Él asintió y sus ojitos estaba cerrándose por el sueño.

—Ya es hora de dormir mis amores.-les empecé a cantar y sus ojitos empezaron a cerrarse abrazándose mutuamente. Dejé un beso en sus cabecitas y salí apagando las luces.

—¿Qué hablarás con Zhak?-preguntó Jackson viendo por la ventana.

Estaba acostada en su cama viendo a la nada-no lo se, nena.-le dije mordiendo mis labios.

—Primero hablen y después veremos que pasa, tranquila nena.-se sentó a mi lado y empezó a jugar con mi cabello.

—Esta bien...-le dije-cuida a los niños mientras no esté por favor.

—No tienes porque pedírmelo yo encantado lo hago.-lo besé y luego me paré a arreglarme para ir a la playa.

El viento hacía volar mi cabello mientras veía enamorada el agua cristalina de la playa mi vestido se movía y suspiré esperando a Zhak.

—En que momento empezamos hacer cosas que los amigos no deberían hacer como besarnos y lo otro...-me sonrojo tocando mis labios al recordar los besos de él. Le estaba contando a la estrellas mis tristezas cuando una fugaz pasó y rápidamente pedí un deseo con todo mi corazón, sonreí esperando que se cumpliera.

Una barbilla se posó en mi hombro izquierdo y unos brazos rodearon mi cintura haciendo que mi corazón se acelere y mis mejillas enrojezcan.

—Te ves más preciosa que nunca, cariño.-susurró Zhak en mi oído y mi piel se estremeció.

Puse mis manos encima de las suyas y le dije:-gracias... Zhak.

Podía sentir los latidos de su corazón en mi espalda descubierta gracias al vestido de tiras que cargaba.

Él me soltó pidiéndome que me giré y lo hice a unos cuantos pasos había una manta y una canasta preciosa, tomó mi mano y caminamos hacía ahí nos sentamos y Zhak me ofreció unas uvitas verdes de esas que no tienen pepas, las tomé y le agradecí dejando un beso en su mejilla.

—Miel...-me llamó sirviéndome jugo en un vaso.

—Gracias-le sonreí.

—No sabía de la existencia de nuestros hijos quiero que me perdones.-yo negué acabándome el jugo y dejando el vasito a un lado metido en la canasta.

—No, no tengo nada que perdonarte-vi sus ojos-tú no avanzaste a oír cuando yo te lo grité.

—Lo siento tanto Mellea por todo lo que te dije aquel día, ése no era yo.

—No te preocupes...-acaricié su rostro y nos fuimos acercando poco a poco quería besarlo aunque sabía que estaba mal...

—No...-dije separándome y viendo hacía otro lado.-no puedo besarte debo respetar el hecho de que Clarissa será tu futura esposa, Jackson me lo ha contado.

Él se tensó y suspiró-Jackson, Jackson, Jackson, sigue metiéndose donde no lo llaman.

—¿Porqué lo odias tanto?-le pregunté mientras me acuesto en la manta y miro las estrellas.

—Jackson siempre estuvo enamorado de ti, lo intuí.-quise reírme porque eso no era posible Jack es gay.

—Eso es imposible...-le dije riéndome a carcajadas.

—¿Qué tanto te da risa?.-estaba confundido.

—Nada, nada.

En realidad Jack siempre estuvo enamorado de él no de mí.

—Bésame Dios recordado.-le pedí subiéndome encima de él-bésame y ya mañana podemos arrepentirnos si queremos.

—Miel...-susurró apretando mi cintura y acercando sus labios a los míos.

—¡Zhak!-gemí al sentir como su lengua jugaba con mi pezón y sus dedos entraban y salían de mi boca chupándolos y lamiéndolos.

—Oh... cariño...-bajó dejando besos por mi abdomen con pequeñas estrías y lentamente me quitó el interior dejándome desnuda bajo la luna.

Volví a gemir cuando él jaló mis vellos provocando un palpitar en mi clítoris-No sabes como se me ha puesto la verga de solo ver tus vellos rojizos preciosa.

Chillé cuando abrió mis piernas y luego me vio fijamente, apretó mi cuello con una de sus manos y con la otra sostuvo su miembro acercándolo a mi vagina que goteaba lo pasó de arriba abajo mojándolo y después lo dejó en mi entrada.

⭐⭐⭐✨⭐⭐⭐

Terminamos agotados y riendo como los viejos tiempos, suspiré y me acomodé de lado para poder detallarlo mejor, pasé mis dedos por su pecho haciendo pequeñas figuras sin forma.

Las estrellas y la noche fueron testigo de como hicimos el amor después de tantos años en dónde pensé que nunca más lo vería.

—Zhak...-lo llamé y él abrió los ojos sonriéndome.

—Dime, Miel.-susurró acariciando mi cabello.

—Es que...-se me hizo un nudo en la garganta y los ojos me ardieron-Azúcar se ha perdido-y ya no pude controlar el llanto abrazándolo-fue un descuido... yo... yo dejé la puerta del patio abierta estaba entrando la ropa y no vi cuando él se salió... Dios, Zhak no quiero que nada le pase a mi perrito lo tengo desde que era un cachorrito en unos días será su cumpleaños número 7 y si vieras lo que los niños le tienen planeado hacer-me reí negando-mis pequeños le van hacer una fiestita sorpresa a Azúcar pero me dolería que hasta ese día no haya aparecido desde que se perdió lo he buscado día y noche menos hoy por que estoy aquí contigo, cariño.

Cuando alcé el rostro de su pecho pude ver que también lloraba en silencio...

—Carajo... no puede ser verdad Azúcar no pudo perderse, mi vida.

Yo asentí ambos amábamos a nuestro cachorro porqué él había decidido ser el padre de mi perrito sin yo pedírselo, le compró juguetes, comida he incluso una casita de madera con el nombre, unos días antes de separnos sin saberlo.

La casita la guardé en el sótano de abajo de la casa Azúcar nunca más quiso dormir ahí desde que se dio cuenta de que Zhak ya no lo venía a visitar, aunque no creas los animalitos se dan cuenta de todo.

—Haremos lo posible por encontrarlo, te lo prometo mi dulce Miel por nuestros hijos y por nosotros que debemos recuperar los años que perdimos...

Cerré los ojos con esa promesa mientras sentía como él limpiaba mis lágrimas y nos tapó con una manta, seguíamos desnudos en la hermosa playa de Wells.

—¡Buenos días, mis amores!-grité feliz entrando a casa pasando por los muebles hasta llegar a la cocina y verlos comiendo.

—Mami, te tenemos una sopresa-Zhak codeó a Jack y él rió tapándose la boca. Yo alcé una ceja riéndome y me senté alado de ellos Jackson estaba de espaldas haciendo el desayuno.

—¿A ver cuál es esa sorpresa?-les dije besando a ambos en las mejillas.

—Mejor come, Mellea por qué no creo que tengas las energías completa para la gran sorpresa que te tenemos.-me guiñó un ojo y no pasé desapersivido su sarcasmo entre líneas.

—Bien...-respondí.

Nota.

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