Él no pudo conseguir que pararan y cuando menos lo pensó lo empujaron hacia la cama, provocando que cayera de espaldas en esta; se reincorporó y se recargó en el cabezal de la cama. Apenas estaba tomando un respiro cuando la mujer de cabello rubio se puso encima con sus piernas a los costados de su cintura, mientras que la otra mujer de cabellos negros se arrodilló a su costado buscando sus labios para besarle.

Él no se negó, besó a la hermosa chica pelinegra haciéndola musitar pequeños gemidos usando sólo sus labios. La mujer de cabellos rubios parecía ser más atrevida, pues ya se encontraba saltando sobre su polla vestida, tratando de despertarlo. No pudo resistirse a sus movimientos y en pocos minutos obtuvo una erección, lo que hizo que la chica rubia comenzara a frotarse al sentir ese bulto justo en su centro; moviéndose de delante hacia atrás en un vaivén que parecía nunca terminar, repitiendo esa misma línea una y otra vez.

Entre tanto, Jackson estaba muy entretenido jugando con los labios de la pelinegra, dándole picos para ver la forma en que ella se desesperaba al no sentir sus labios sobre los de ella. Las traviesas manos de Jackson encontraron un lugar en los grandes pechos de la pelinegra, con cuidado los apretó para ver los gestos de la chica, quien no pudo contener sus gemidos.

Esto era sólo un golpe para entrar en calor, la verdadera diversión y placer terrenal estaba por comenzar.

—Ya me cansé de jugar sobre la ropa —habló separándose de los labios de la chica de cabello oscuro—. ¿Qué tal si ustedes dos preciosuras se quitan la ropa para mí?

Las dos chicas se miraron entre sí. Sus prendas no tardaron en descender, perdiéndose entre las sábanas. Se despojaron de todo lo que pudiera ser estorboso, cómo sus zapatos, sus vestidos y sus ropas interiores; quedando desnudas, tal cómo Jackson quería. Para él ellas se veían cómo un delicioso platillo servido a la mesa, era tan hermoso pero a la vez tan apetitoso.

Las espaldas de las chicas chocaron contra el respaldo de la cama, estando de piernas abiertas a su depredador, quien parecía estar muy hambriento, babeando por saber cómo sabían sus coños. Su boca se apoderó de la feminidad de la rubia, dándole algo de diversión; pero antes, humedeció dos de sus dedos y los introdujo dentro de la intimidad de la pelinegra, haciéndola soltar un suspiro al sentir como ese hueco se llenaba con esos largos dedos.

La rubia no paraba de acariciar esa rizada cabellera y jalándola cuando Michael lamía ese punto sensible. La atmósfera de la habitación había aumentado, demasiado caliente. Las chicas gemían sin parar, lo más seguro es que sus fuertes sonidos se escuchaban hasta el pasillo fuera del cuarto.

Moviendo sus dedos de adentro hacia afuera, acariciando ese tejido suave y sensible, introduciendo su lengua dentro de ellas, chupando con cuidado sus clitorís; fue así cómo logró que esas dos apuestas chicas se corrieran y derramaran sus fluidos en su cama en una noche que sería inolvidable para ellas.

Con la respiración agitada por todo el esfuerzo se acostó entre las chicas intentando recuperar algo de aire. Él no se había quitado ni una sola prenda aún, así que ellas le hicieron el favor; empezaron a quitarle la ropa entre besos y caricias salvajes. Michael se puso nervioso ante esto, no estaba acostumbrado a que las mujeres estuvieran encima de él, pues casi siempre era al revés.

La chica rubia se deshizo de su camisa, deslizándola por sus brazos para quitársela; mientras que la pelinegra se deshacía de su estorboso cinturón. Entre las dos le bajaron el pantalón hasta dejarlo semidesnudo, cómo toda una obra de arte. Y al bajarle la ropa interior se miraron sorprendidas por el gran tamaño de su paquete, en verdad era gigante. Cuando se les pasó el asombro miraron a esa bestia con picardía, tan parado.

Imaginas: Fantasea Con Michael Jackson [#3]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang