengo más práctica.
A veces pasaba mucho tiempo en el bosque simplemente esperando porque algo ocurriera, para poder confirmarlo con mis propios ojos.
Esperé el nacimiento de Azul de su huevo, así como también esperé por no recibir la noticia el día en que Linda murió.

He esperado por cosas buenas y malas, pero eso no lo vuelve más fácil.
Y en este ocasión, fue de las difíciles.
De las más difíciles, de esas veces en las que sientes que con cada segundo eterno que pasa algo frío se desliza cada vez más bajo tu piel.
Algo denso y viscoso, frío, que se aferra a ti y va subiendo lentamente pero con seguridad conforme pasan los segundos. Primero, manteniendote en un sitio, sin que puedas hacer más que mirar a la nada mientras esperas cualquier noticia.

Luego llegando a tu estómago y pecho, haciéndote sentir náuseas y un nudo en la garganta cuando empiezas a pensar que ya pasó demasiado tiempo.
Se atora en tus brazos y piernas, haciendo que por más que lo quieras no puedas moverte, no puedes hacer más que esperar ahí.

Y finalmente, llega a tu cabeza y la llena de todos los escenarios más horribles que puedas imaginar, por más imposibles que sean.
También cubre tus ojos, así que aunque quisieras llorar no podrías hacerlo. Las lágrimas se atoran, sin poder salir, igual que la voz en tu garganta.

- ¡Ya regresaron!

Y aún con la sensación tan pesada y asfixiante que se acumula sobre ti, todo cambia con unas simples palabras.
Para mal... O para bien, eso depende de lo que venga después.

- ¡Ukyo...!

Salí de la tienda lo más rápido que mi herida me lo permitió.
Afortunadamente, había una maravillosa iluminación cortesía de la luna y estrellas esta noche.
Pude ver desde una buena distancia la expresión del chico cuando se acercaba con el resto del grupo... Y era buena.
No excelente, pero era buena.
Y era todo lo que necesitaba en ese momento.

Poco después, se asomaron el resto de los miembros del grupo junto con los principales causantes de este desastre.
Hyouga y Homura iban bien atados y sujetos, bajo vigilancia estricta de un buen número de guardias.
Detrás de ellos, otro grupo venía apresuradamente pidiendo ayuda para Tsukasa, quién de puro milagro aún seguí con vida.

Y hasta el final, alcancé a ver el cabello de un cebollín entre el grupo de gente.

Esperé, ya había esperado hasta ahora así que esperé otro poco. Esperé el eterno rato en que Senku tardó en dar indicaciones a los que se iban a encargar de Tsukasa y a todo los demás. Esperé pacientemente en la entrada de la tienda, hasta que finalmente sus ojos voltearon hacia acá y comenzó a acercarse.

Con cada paso que daba, mi corazón marcaba un latido. Y cuando finalmente llegó conmigo y apoyó su mano en mi cabeza, mi corazón se detuvo por un momento, reanudando su ritmo hasta que escuché su voz cerca de mi oreja.

- Buen trabajo, panterita

Y justo en ese momento, pude dejar de esperar.
Dejé de apoyarme simplemente en la esperanza y confianza que tenía en que Senku iba a estar bien, y me dejé caer en la afortunada realidad de que él de verdad había regresado bien.

- Sen... Senku...

- Ah, vamos, eres un llorón

- ¡N-no estoy llorando!

- Si, claro

Senku se rió, y yo hice lo mismo con la voz un poco ahogada.
Él me acarició la cabeza suavemente, antes de inclinarse para esconder su rostro en mi cuello, haciendo que me quedara completamente quieto.
Él habló en voz baja, haciéndome sentir cosquillas en la piel.

Enredo Cuántico /-Senku x Male Reader- Where stories live. Discover now