—Deja de acosar a Donovan, viene acompañado —otro de los chicos de las filas traseras, el que se había presentado como Rocky, la reprendió frunciendo el ceño. Ella se le quedó mirando un momento y luego se giró hacia James, inclinándose sobre los asientos, observándole con una expresión extraña, como si no hubiese notado su presencia hasta ese momento.

—¿Quién eres tú? —le preguntó, su tono era inocente, pero demasiado calculado. James retrocedió un poco, intentando evitar que la chica invadiera su espacio.

—Soy James —respondió, sin sonreír, no era muy bueno sonriendo cuando estaba nervioso.

—Ya veo —ella se enderezó en su lugar, cruzándose de piernas. Él tuvo que admitir que la chica era bastante llamativa, estaba usando unas botas negras con un tacón grueso y alto. Llevaba unos shorts tornasol y un top que dejaba descubierto su ombligo, de mangas caídas y amplias, del mismo material. Ambas piezas en un tono menta que parecía cuidadosamente estudiado. En serio era bonita—. ¿Y será que me puedas ceder tu lugar? Donovan casi no viene por aquí y quiero sentarme a su lado —su expresión era tan dulce como un pastel recién horneado, pero sus palabras eran todo lo contrario. James no supo que decir, el resto no parecía asombrado por el comentario, pero sus muecas dejaron ver que el ambiente había puesto incómodo.

James abrió la boca sin saber que responder, sus ojos se movieron a Donovan en busca de ayuda.

—Bubbles —intervino este, lanzándole una mirada de advertencia. Ella aprovechó para ponerse en cuclillas detrás de él, colocándose a centímetros del rostro de Donovan. Parecía que tenía algún problema con el espacio personal.

—¿Qué? —ella le miró, sonriendo mientras arrugaba la nariz, parecía una dulce muñequita.

—Déjalo en paz —Donovan no estaba siendo suave, pero ella parecía encontrar aquella frialdad encantadora.

A James le pareció chocante la manera en que se miraban.

—Pero quiero sentarme a tu lado —lloriqueo, poniendo los más adorables ojos de cachorro que hubiese visto jamás. Donovan le empujó la frente con el dedo índice, obligándola a retroceder

—Regresa a tu asiento, la película está a punto de comenzar —dijo, señalando a Mustafa, que llevan a un rato peleando con el proyector.

—¡Pero yo me quiero sentar a tu lado! —espetó, aferrándose a los hombros de Donovan en un gesto que llamó la atención de todos en la sala. Ella tenía las uñas pintadas de negro, sus mejillas tenían mucho colorete y parecía que estaba permanentemente sonrojada, mientras sus labios rosas resaltaban muchísimo en su piel blanca. James dejó de mirarla de inmediato y se concentró en la pantalla, rogando porque Donovan no le pidiera que se recorriera de lugar. Las chicas lindas que eran tan conscientes de su apariencia, siempre conseguían lo que querían.

—Deja de ser tan empalagosa y siéntate en tu maldito lugar —Rocky tenía mala cara, parecía molesto por la escena que se estaba armando. James no conocía al muchacho, pero era obvio que se trataba de una persona de poca paciencia.

—Vamos, no seas grosero —Michelle, la chica que estaba sentada al lado de Rocky, se le recargó en el hombro al hablar.

—Hazle caso a tu novia y metete en tus propios asuntos —Bubbles le sacó la lengua antes de dirigir su atención a Donovan una vez más—. De todas formas, a Donovan no le molesta que hable con él ¿Cierto? —preguntó, continuando con su campaña por acaparar la atención del chico.

—La película está por empezar —repitió este, causando que Rocky soltara una carcajada.

Bubbles frunció el ceño, cruzándose de brazos.

El destino de las estrellasKde žijí příběhy. Začni objevovat